La caída del petróleo, ¿acerca el fin de Chávez?

Domingo Maza Zavala

 

“Con que el petróleo se estabilice entre 80 ó 90 dólares, ¡uf! más que Suficiente para el proyecto (socialista)”, Hugo Chávez, 18-10-2008

 

La actual crisis económica mundial tiene algún que otro efecto positivo. No nos referimos a las declaraciones del funcionario y vicepresidente del Gobierno socialista obrero español Pedro Solbes de que “si entrar en recesión sirve para limpiar la economía, probablemente la situación no tendrá importancia”^[1], sino a la caída de los precios del petróleo, las materias primas y los alimentos. En julio pasado, los futuros de crudo llegaron a cotizarse a 147,27 dólares por barril; a finales de noviembre, llegaron a caer por debajo de los 50 dólares. Este precio es el más bajo desde mayo de 2005. Aquéllos españoles que aún dispongan de empleo y de ingresos, han visto cómo el litro de gasolina y de gasóleo han pasado de costar en torno a 1,3 euros a caer hasta el euro o por debajo. La reducción del consumo implica una menor demanda de petróleo y como éste cotiza en uno de los mercados más libres y líquidos del mundo su supone su abaratamiento. Entre los perjudicados se encuentra el presidente venezolano Hugo Chávez, paladín de la petropolítica.

 

Las malas noticias se le acumulan a Chávez. Hace un año perdió el referéndum sobre la reforma constitucional^[2] que, entre otras novedades, le habría permitido presentarse a la reelección. La página web del Consejo Nacional Electoral todavía no ha ofrecido datos oficiales desglosados por regiones o por embajadas sobre estos resultados. El domingo 23, en las elecciones municipales y regionales, el partido chavista, el Partido Socialista Unificado de Venezuela, ha perdido los cargos de gobernador de tres estados (Carabobo, Táchira y Miranda) y las alcaldías de Caracas, Maracaibo y Sucre; la oposición mantuvo las gobernaciones de los dos estados, Zulia y Nueva Esparta, que ganó en 2004. Pese a que el oficialismo ha triunfado en 17 de los 22 estados en disputa, los otros cinco juntos concentran el 70% de la actividad económica nacional. Gracias a estos triunfos, el 45% de los 28 millones de venezolanos serán gobernados en el nivel regional por la oposición. La gran sorpresa fue el triunfo del candidato opositor Antonio Ledezma en la alcaldía de Caracas frente a Aristóbulo Istúriz, una de las figuras más populares del PSUV, por siete puntos porcentuales (52% contra 45%)^[3]. Manuel Rosales, elegido por Chávez como su bestia negra, ha conseguido la alcaldía de Maracaibo^[4].

 

 

Volviendo al petróleo, el economista Domingo Maza Zavala, ex director del Banco Central de Venezuela, afirmó a principios de este año lo siguiente^[5]:

 

 

¿Qué puede pasar con un barril muy por debajo de los 70 dólares? Pues que Chávez no dispondrá de los fondos necesarios para mantener su sistema clientelar en Venezuela, para comprar bonos argentinos y armas rusas, para importar alimentos, para sostener a sus aliados de Bolivia, Nicaragua, Ecuador, las FARC^[6]… El mismo Chávez declaró en octubre que un barril de petróleo a un precio de entre “80 y 90 dólares” es “más que suficiente” para el avance de su proyecto socialista^[7]. ¿Y a 50 dólares?

 

Acudamos a los precedentes. Ante otras crisis petrolíferas, los productores han reaccionado de la misma manera: la OPEP y sus socios externos (México, Rusia y Noruega) establecían una reducción de las cuotas de exportación para disminuir la oferta de crudo y forzar el aumento de los precios; sin embargo, los grandes exportadores, como Arabia Saudí, Irán, Irak y Venezuela, extraían y vendían mucho más petróleo para mantener sus ingresos, con lo que la oferta no se contraía y los precios seguían bajando^[8]. En estas circunstancias, con una crisis mundial que está derivando en recesión, no parece que las cosas vayan a ser diferentes. Países como Venezuela e Irán no pueden reducir sus exportaciones porque entonces no podrían financiar sus programas industriales, militares, nucleares ni sociales.

 

La creencia sempiterna de los venezolanos en que son ricos como individuos debido a los ingresos petrolíferos del Estado (que afecta también a pueblos como el saudí o el kuwaití) unida a los planes de expropiación de tierras y socialización de éstas y de industrias ha causado la escasez de alimentos y medicinas. La incapacidad del Gobierno condujo a que el presidente Chávez ordenase que la empresa petrolífera pública PDVSA constituyese una filial para alimentos: los importa y los distribuye. PDVal, Productora y Distribuidora de Alimentos, empezó a funcionar a principios de 2008; compra leche, carne, maíz, aceite vegetal y otros alimentos básicos a socios del MERCOSUR^[9]. Otro gasto comprometido y abonado por el petróleo, del que el régimen bolivariano no puede prescindir so pena de enajenarse a las clases más bajas, las que llenan los mítines del PSUV y las que auparon al militar golpista al poder hace ya diez años.

 

 

Una causa más de preocupación por el dinero del petróleo es la reducción de la capacidad extractiva. El Gobierno venezolano declara que la producción de PDVSA supera los 3,3 millones de barriles de petróleo diarios, mientras que la OPEP y la Comisión Internacional de la Energía, sostienen que la capacidad de producción de PDVSA es de unos 2,5 millones de barriles al día. El consumo interno ha aumentado a 800.000 barriles diarios, debido a la importación masiva de coches, de los que en dos años han entrado medio millón (uno de los negocios más lucrativos en Venezuela es la venta de coches de importación para la boliburguesía^[10]; el gobernador de Carabobo, donde ha ganado la oposición, llegó a enunciar el derecho de los revolucionarios a tener un Hummer^[11]). Además, el Gobierno regala 100.000 barriles diarios a Cuba, de los que La Habana revendía gran parte en el mercado internacional para obtener dólares. Con estos datos, explica Maza Zavala,

 

 

De los 2,5 millones de barriles diarios, la mitad se vende a los 18 países miembros de Petrocaribe, una asociación fundada en 2005, que pagaban a Venezuela sólo el 30% del precio de mercado a 90 días y con aplazamientos hasta los 25 años. La otra mitad se vende a Estados Unidos, el único verdadero pagador y al que Chávez ha escogido como enemigo^[12]. Para mayor ironía, el petróleo venezolano es más pesado que la media y sólo se puede refinar en instalaciones especiales, que se encuentran casi todas en Estados Unidos, bajo la marca Citgo. La suspensión del suministro de crudo por Venezuela a Estados unidos es imposible, pese a las bravuconadas de Chávez: perdería su único cliente serio y las refinerías que le permiten convertir su petróleo en combustible.

 

Ante la caída del precio del petróleo y el retroceso electoral, no parece que Hugo Chávez vaya a suspender sus planes de rediseño del mundo, a no ser por la testarudez de los hechos. Seguramente, tratará de aferrarse al poder en Venezuela mediante más inflación y endeudamiento, matones callejeros y subsidios. Pero al menos, al carecer de dólares para dárselos a sus aliados y admiradores desde México a Argentina, el régimen bolivariano se puede convertir en los próximos meses en un asunto que sólo afecte a los venezolanos. Quizás en un plazo mayor de tiempo llegue a desmoronarse.

 

El abaratamiento del crudo de Venezuela también afecta a los españoles. ¿Qué ha sido del acuerdo que presentaron Hugo Chávez y José Luis Rodríguez Zapatero este verano por el que España dispondría de 10.000 barriles diarios de petróleo venezolano a un precio de 100 dólares la unidad a cambio de tecnología?^[13] ¿Se está aplicando ya?, ¿hay alguna cláusula que proteja al Reino de España de esta pérdida de valor de la mercancía comprada?, ¿quién lo negoció? ¿Estamos ante una nueva metedura de pata del Gobierno del PSOE?