Irán: El epicentro de la inestabilidad de Oriente Medio

por Peter Brookes, 31 de julio de 2006

Mientras el mundo pone su atención en el candente conflicto en Oriente Medio, el instigador de la guerra y titiritero mayor, Irán, debe estar sumamente satisfecho consigo mismo.
 
Mientras el Hizbolá patrocinado por Irán sacude ciudades israelíes con cohetes y las fuerzas israelíes buscan militantes terroristas al otro lado en el Líbano, Irán se va de rositas.
 
Además, Teherán ha sido hábilmente capaz de seguir manteniendo sus aspiraciones atómicas fuera del punto de mira de la cumbre del G-8 en San Petersburgo, Rusia.
 
Pero cuando el actual enfrentamiento finalmente remita, la comunidad internacional, especialmente en Oriente Medio, deberá volver su atención a la perfidia de Teherán y desenmascarar a Irán por lo que es: Una seria amenaza para la estabilidad de la región.
 
Algunos estados árabes importantes (por ejemplo: Egipto, Jordania y Arabia Saudí), aunque no son forofos de Israel, ya están quejándose de que Irán ha sumido a la región en una guerra. Aunque la inestabilidad sea buena para subir el precio del petróleo, no es bueno para mucho más.
 
En verdad, la guerra puede llevar a una invasión terrestre a gran escala del sur del Líbano.
 
El conflicto también puede extenderse a la vecina Siria, otro estado tirando de los hilos de Hizbolá y el Líbano. Y ya podemos posponer nuestras esperanzas de cualquier tipo de progreso en el proceso de paz de Oriente Medio.
 
Si hay alguna posibilidad de hallar un lado positivo al conflicto, otra que la posibilidad de que Israel sea capaz de acabar con Hizbolá, es que los estados de Oriente Medio finalmente se den cuenta de que los mulás de Irán son un grave problema que en un determinado momento también podría volverse fácilmente contra ellos.
 
Ciertamente, algunos estados de Oriente Medio podrían sentirse seguros con el hecho de que Irán también sea un país musulmán. Pero Irán es un país musulmán chiíta. La mayor parte de Oriente Medio es sunní.
 
En efecto, Irán es un país persa chiíta que vive en una zona árabe sunní. Esto conlleva tener relaciones cordiales pero cautelosas entre Irán y sus vecinos, incluso en los mejores momentos.
 
Además, Irán quiere exportar el fundamentalismo chiíta a otras partes del mundo musulmán. Esto no sienta nada bien en los países predominantemente sunníes como Arabia Saudí u otros estados del Golfo Pérsico con grandes e intranquilas minorías chiítas.
 
Las ganas crecientes de Irán para subvencionar la militancia, el terrorismo y la inestabilidad en Irak, Afganistán, la franja de Gaza y ahora en Israel y el Líbano no pueden dejar a nadie tranquilo en Oriente Medio. 
 
Las naciones de la región también son profundamente conscientes de las grandes aspiraciones de poder que tiene Irán. Además de sus enormes reservas de petróleo y gas, Irán hace que la mayoría de estados de Oriente Medio parezcan pequeños en términos de población (70 millones) y en superficie (3 veces el tamaño de Irak).
 
Espiritualmente, Teherán también quiere ver que el Irán chiíta lidere al mundo musulmán poniéndose en competición directa con la Arabia Saudí sunní precisamente al otro lado del Golfo Pérsico y sede de los lugares más sagrados, La Meca y Medina. 
 
¿Y cómo no van a estar fastididados sus vecinos con el programa nuclear de Teherán? Si Irán se une al que alguna vez fue un exclusivo club nuclear, otros se sentirán obligados por su propia seguridad a seguir sus pasos causando así un torrente de proliferación nuclear.
 
Los rumores sobre los programas nucleares secretos de Egipto y Arabia Saudí como medida compensatoria abundan. Turquía ha dicho abiertamente que si Irán se vuelve nuclear, tendrá que reconsiderar su posición no nuclear. Teherán le podría dar la bomba a Damasco.
 
En el pasado, Irán ha fomentado furtivamente su antiamericanismo, su agenda antiisraelí con agentes y terrorismo. Pero puede que se haya pasado de la raya esta vez fomentando más muerte y destrucción en un Oriente Medio harto de crisis.
 
Esta última provocación podría convencer finalmente a los vecinos de Irán que Teherán no es sólo una amenaza seria para Estados Unidos e Israel sino también para ellos mismos. La candente interrogante es: ¿Harán algo al respecto?   

 
 
Peter Brookes ha sido Vicesecretario Adjunto de la Secretaría de Defensa de Estados Unidos y actualmente es investigador decano de la Fundación Heritage, columnista del New York Post y Director del Centro de Estudios Asiáticos. El nuevo libro de Peter Brookes se titula: “A Devil's Triangle: Terrorism, WMD and Rogue States”.
 
 
©2006 Peter Brookes
©2006 Traducido por Miryam Lindberg