La fuga del candidato

por Ignacio Cosidó, 13 de julio de 2011

 

(Publicado en Diario Palentino, 10 de julio de 2011)
 
La salida de Alfredo Pérez Rubalcaba del Gobierno tiene algo de huida hacia delante. Era una dimisión prácticamente obligada. El solapamiento de funciones hacia no solo imposible que pudiera compatibilizar todos los cargos, sino que surgían permanentes conflictos entre sus posiciones como ministro del Interior, como portavoz y presidente de facto del Gobierno y como candidato del PSOE. Pero la dimisión llega demasiado tarde como para que pueda poner distancia entre su proyecto y el fracaso que encarna Zapatero. Rubalcaba es el principal cómplice del desastre a que nos han conducido los últimos siete años de gobierno socialista y es además el heredero nombrado a dedo por Zapatero.
 
Rubalcaba abandonará el ministerio del Interior en un momento de máxima tensión. La conflictividad en el seno de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado está a punto de estallar. El Consejo de Policía nace herido tras un desastroso proceso electoral. En Guardia Civil hay una tensión creciente. Los cómplices de ETA en el País Vasco están envalentonados tras su éxito electoral y ocupan más poder del que han tenido nunca. La presión migratoria está repuntando y a pesar de las manipulaciones estadísticas hay un peligroso repunte de la delincuencia. El caso «Faisán» y algunos otros casos judiciales pueden deparar sorpresas desagradables en los próximos meses. En estas circunstancias, que Rubalcaba abandone el Ministerio del Interior no significa que el Ministerio le abandone a él. Las sombras de su gestión como ministro le perseguirán ahora como candidato. Es más, su salida del despacho de la sede de Castellana puede acentuar el vacío de poder y precipitar algunos de los acontecimientos.
 
Su cese como Vicepresidente Primero dejará además a un Gobierno descabezado, con un presidente ausente y sin nadie que pueda asumir la dirección política.
 
La urgencia de unas elecciones anticipadas se hará cada vez más evidente. El PSOE se ha entregado en cuerpo y alma a Rubalcaba. En situaciones desesperadas es donde los colectivos humanos son más vulnerables a la tentación del caudillaje. Los primeros movimientos del candidato muestran claramente que las siglas centenarias del partido serán arrinconadas en letras diminutas durante la campaña. Este puede ser el epílogo definitivo del Partido. Ya lo hicieron con las siglas de ZP y así les salió el experimento. Ahora P punto puede convertirse en un punto final.