Irán tras la represión. Censura 2.0

por Ana Ortiz, 29 de julio de 2009

Desde estas líneas analizábamos la repercusión que ha tenido el uso de las redes sociales en las últimas elecciones celebradas en Irán, donde la disidencia ha desplegado una actividad sin precedentes para denunciar ante el mundo lo que presumiblemente ha pasado: la sospecha de que el proceso electoral ha dejado mucho que desear.
 
La denominada “marea verde” pasará a la historia como una de las campañas políticas que más repercusión ha tenido en el mundo gracias a la utilización de Internet. El régimen sigue intacto en Irán, pero hoy todo el mundo sabe que una amplia mayoría no se lo cree. Aunque no es la primera vez. La censura del régimen iraní sobre Internet se ejerce desde hace años.
 
Si hace algún tiempo ya se intuía que la red iba a ser una herramienta poderosísima en las contiendas electorales, a raíz de las últimas presidenciales de Estados Unidos, ha quedado claro el grandísimo poder que se puede llegar a ejercer desde Internet. La prueba está en que Obama es el mejor producto de marketing cibernético con el que contamos.
 
Hoy, todos los gobiernos y oposiciones del mundo saben de la importancia de un “juguetito” que empezó como un juego de adolescentes y que ya es imparable.
 
Los primeros en saberlo son los gobiernos de los países que dejan mucho que desear en cuanto a hábitos democráticos se refiere. Controlar la red es capital para todos esos regímenes cuyos postulados no se sostienen por ninguna parte y por ello, son conscientes que su poder se eclipsará en la medida en que la gente disponga de medios para conocer otras realidades y a la vez, pueda denunciar la suya.
 
El régimen iraní es un claro ejemplo, aunque no el único. Lo más triste es que grandes multinacionales que desarrollan su negocio gracias a la libertad de mercado y de acción- algo de lo que adolecen países como Irán- hagan su negocio suministrando herramientas de control a sus gobiernos, sin tener en cuenta para qué se van a utilizar.
 
Es claro que por motivos de seguridad deben existir este tipo de herramientas- de gran utilidad en la lucha contra el terrorismo, la pornografía infantil, tráfico de personas, etc.- lo que no es de recibo es que se vendan estos programas sin tener en cuenta que se utilizarán para saber lo que hacen los ciudadanos disidentes… con sus correspondientes consecuencias.
 
Negocio, censura y política
 
Medios de comunicación tan prestigiosos como The Wall Street Journal (1) o la BBC News (2) denunciaban hace pocas fechas que Nokia Siemens Network había facilitado herramientas al Gobierno de Irán para controlar a la oposición (1). Tras el presumible pucherazo electoral, las comunicaciones se cortaron prácticamente en su totalidad, gracias al sistema de monitorización/espionaje facilitado por la compañía de telecomunicaciones, con el fin de controlar las redes ante los disturbios y manifestaciones de los disidentes.
 
Señalan a Nokia Siemens Network como proveedora de sistemas de control al gobierno iraní. Concretamente, de un sistema de monitoreo que permite espiar las comunicaciones telefónicas de Internet que se generan en ese país.
 
El sistema denominado DPI proporciona la posibilidad de examinar el contenido de comunicaciones electrónicas individuales a escala masiva. Permite a los proveedores de servicios de Internet interceptar prácticamente toda la actividad de Internet de sus clientes: datos de navegación en Internet, hábitos de los usuarios, correo electrónico y descargas de intercambio de archivos ’peer-to-peer’.
 
Es decir, la tecnología aplicada por Teherán puede inspeccionar exhaustivamente paquetes de datos, facilitando el bloqueo de las comunicaciones y posterior monitoreo para recabar información sobre individuos. Incluso, puede alterar dicha información para “desinformar”. En la web Gerdab.ir (3), se puede comprobar cómo se ha controlado a los disidentes, señalándoles con un círculo rojo.
 
Nokia se ha apresurado a matizar la información vertida por los medios de comunicación, en un comunicado en el que explica que la tecnología que se ha aplicado en Irán no permite bloquear comunicaciones telefónicas o por Internet, sino que se trata de un sistema que se limita a monitorizar llamadas telefónicas locales a teléfonos móviles y fijos (4). Lo que la compañía no explica es qué se hace con esa información, ya que no se trata de bloquear entradas, sino de saber quién, con quién y que se comunica por la red fija o móvil.
 
Los medios de comunicación mencionados no deben andar muy desencaminados a juzgar por las pruebas. Y más, si se tiene en cuenta que son las mismas que han firmado contratos de telecomunicaciones con el monopolio local que ejerce el Gobierno para instalar redes de telefonía celular.
 
Llueve sobre mojado
 
Entre las muchas virtudes que rodean el régimen iraní está el dudoso honor de ser el segundo de los diez países que más censura ejerce en Internet, - solamente superado por Myanmar- según el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ). El director del CPJ, Joel Simmon asegura que la clave está en que los gobiernos aprenden rápidamente el manejo de la tecnología para censurar a los blogueros y filtrar sus contenidos en Internet. “Cuando fallan sus filtros, las autoridades simplemente encarcelan a algunos blogueros para intimidar a los demás y silenciarlos”.
 
Un mapa elaborado por cuatro prestigiosas universidades en 2007 - Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto- demuestra que veinticinco países controlan casi en su totalidad, lo que sus habitantes pueden ver en la redes.
 
Fuente: mapa elaborado por las universidades de Oxford, Cambridge, Harvard y Toronto.
Más datos. Un informe publicado por The Freedom House en abril de 2009 es bastante ilustrativo al respecto (5).
 
Fuente: The Freedom House
 
(Los países en verde se consideran libres, los amarillos son aquellos donde se aplican algunas restricciones y los señalados en morado los que no gozan de libertad en Internet)
 
En este informe, se afirma que el régimen iraní lleva ejerciendo la censura en la web 2.0 desde 2001. El Gobierno, único proveedor de servicios de Internet, dificulta el acceso a la red aplicando tarifas caras para los particulares, cibercafés y demás establecimiento públicos, además de suministrarles un acceso muy lento, en contraposición a la creciente demanda y utilización de teléfonos móviles, en un país donde hay 23 millones de usuarios de la red y donde en 2007, ya había 29 millones de teléfonos móviles en una población de 70 millones de personas.
 
Facebook y Orkut- una de las redes sociales más utilizadas en Irán- están constantemente bloqueadas, al igual que youtube. Concretamente, desde diciembre de 2006, cuando se registró un incremento de las protestas populares contra el régimen iraní. En junio de 2007, el Gobierno cortó el servicio de SMS (mensajes de texto), a raíz de las protestas por la política del suministro de gasolina.
 
En Irán existen doce proveedores de Internet que están controlados por el Gobierno, al igual que las dos compañías de telefonía móvil, que si bien han permitido la entrada de capital privado, buena parte sigue en manos del Gobierno. Los usuarios de telefonía móvil deben registrar su tarjeta SIM en un registro específico para ello.
 
Para abrir un sitio web o un blog hay que pasar por el filtro del Ministerio de Cultura Islámica, pendiente de todo aquel que ofenda al Islam, dentro de su propia concepción.
 
Respecto a las páginas extranjeras, automáticamente pasan por una censura previa, como las nacionales.
 
Poco a poco, las autoridades iraníes han creado todo un entramado de censura perfectamente orquestado y que se basa en tres pilares:
 
Por un lado, mediante filtrado automático de todos los contenidos (nacionales o no) gracias al programa SmartFilter.
 
Además, se confeccionan listas negras desde un cuerpo gubernamental específico creado para ello, el CCDUW. Este cuerpo está integrado por representantes de otras entidades gubernamentales: el Ministerio de Información, la Agencia de Contenidos Audiovisuales, el Alto Consulado de la Revolución Cultural y la Organización para la Propagación del Islam.  
 
El tercer pilar es una activa y permanente campaña de posts adecuadamente ubicados de las directrices del Gobierno.
 
La autocensura también se aplica. Periodistas, políticos y blogueros escriben bajo pseudónimos por miedo a las repercusiones de sus escritos. Las consecuencias de ser descubierto no son asunto baladí: tortura, persecución, arrestos, confinamientos, e incluso, se les niega la asistencia sanitaria. Con todo, los iraníes tratan de encontrar la manera de salir al mundo mediante Internet, fenómeno que ha sido imparable en las últimas elecciones. La táctica consiste en encontrar un hueco en otras páginas internacionales hasta que son detectados y filtrados.
 
Más razones
 
Si todavía queda alguien en el mundo que se cree que el proceso electoral celebrado en Irán hace unas semanas ha sido claro y transparente, el mero repaso de algunos datos aquí expuestos demuestra que hay signos evidentes de que las cosas no se han hecho como deberían.
 
Irán, al igual que Cuba, China o Venezuela, por citar algunos países, son algunos buenos ejemplos de la importancia que tienen las redes sociales en el mundo actual, a juzgar por la censura y el cuidado que ponen en la red.
 
Las empresas multinacionales deberían integrar en su código deontológico- si lo tienen- no contribuir a que estos países sigan restringiendo las libertades de los ciudadanos.
 
Google o Twitter son dos exponentes de lo contrario. Twitter retrasó la revisión de mantenimiento una hora - crucial- para no cortar el servicio en Irán, dado el movimiento de la “marea verde” en la red, al reconocer que estaba siendo una herramienta de primera magnitud de las comunicaciones en Irán con el mundo.
 
Google, una de las empresas que mayores beneficios genera, está trabajando en una aplicación para que los internautas puedan traducir los textos en persa a otros idiomas. El objetivo, ayudar a difundir la información que envuelve el conflicto de Irán.
 
Negocio, sin duda, pero en la buena dirección.
 

Ana Ortiz es Analista Adjunta en el área de Medios de Comunicación.

 
Notas