Islamismo. Egipto, tras Túnez y Marruecos

por GEES, 3 de diciembre de 2011

 Las elecciones generales anticipadas marroquíes, celebradas el 25 de noviembre, han dado los resultados esperados: victoria islamista con mayoría relativa y con alta abstención. En Egipto se ha puesto en marcha, con la primera vuelta el día 28, un farragoso proceso electoral que durará meses, pero los primeros resultados ya nos dibujan la misma deriva: los Hermanos Musulmanes, ahora Partido de la Libertad y la Justicia (PLJ), ganan también aquí y confirma las tendencias iniciadas en Túnez el 23 de octubre.

El que el Partido para la Justicia y el Desarrollo (PJD) marroquí ganara era obvio, y las únicas incógnitas se fijaban en torno a la abstención y a la designación del primer ministro por el Rey. De la alta abstención es preocupante que sea sobre todo urbana, porque los islamistas ilegales de Justicia y Caridad la preconizaron –como suelen– y porque estos islamistas, que se declaran más radicalizados que los del PJD son fuertes en las ciudades, frente al campo que tradicionalmente vota a los partidos próximos al Rey. En cualquier caso, que tan sólo el 25% de quienes podían haber votado lo hayan hecho –han votado el 45% de los inscritos pero muchos de los que podían haberse inscrito no lo hicieron– sigue indicándonos que no hay una verdadera sociedad civil, y que los esfuerzos del Rey implicándose él mismo en el proceso –con el telón de fondo de las revueltas árabes– no han dado los frutos que esperaba. Nombrando a Abdelilá Benkirán primer ministro el 28 de noviembre, Mohamed VI no hace sino cumplir con la nueva Constitución aprobada en referéndum que él mismo ha impulsado. Ahora lo importante es contrastar el supuesto mensaje moderado y constructivo del PJD con su ejercicio del poder, analizando las alianzas que necesariamente deberá establecer pues con los 107 escaños no puede gobernar necesitando alcanzar en el hemiciclo 195.
En Egipto los Hermanos Musulmanes obtuvieron como independientes 88 escaños en 2005. Ahora las primeras estimaciones confirman –aunque sin cifras definitivas– que obtendrán más, y encima les siguen de cerca otros islamistas aún más radicalizados, los salafistas de Al Nur. Quedan los liberales del Bloque Egipcio los terceros, poco menos que de adorno. Aquí, y a diferencia de Marruecos, ninguna de las facciones islamistas preconiza la abstención: quieren que se les vote, que tenga visibilidad su imparable avance. Ello con dos ejemplos significativos como son la otrora cosmopolita Alejandría, hoy un erial islamista donde el PLJ ha obtenido el 41% de los votos y Al Nur el 24%, y las ciudades de Asiut y Luxor, en el sur, escenarios en los ochenta y noventa de matanzas de la Gama’a Al Islamiya y hoy feudos electorales de terroristas transformados en candidatos. En esta primera vuelta sólo se deciden 168 de los 498 escaños, pero es buena indicadora de lo que vendrá en sucesivas fases, el 5 y 6 de diciembre y entre enero y marzo, y a diferencia de Marruecos aquí la mayoría vota.