La emergente amenaza de Al Qaeda en el Sinaí

por Óscar Pérez Ventura, 11 de noviembre de 2011

 
Todo parece indicar que simpatizantes de Al Qaeda pretenden abrir un nuevo frente en la Península del Sinaí. Como es bien sabido, esta franja de terreno perteneciente a Egipto es puerta de entrada a Israel y Gaza, representando un lugar estratégico entre el Mediterráneo y el Mar Rojo con intereses turísticos como Sharm el Sheij.
 
Egipto representa un escenario sumamente problemático  sobre todo a raíz de la revolución popular que produjo el derrocamiento del presidente Mubarak, que trajo consecuencias a la seguridad nacional: es el caso de la liberación masiva de presos (muchos de ellos yihadistas) o la pérdida de autoridad por parte de las fuerzas policiales y del ejército.
 
1. Al Qaeda en la región
 
Antes de abordar las cuestiones relacionadas por este grupo, conviene recordar la situación actual referente a las “franquicias” regionales de Al Qaeda.
 
Estas se encuentran conectadas aunque no dirigidas de manera vertical por Al Qaeda central; poseen independencia pero están coordinadas; tienen la capacidad de replicarse sin contar con estructuras centrales de liderazgo, y aunque presentan rasgos confusos de organización central, son claras en sus estrategias.
 
El precursor de Al Qaeda en el Sinaí es el Ejército del Islam, organización salafista yihadista fundada en 2005, y que desde su creación se ha identificado con la causa del desaparecido Bin Laden. Entre sus acciones terroristas se incluye el secuestro de dos periodistas de la cadena de televisión estadounidense Fox News, así como ataques terroristas tanto contra objetivos israelíes como estadounidenses. Este grupo ha operado contra bases estadounidenses instaladas en la península del Sinaí en cooperación con elementos de Hamás.
El 2 de agosto de 2010, el puerto jordano de Akaba fue el blanco de dos misiles que causaron daños importantes en el Hotel Intercontinental. Al mismo tiempo, la base estadounidense de Al Gura que comanda las fuerzas internacionales en el Sinaí también fue atacada. La audacia de estos ataques demuestra que Al Qaeda dispone en el Sinaí de la logística y de los equipamientos para desafiar las fuerzas internacionales.
 
El gobierno de EEUU incluyó en mayo de este año al Ejército del Islam en su lista de organizaciones terroristas por sus “conexiones con Hamás y establecer vínculos con Al Qaeda”, hecho que permite al Departamento de Estado congelar las propiedades y bienes que pueda poseer este grupo terrorista en EEUU.
 
2. La emergente amenaza alqaedista
 
Un punto de inflexión de la violencia yihadista en la península del Sinaí ocurrió tras el ataque a una comisaría de policía en la ciudad de Al-Arish, situada al norte del Sinaí. Varios pistoleros enmascarados armados con armas automáticas acabaron con la vida de tres civiles y un agente de policía además de resultar heridas otras diecinueve personas. Tras ese asalto, un grupo de enmascarados atacó pocos días después con lanzagranadas una planta de gas ubicada en la zona de Sheij Al Zaued, próxima a Al Arish, aunque solo causó la rotura de un conducto del gasoducto.
 
Estos dos incidentes aparentemente no relacionados, fueron reivindicados en unos panfletos repartidos en los alrededores de una mezquita en Al Arish y titulados “Una declaración de Al Qaeda en la Península del Sinaí”. En este documento, y utilizando la retórica de la mejor propaganda yihadista, se incluyen versículos del Corán, afirmando que el Islam es la única y verdadera religión, y que debe ser seguida de acuerdo a los principios sublimes de la Sharia. Seguidamente en el folleto se pasa a criticar el tratado de Camp David, donde se estableció la paz entre Egipto e Israel en 1978 y que desmilitarizó la región del Sinaí. En él, también había palabras para los beduinos a los que consideran “discriminados” por la política de Egipto más preocupada en explotar las zonas turísticas del Sinaí para disfrute de los occidentales. Acaba el panfleto arengando a los muyahidines a combatir en el Sinaí para evitar el robo de la riqueza por parte de los infieles. 
 
Si bien ningún portavoz de Al Qaeda a nivel central ni ningún comunicado oficial por parte del grupo terrorista ha reconocido a estos yihadistas el Sinaí como una nueva rama de Al Qaeda, el mismísimo Ayman Al Zawahiri, felicitó a estos combatientes por sus ataques. Esto explica que por parte de Al Qaeda existe un evidente interés por dar apoyo a aquellos grupos que intentan difundir el terrorismo de índole yihadista y más aún cuando éste se perpetra en un país del mundo arabo-musulmán como en este caso Egipto.
 
Fuentes de las fuerzas de seguridad egipcia, sospechan que Ramzi Mahmoud Al Mowafi, antiguo médico personal de Bin Laden, experto en explosivos y armas químicas, podría estar detrás de este intento de acercamiento por parte de los yihadistas del Sinaí hacia Al Qaeda. Al Mowafi escapó de prisión aprovechando la revolución egipcia, para después ser avistado en la zona norte del Sinaí a principios de año, según algunos testigos que aseguraron reconocerlo.
 
Si estas informaciones son ciertas, Al Mowafi podría haber puesto en marcha esta facción terrorista que contaría con una fuerza operativa de unos 400 individuos, constituidos por beduinos egipcios, palestinos y árabes de otras nacionalidades. Además estos yihadistas gozarían del apoyo de miles de beduinos, con los que comparten armas y mercancías procedentes del contrabando.
 
Israel ha autorizado al ejército egipcio a que acceda a la península del Sinaí con el fin de que tengan bajo control el gasoducto que proporciona a este país el 40% de su consumo en gas natural, así como el posible paso (debido a la cercanía con la frontera de Gaza) de algún elemento terrorista.
 
3. Conclusión
 
Las fuerzas de seguridad egipcias necesitarían de apoyo logístico y operativo de países como Israel (al que le conviene tener controlado y lejos de su territorio a elementos terroristas) o EEUU, que podría desplegar sus aviones no tripulados que están dando resultados positivos en Pakistán o más recientemente en Yemen y que próximamente van a exportar hasta las islas Seychelles con el fin de combatir la piratería en las aguas de Somalia.
 
Para Al Zawahiri y Al Qaeda, el surgimiento de una infraestructura de simpatizantes yihadistas en el Sinaí sería una importante ganancia estratégica en un ámbito fundamental como lo es éste. Incluso un relativamente pequeño número de terroristas que se esconden en las remotas montañas del Sinaí central sería una peligrosa amenaza para la estabilidad de la región.
 
Entre sus posibles blancos terroristas estarían el ya atacado gaseoducto, los turistas en Sharm el Sheij o la Fuerza Multinacional de Paz y Observadores (MFO por sus siglas en inglés Multinational Force and Observers), fuerza internacional para el mantenimiento de la paz encargada de supervisar los tratados de paz entre Egipto e Israel, en la que doce países (entre los que se encuentra EEUU) tienen agregadas fuerzas militares. En resumen, si Al Qaeda consigue abrir un nuevo frente en el Sinaí, éste será un peligro para la paz y la estabilidad en la región en su conjunto.