La Presidencia Española y la crisis en las relaciones trasatlánticas
por María Ángeles Muñoz, 10 de marzo de 2010
Durante la Presidencia española de la Unión Europea en el primer semestre de 2010 se ha escenificado un distanciamiento creciente entre la Unión y Estados Unidos. El enfriamiento de las relaciones trasatlánticas desde la llegada de Obama a la presidencia es una realidad y este factor incide directamente en la crisis de posicionamiento internacional de la Unión Europea. En este contexto no es difícil predecir que si Europa pierde uno de sus principales aliados en la sociedad internacional su situación de debilidad estratégica aumenta. Además el calado de este “enfriamiento” es aún mayor si se tiene en cuenta que Estados Unidos fue un actor esencial en los orígenes de la creación de la “nueva” Europa. El apoyo de EEUU y su interés por ver una Europa unida y fuerte -dueña y responsable de su futuro- fue un elemento de gran importancia en la cadena de oportunidades que surgieron para Europa en los años cincuenta del siglo pasado.
El distanciamiento entre la Unión Europea y Estados Unidos se debe a varios factores que merece la pena desglosar. Por una parte Estados Unidos ha reorientado su mapa de prioridades a nivel internacional, según los objetivos marcados por la administración Obama. El propio presidente confirmó este cambio de postura durante la Quinta Cumbre de las Américas -celebrada en Puerto España en abril de 2009- al afirmar que “no hay socio principal ni socios minoritarios en nuestras relaciones; existe simplemente el entendimiento basado en el respeto mutuo, intereses comunes y valores compartidos”.[1]
El contenido de esta declaración afecta por supuesto a Europa, socio y aliado de Estados Unidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Durantes estos años Europa ha sido un agente importante para EEUU gracias a una comunidad de valores compartidos entre ambos que Washington creía importante fortalecer y divulgar. Sin embargo en la actualidad Europa no encarna definitivamente ese marco de valores, bien por su falta de eficacia bien por su desorientación acerca de cuál es su papel en el mundo; o desde una perspectiva práctica porque la Unión Europea se ha mostrado poco receptiva ante los compromisos que se le han sugerido desde el otro lado del Atlántico (aumento de tropas para la guerra de Afganistán, cooperación más estrecha en lucha antiterrorista, mantenimiento de posiciones de la OTAN...). A todo esto se suma la nueva visión en la Casa Blanca acerca del sistema de relaciones propias en la sociedad internacional. Ante la emergencia de economías en ascenso como las asiáticas y el impacto de la crisis económica en las potencias “históricas” Obama ha implantado una nueva hoja de ruta absolutamente pragmática. Las relaciones exteriores de EEUU fluctúan en función de intereses y objetivos, tal y como ha reconocido su presidente.Obama es consciente que en Asia se gesta un nuevo orden mundial multipolar. La crisis financiera norteamericana ha descubierto que Estados Unidos ya no puede resolver sólo los grandes retos globales y que China e India serán grandes protagonistas en un futuro no lejano. Prueba de ello es que Obama visitó Shanghai y Pekín del 15 al 18 de noviembre de 2010. Obama busca entenderse y cooperar con China para reconducir los efectos de la crisis económica y afrontar otros desafíos globales como el cambio climático y la proliferación nuclear. Hillary Clinton ya avanzó en febrero que las discusiones sobre la situación de los derechos humanos en China no podían bloquear la cooperación bilateral, sobre todo porque este país es el principal acreedor de Estados Unidos. [2] Del mismo modo Obama busca reafirmar sus relaciones con Japón, Corea del Sur e India, y esto ha tenido su reflejo en la gira asiática que comenzó en Japón el 13 de noviembre y que finalizó en Corea del Sur el 17 y 18 del mismo mes.
Estos datos confirman que Estados Unidos se concentra en la actualidad en estrechar sus relaciones con las economías emergentes, objetivo más rentable que profundizar en la cooperación con la vieja Europa. Obama ha cambiado la doctrina del bilateralismo por un multilateralismo en distintos órdenes.
Abordando la influencia que este giro ha podido tener en las relaciones entre Estados Unidos y Europa podemos introducir que el “desencuentro” ha sido cada vez más llamativo. Pero este desencuentro no ha venido motivado exclusivamente por el cambio de perspectiva exterior norteamericana; también ha sido propiciado por diferencias y tensiones que abarcan desde la economía hasta la visión en el papel de la lucha antiterrorista, pasando por la delicada cuestión de cómo articular formalmente las relaciones entre Washington y Bruselas (aspecto fundamental). Sobre este último punto acerca de la articulación de las relaciones, la Administración Obama ha mostrado su ”confusión” ante la proliferación de cargos y cambios constitucionales contemplados por el Tratado de Lisboa. Estos “cambios de arquitectura”[3] dificultan poder saber -según Washington- con quién y cuándo tratar con la UE.[4]
En opinión de Charles Kupchan, especialista en estudios europeos del Council on Foreign Relations, “precisamente porque no existe una respuesta a la pregunta de quién está a cargo de Europa es por lo que Washington ha expresado su frustración”. La expresión de este problema fortalece el análisis sobre la debilidad del liderazgo europeo; no existen rostros con credibilidad y prestigio suficientes para sustentar los principales cargos de la Unión, y los que ya han sido nombrados están muy lejos de encarnar con visión el puesto para el que se les ha elegido. A juicio de Kupchan Europa se encuentra en un “limbo institucional” donde los países miembros como España no renuncian al margen de maniobra y prestigio asociados con la presidencia rotatoria. Con idéntica línea de estudio se manifestaban recientemente los analistas del diario alemán Der Spiegel, señalando que cuando llega la hora de las relaciones internacionales cada estado miembro de la Unión Europea mira únicamente por sus propios intereses, y esto es particularmente notorio cuando se trata de las relaciones con Estados Unidos: “Los británicos continúan salvaguardando su especial relación; el Presidente francés Nicolás Sarkozy siempre intenta cruzar su camino junto a Obama en las fotos institucionales de grupo y los españoles esperan hacer uso de la cumbre entre la Unión Europea y Estados Unidos para convertirse en el principal foco de la opinión pública”.[5]
Volviendo a Kupchan, en distintas ocasiones ha debatido acerca de las relaciones trasatlánticas y ha analizado los cambios en la política exterior norteamericana desde la llegada de la administración Obama. En este sentido el Wall Street Journal sugería recientemente que los europeos, tan enamorados como se habían mostrado de Obama, deberían acordarse ahora de los años del mandato de Bush; al fin y al cabo –señalaba el diario- el dirigente republicano había atendido con diligencia cada cumbre entre Estados Unidos y la Unión Europea.[6]
Kupchan opina que dichos cambios han influido en las relaciones trasatlánticas. Cambios que se han operado en paralelo a una progresiva “renacionalización” de las políticas de la Unión Europea. Este factor también ha influido en estas relaciones trasatlánticas.[7]
Con el fin de verificar este citado distanciamiento en las relaciones UE-EEUU hemos realizado una selección de algunos hechos recientes que lo corroboran:
· Del 17 al 18 de diciembre de 2009 se celebraba en Copenhague - Dinamarca- la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio Climático. El desarrollo de esta conferencia dio claras muestras al mundo del “aislamiento” europeo. Denominada COP 15, la «15a Conferencia de las partes» era organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Dicha Convención organiza conferencias anuales desde 1995 con la meta de preparar futuros objetivos para reemplazar los del Protocolo de Kioto, que termina en 2012. Esta cumbre fue la culminación de un proceso de preparación que se inició en Bali en 2007, con una “Hoja de Ruta” adoptada por los países miembros. El objetivo de la conferencia, según los organizadores, era “la conclusión de un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima. Este acuerdo debía tener validez en todo el mundo, con aplicación a partir de 2012”. En la última noche de la cumbre se gestó el acuerdo final entre cuatro grandes países emergentes y Estados Unidos en una reunión convocada por el primer ministro de China Wen Jiabao. En esta reunión participaron los presidentes de India, Brasil y Suráfrica, incorporándose después el presidente de EE.UU. Después de llegar al acuerdo a puerta cerrada, Barack Obama lo comunicó a la Unión Europea que lo aceptó.[8]
Es importante tener en cuenta el hecho que la Unión Europea estuviera fuera de esta reunión decisoria de la cumbre, más aún cuando la misma se celebraba en un país europeo y cuando la Unión deseaba presionar para lograr un acuerdo vinculante. En concreto, la Unión Europea había apelado a China y EEUU -los principales contaminantes del mundo- a asumir mayores compromisos para lograr el objetivo de la cumbre de limitar la subida de la temperatura a 2 grados centígrados para finales de siglo. Muchos de los países que adoptaron la decisión final se encuentran entre los más contaminantes del planeta, y los intentos de los representantes europeos por participar quedaron en nada según testigos de la prensa internacional que relatan que a Europa se le dio literalmente con la “puerta en las narices”.
· En el marco de las relaciones exteriores de la Unión Europea es preciso seguir la agenda de encuentros entre la nueva alta Representante para la Política Exterior de la Unión, la británica Catherine Ashton, y la diplomacia norteamericana. En el resultado de la búsqueda de entrevistas bilaterales Ashton tan sólo ha realizado un viaje oficial a Washington – en enero de 2010- para reunirse con la secretaria de Estado Hillary Clinton. Esta primera visita de toma de contacto no serviría para suavizar los efectos del anuncio hecho -días después- de que Obama no asistiría a la Cumbre bilateral semestral que iba a tener lugar en España.
· La Casa Blanca anunciaba en febrero de 2010 que Obama no asistiría a la cumbre bilateral semestral. Es el primer presidente americano que no acude a tal reunión que en este caso estaba convocada para el mes de mayo en España. Según Phillip Gordon, secretario de Estado adjunto para Europa, “el presidente nunca tuvo en sus planes una cumbre en primavera con la Unión Europea”. Desde el Partido Popular Europeo, su secretario general, Antonio López Isturiz, interpretaba este hecho como un “desplante para Europa” y consideraba que con ello se desperdiciaba una “magnífica ocasión para tener una agenda conjunta”.[9] A su juicio, este anuncio vendría a demostrar la “falta de apuesta por la Unión Europea”[10] que tiene la política exterior de Obama. Con independencia de las opiniones particulares lo cierto es que el rechazo de Obama de acudir a esta cumbre bilateral muestra que la UE está lejos de sus prioridades.
· El pleno del Parlamento Europeo (PE) rechazaba en febrero de 2010 el acuerdo interino entre los Veintisiete y Estados Unidos para la transferencia de datos bancarios en la lucha antiterrorista, lo cual suponía un nuevo golpe a las maltrechas relaciones transatlánticas. La Eurocámara tomaba esta decisión al considerar que no tenía las suficientes garantías en materia de privacidad y protección de la información. Un total de378 diputados votaron en contra frente a los 196 que apoyaron el convenio, cuya aplicación queda paralizada. Los eurodiputados de la Comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo habían manifestado su malestar por la forma en que se había firmado el acuerdo previo, calificándola de “inaceptable” e “irritante” y habían pedido al Consejo que lo suspendiera hasta que fuera sometido a votación por la Eurocámara. Las objeciones de ésta fueron más allá del procedimiento, y los eurodiputados mostraron su indignación por la forma en que Estados Unidos recopila y utiliza la información.[11] Esta decisión final unida a las críticas europarlamentarias ha aumentado el desencuentro entre la Unión Europea y la Administración estadounidense.
Todos estos acontecimientos cobran una especial relevancia en este semestre de la Presidencia Española de la Unión Europea. Si muchos esperaban que ésta sería una oportunidad para España y para Europa, se han equivocado. Precisamente en el momento en que España esperaba reposicionarse han estallado todas las dudas acerca de los liderazgos en el seno de la Unión. Y en lugar de trabajar en esta coyuntura y emprender un trabajo de coordinación entre las distintas instituciones europeas, la Presidencia española se ha limitado a pasar con mediocridad a otros la patata caliente. Así Rodríguez Zapatero salía al paso en su primera comparecencia como presidente temporal de la Unión alegando que, en caso de crisis, la batuta del mando europeo está manos de Van Rompuy. Si alguien llama desde el otro lado del Atlántico el teléfono que debe sonar es el del presidente permanente del Consejo “porque para eso se ha instituido”, según declaraciones del presidente. Ante tal confusión y aún más desconcertante respuesta, ¿cómo puede Estados Unidos interpretar que España es el socio creíble que representa y encabeza con responsabilidad a la Unión Europea?
Si en momentos de crisis se aborta de entrada la oportunidad de asumir un papel decisivo en el marco de elaboración de respuestas comunitarias a la crisis global, ¿qué tipo de liderazgo desea ejercer Zapatero en Europa? En esta coyuntura el presidente se olvida que no es cabeza de gobierno exclusivamente, sino que representa a nuestro país. Con esta posición de debilidad institucional sigue impidiendo que España recupere un lugar digno en el seno de la Unión y en el proceso de toma de decisiones, sobre todo porque elude el compromiso real. No en vano, ya desde el comienzo de la presidencia rotatoria, la autoridad de Zapatero ha sido cuestionada. Así las publicaciones económicas Financial Times y The Economist ponían en tela de juicio su capacidad para hacer frente a la crisis actual con la siguiente pregunta: “¿Puede capitanear la recuperación económica de Europa el líder de un país que sufre duramente las consecuencias de la crisis y cuya tasa de desempleo duplica la media europea?”.12 Este cuestionamiento que ha sido un duro golpe no sólo para España sino para la propia Europa y debería hacer reaccionar a un gobierno que pierde crédito internacional a gran velocidad y que de cara a Estados Unidos no es un interlocutor suficientemente válido como para sentarse con el cara a cara en una cumbre bilateral.
Mª Ángeles Muñoz (Madrid, 1978) es politóloga por la UCM especializada en Análisis Político y Relaciones Internacionales, con doctorado en Procesos Políticos en la UE y países de la Antigua Unión Soviética (UNED). Ha sido profesora de Sociología en Valencia, donde también ha coordinado formación en Dirección y Comunicación para profesionales a través de la Universidad Politécnica (UPV). Actualmente participa en foros de estudio europeo y realiza análisis político y electoral en diferentes medios.
Notas
[1] CARLSEN, LAURA: “Obama Pledges to Seek “Equal Partnership” At Americas Summit: Matching Words with Deeds”, Americas Program, Center for International Policy el 23 de abril de 2009
[2] GINÉ DAVÍ, JAUME: “Barack Obama apuesta por Asia-Pacífico”, en Economía Exterior, nº 51, invierno 2010
[3] La diversidad de representantes actuales de la Unión Europea dificulta la comunicación: José Manuel Durão Barroso (presidente de la Comisión Europea desde el 23 de noviembre de 2004), Catherine Ashton (alta representante para la Política Exterior de la Unión Europea desde noviembre de 2009) , Van Rompuy (primer presidente permanente de la Unión Europea desde noviembre de 2009 ) y el presidente rotatorio (Rodríguez Zapatero durante la Presidencia española de la Unión en el primer semestre de 2010)
[4] RODRÍGUEZ, P. / SERBETO, E.: “Obama-UE, un desencuentro trasatlántico”, en ABC el 13 de febrero de 2010
[5] PETERS, CATHARINA, SCHLAMP, HANS-JÜRGEN / PETER SCHMITZ, GREGOR: “A Crisis in Trans-Atlantic Relations. Why Obama is ignoring Europe”, en Der Spiegel el 9 de febrero de 2010. Versión on-line: http://www.spiegel.de/international/europe/0,1518,676799,00.html
[6] Ibídem
[7] KUPCHAN, CHARLES: “Discuss Transatlantic Relations”, en el Peace Research Institute Frankfurt (PRIF) junto al . Consulate General of The United States el 17 de septiembre de 2009
[8] MENDES, RAFAEL: “La Cumbre de Copenhague. Un Pacto bajo mínimos”, publicado en El País el 19 de diciembre de 2009
[10] Ibídem
[11] “Transferencia de datos bancarios a Estados Unidos, ¿sí o no?”, artículo de Justicia y asuntos de interior en http://www.europarl.europa.eu/news/public/story_page/ el 5 de febrero de 2010
12 EL PAIS.com.: “Zapatero: “Si alguien llama a Europa, el teléfono es el de Van Rompuy”, el 8 de enero de 2010.