La cura de alcohol. Cómo romper el monopolio del petróleo en esta década

por Clifford D. May, 19 de diciembre de 2007

(Publicado en Townhall.com, 13 de diciembre de 2007)

“Estamos financiando una guerra contra nosotros mismos”, escribe Robert Zubrin, ingeniero nuclear y autor de un libro nuevo que responde al desconsolador hecho de que americanos y europeos estamos enviando billones de dólares a islamistas militantes cuyo objetivo es nuestra destrucción.
 
Pero en el libro Energy Victory (La Victoria de la Energía) Zubrin no se dedica sólo a lamentarse. Propone una manera de liberarnos de la dependencia de un recurso controlado por los que se han autodeclarado nuestros enemigos mortales. Esa tecnología ya existe. No es cara. Todo lo que le hace falta es que los votantes la conviertan en una prioridad - y se lo comuniquen a la clase política.
 
En este momento, el 97% de los coches rodando por los caminos de Estados Unidos de América funcionan con gasolina. Solamente el 3% son vehículos de combustible flexible (Flexible Fuel Vehicles, FFV por sus siglas en inglés), coches que pueden funcionar con combustibles alternativos. El coste adicional para hacer que un automóvil nuevo sea un FFV es de sólo 100 dólares por vehículo.
 
Por seguridad personal, el gobierno ordena que todos los coches tengan cinturones de seguridad. Pues, por seguridad nacional, el doctor Zubrin propone que el gobierno ordene que todos los coches nuevos sean FFV.
 
En 3 años, eso pondría 50 millones de coches FFV en las pistas. Entonces el libre mercado se movilizaría para hacer lo que sabe hacer mejor: Los empresarios competirían para producir combustibles alternativos, combustibles no derivados del petróleo para estos clientes en potencia.
 
El doctor Zubrin prevé que esos combustibles sean hechos de alcohol: etanol y metanol. El etanol se hace de productos agrícolas, de plantas de todo tipo. El metanol se puede hacer de biomasa - incluso de basura biodegradable - así como de gas natural o carbón.
 
El litro de etanol se puede producir ahora por 33 centavos de dólar; el litro de  metanol sale a unos 20 centavos de dólar. Zurbin prevé que la primera generación de combustibles alternativos sean altas mezclas de alcohol a gasolina. Éstas proporcionarían un mejor kilometraje mientras que se reduce dramáticamente la dependencia del petróleo. 
 
La clave es que usted tendría libertad de elección: Usted podría comprar gasolina como lo hace ahora o podría comprar combustibles hechos sobre todo a partir del alcohol, dando menos dinero - y por lo tanto menos poder - a mulás iraníes, clérigos saudíes y déspotas venezolanos.
 
Como dicen en los anuncios de la televisión: ¡Espere! ¡Aún hay más! Sustituir la gasolina por alcohol también se traduciría en aire más limpio y la reducción de emisiones de dióxido de carbono. Puesto que los combustibles alcohólicos son solubles en agua y biodegradables, un vertido no tendría el dañino impacto medioambiental que supone un vertido de petróleo. 
 
Si Estados Unidos liderase en la iniciativa, el mundo le seguiría a continuación. “Si todos los coches vendidos en Estados Unidos tuvieran que ser vehículos de combustible flexible, los productores extranjeros también los fabricarían en serie” escribe Zubrin. Eso crearía “un gran mercado en Europa y Asia así como en Estados Unidos para el metanol y el etanol - mucho del cual se podría producir en Estados Unidos.
 
“En vez de ser el importador más grande de combustible del mundo, Estados Unidos podría convertirse en el exportador más grande de combustible. Una gran parte del dinero que ahora va a Oriente Próximo se quedaría más bien en Estados Unidos y Canadá”, con el resto yendo a empobrecidas naciones tropicales donde se podría sembrar una amplia variedad de cultivos para producir los nuevos combustibles alcohólicos. “Esto revertiría nuestro déficit comercial, mejoraría las condiciones en el Tercer Mundo y provocaría un cambio global del poder económico del mundo en favor de Occidente”. 
 
¿Qué es lo que está deteniendo ese progreso? Obviamente, hay intereses especiales decididos a mantener al petróleo como rey. Y están aquellos que se oponen dogmáticamente a los mandatos del gobierno por cualquier razón - incluso aunque sea para ganar una guerra.
 
Pero se requiere mandatos para solucionar el dilema del huevo y la gallina. Zubrin escribe: “Las gasolineras no quieren dedicar el espacio a una mezcla de combustible usada por sólo el 3% de todos los coches y los consumidores no están interesados en vehículos cuya preferida mezcla de combustible es extremadamente difícil de encontrar”.
 
Éste es uno de esos rarísimos problemas que realmente se pueden solucionar con sólo aprobar una ley. Fabriquen los coches. Los combustibles no derivados del petróleo llegarán.
 
Otras innovaciones en el transporte podrán y deberán hacer su incursión. En especial, es lógico alentar el desarrollo de vehículos FFV que también sean híbridos - coches que también puedan funcionar con electricidad. Esos autos podrían recargarse en un enchufe estándar de pared. (Actualmente en Estados Unidos, la mayor parte de la electricidad no se genera con petróleo). 
 
Quizá algún día habrá coches accionados por medios más futuristas. Pero en este momento, podemos utilizar vehículos de combustible flexible y alcohol para detener la que ha sido nuestra creciente dependencia de una materia prima controlada por regímenes, movimientos e individuos librando una guerra contra nosotros. ¿Hará de esto una prioridad uno o ambos candidatos presidenciales en 2008? Eso dependerá de la decisión que tomen usted y los otros votantes, ¿no es cierto?


 

 
 
Clifford D. May, antiguo corresponsal extranjero del New York Times, es el presidente de la Fundación por la Defensa de las Democracias. También preside el Subcomité del Committee on the Present Danger.
 
 
 
 
©2007 Scripps Howard News Service
©2007 Traducido por Miryam Lindberg