La agenda de la ONU para Obama

por Anne Bayefsky, 5 de diciembre de 2008

Nadie está más contento con la elección de Barack Obama para la Presidencia de los Estados Unidos que los camaradas de Naciones Unidas. Es como si de pronto hubieran descubierto la kriptonita, y Superman estuviera ya anulado.
 
Naciones Unidas es un sitio muy sencillo de entender. Cada tirano enfermizo e insaciable, cada aspirante europeo o cada desdichado infeliz al que se le ha lavado el cerebro acerca del Gran Satán y quiere destruir América, tiene como modus operandi las Naciones Unidas.
 
La belleza de ello, desde la perspectiva de la mayoría, es que los estadounidenses estamos financiando nuestra propia ejecución. Los americanos están incluso convencidos de que el castigo debe ser merecido.
 
El Presidente Obama asumirá el control en el punto en que lo que se podría llamar “Bush III” lo dejó. La política exterior de Bush II fue tan diferente de la del hombre que ocupa la cartera en la actualidad que es difícil atribuirles la misma entidad humana. Hasta los entusiastas recalcitrantes de las Naciones Unidas admiten estar complacidos con muchos de los aspectos de la relación Estados Unidos-Naciones Unidas de los últimos años, en particular después de que Bush III arrojara por la borda al representante estadounidense ante Naciones Unidas de Bush II, John Bolton. El genocidio en curso en Darfur fue descartado al laborioso Criminal Penal Internacional. La guerra Israel-Líbano “fue solucionada” mediante una resolución del Consejo de Seguridad. El paquete de reformas de Naciones Unidas, junto a cualquier iniciativa de supervisión económica seria tras el escándalo Petróleo por Alimentos de Kofi Annán, salió por una ventana. Se dio luz verde a la multimillonaria renovación de la sede central de Naciones Unidas en el centro de Manhattan, al margen de las advertencias de que se podría haber hecho por mucho menos de la factura final. Los esfuerzos por condicionar la reforma o la transparencia a las donaciones estadounidenses a Naciones Unidas fueron abandonados, y 5.000 millones de dólares al año fluyen sin cortapisas del contribuyente estadounidense a las cuentas bancarias de Naciones Unidas.
 
El estamento de Naciones Unidas ha trazado las prioridades de los primeros días en el cargo del Presidente Obama (dando por sentado que saldrá corriendo de Irak a toda mecha), y la única cuestión pendiente es lo rápido que el Presidente Obama diga 'Lo haré.' He aquí el plan que espera en la mesa del presidente electo:
 
·                    Presentarse a la elección al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas como moción de confianza en el aparato 'de derechos humanos' de Naciones Unidas y la capacidad de alterarlo desde dentro: Olvidando que Estados Unidos tendría un único voto, que el grupo regional de estados occidentales está desbordado numéricamente de forma masiva, y que una agencia que se encarga de los violadores de los derechos humanos es lo último que los violadores de los derechos humanos deberían controlar firmemente.
 
·                    Decidir participar en la conferencia 'antirracismo' de Durban II de abril del 2009, y enviar un representante de alto nivel como la Secretario de Estado. Sería difícil presentarse a la reelección del Consejo de Derechos Humanos sin estar presente en la principal prioridad del Consejo, que está programada poco antes de la elección, ignorando que Durban II es un fraude insostenible y peligroso. Adopta un mantra antirracismo para fomentar el racismo, la satanización de Israel y la derrota de la libertad de expresión.
 
·                    Revitalizar el cuarteto de Oriente Medio, que concibe el conflicto árabe-israelí a través de un prisma multilateral con Naciones Unidas como integrante de pleno derecho: restando importancia al hecho de que este integrante de Naciones Unidas siempre se decanta por una única parte del conflicto, adoptando la postura predeterminada de que Israel es 'la raíz' del problema y de que cualquier propuesta árabe 'de paz' es 'la solución.'
 
·                    Prepararse para vender a Israel por partes. 'Israel primero' viene siendo desde hace tiempo el grito de guerra de Naciones Unidas. El principio gobernador de Naciones Unidas es este: 'si Israel hiciera tal o cual cosa,' (la lista se amplía constantemente en respuesta a las sucesivas exigencias árabes), la animadversión contra Occidente se esfumaría, el terrorismo se detendría, el Mesías bajaría del cielo, y ya no habría más guerras. Esto se llamaría 'enfoque al revés de la política en Oriente Medio,' puesto que Israel es en la práctica de la primera línea de la guerra contra la democracia y el estilo de vida americano, no la retaguardia. Servir entremeses israelíes es solamente eso -- el primer plato.
 
·                    Conducir los esfuerzos por detener el terrorismo a través de la Estrategia Global del Contraterrorismo de Naciones Unidas 2006. La estrategia no da ninguna definición de terrorismo, puesto que los integrantes de Naciones Unidas son incapaces de plasmar lo que cuenta como terrorismo. Invierte las prioridades al centrarse principal y únicamente en las supuestas 'condiciones catalizadoras de la propagación del terrorismo,' como 'la pobreza' y 'el paro juvenil,' 'la discriminación religiosa' y la 'marginación socioeconómica.' El sencillo odio a los judíos o la enemistad hacia la libertad y la igualdad están ausentes misteriosamente de la lista de causas.
 
·                    Acceder a alguna forma de impuesto global, dando lugar a un feudo aún más poderoso, rico y antidemocrático de Naciones Unidas (y a una América más pobre).
 
Lo único que falta es que el Presidente Obama ponga una fecha a cada uno de los puntos de la lista de 'temas pendientes' de Naciones Unidas. Y allá vamos.

 
 
Anne Bayefsky es profesora de la Facultad de Derecho de Columbia especializada en Derecho internacional y la convención de derechos humanos, y es miembro permanente del Instituto Hudson. Fue la primera mujer en doctorarse simultáneamente en dos universidades, la Universidad de Toronto y la Universidad de Oxford.