Israel está pagando su derrota

por Jeff Jacoby, 11 de julio de 2008

(Publicado en The Boston Globe, 2 de julio de 2008)

Se cumplen dos años este mes desde que Hizbulah e Israel fueran a la guerra.
 
El 12 de julio de 2006, Hizbulah, una organización terrorista y política de patrocinio iraní y respaldo sirio, llevada a cabo una incursión sin provocación a lo largo de la frontera libanesa-israelí, matando a tres israelíes y secuestrando a dos más, Eldad Regev y Ehud Goldwasser. La guerra que siguió -- una guerra para la que obviamente Hizbulah llevaba seis años preparándose, construyendo búnkeres reforzados y acumulando miles de misiles Katyusha a lo largo de la frontera -- fue un desastre para Israel. La lucha se prolongó durante 33 días sangrientos, durante los cuales Israel no logró ninguno de sus objetivos. No destruyó a Hizbulah, no detuvo la oleada de misiles que golpeaban las ciudades del norte, y no rescató a los soldados secuestrados.
 
Nunca antes la capacidad disuasoria de Israel y su reputación de invencibilidad militar sufrieron un golpe casi. Por primera vez en la historia, Israel se había enfrentado a un ejército árabe y no había logrado derrotarlo. Cuando las hostilidades finalizaron con la adopción de la resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, Hizbulah aún estaba en pie, sangrando pero decididamente erguido.
 
Dos años más tarde, Israel aún está pagando por su derrota.
 
En una humillante capitulación la semana pasada, el gobierno del Primer Ministro Ehud Olmert accedía a liberar a cinco terroristas de Hizbulah y palestinos, además de una cifra aún sin determinar de presos más, a cambio de los cadáveres de Regev y Goldwasser. Entre aquellos a ser liberados se encuentra el célebre asesino palestino Samir Kuntar, que en 1979 asesinaba brutalmente a Einat Haran, de cuatro años de edad, aplastando su cabeza contra una roca con la culata de su rifle, habiendo disparado a su padre por la espalda y después habiéndole ahogado en el mar. Kuntar, que también mataba a dos policías y era responsable de la muerte de la hermana de dos años de edad de Einat, está siendo elogiado como un héroe por los enemigos de Israel. La Autoridad Palestina le proclama 'un guerrero valiente,' y Beirut está sembrado con su fotografía.
 
Esta no es la primera vez que Israel ha negociado con terroristas a cambio de la liberación de rehenes israelíes (o sus restos mortales), tampoco es la primera vez que ha accedido a liberar a asesinos brutales. Al hacerlo, casi siempre garantiza el secuestro de más de sus ciudadanos o sus soldados en el futuro, y asegura el asesinato de más inocentes en los días siguientes.
 
Con cada acuerdo así, Jerusalén erosiona lo poco que queda de su reputación legendaria en tiempos de vengar la muerte de israelíes asesinados por terroristas. El Israel que en 1976 desplegaba un equipo de comandos a 2.000 millas para rescatar a los rehenes judíos secuestrados en el aeropuerto Entebbe de Uganda suscitando respeto y miedo entre sus enemigos, hoy les da risa. El líder de Hizbulah, Hassán Nasralah, ha dicho que a pesar de la fuerza nuclear y la fortaleza militar de Israel 'es más débil que una telaraña.' El acuerdo de la semana pasada de cinco terroristas a cambio de cadáveres de soldados solamente puede reforzar esa opinión.
 
Durante meses después de que la guerra de Hizbulah con Israel finalizase, hubo quien minimizó el significado de su victoria. Thomas Friedman argumentaba en el New York Times, por ejemplo, que Hizbulah 'ha visto reducida su capacidad y la de Siria y la de Irán y no ha logrado 'un solo objetivo estratégico''. Bajo la resolución 1701, una nueva fuerza de pacificación de Naciones Unidas, conocida como UNIFIL, se suponía que iba a patrullar el sur del Líbano y evitar que Hizbulah se rearmase o amenazase a Israel -- 'una enorme pérdida estratégica para Hizbulah,' en palabras de Friedman.

Pero UNIFIL no ha evitado nada y la 1701 es más o menos sólo un papel. Lejos de evitar el flujo de armamento nuevo a Hizbulah, los pacificadores de Naciones Unidas han hecho oídos sordos de manera rutinaria mientras Irán ha reabastecido masivamente a su brazo libanés. Hizbulah está hoy mucho mejor armado de lo que estaba en julio de 2006, con alrededor de 40.000 misiles desplegados al norte de la frontera, y la capacidad para alcanzar el 97% de los centros de población israelíes. La Inteligencia militar israelí informa que alrededor de 2.500 terroristas de Hizbulah se encuentran en el sur del Líbano, y han construido una serie de elaborados búnkeres subterráneos equipados con plataformas de lanzamiento de misiles y proyectiles de mortero que pueden ser disparados por control remoto.
 
Lo más alarmante de todo es la toma de control efectiva del gobierno del Líbano por parte de Hizbulah, que intimidó hasta la sumisión a través de incursiones violentas en Beirut en mayo. Hizbulah reclama el derecho a designar a 11 ministros del gabinete, adjudicándose poder de veto sobre cualquier decisión del gobierno. Lo cual significa que Hizbulah ya no es una organización terrorista de patrocinio estatal. Ahora es algo mucho más peligroso: una organización terrorista con un estado propio.