Intervención international en el Líbano

por James Jay Carafano y James Phillips, 1 de agosto de 2006

Los llamamientos casi rayando en la histeria para enviar una fuerza internacional que sofoque el conflicto en el Líbano son prematuros. Estados Unidos no debería enviar tropas al Líbano ni respaldar cualquier plan de compromiso internacional al que le falte un enfoque claro y alcanzable para desarmar a Hizbolá y construir una nación segura, pacífica y próspera.
 
Aprender las lecciones
 
Las fuerzas militares de Estados Unidos no son las apropiadas para esta misión multinacional, pero la experiencia americana en el Líbano ofrece lecciones muy valiosas. De las 3 operaciones americanas anteriores en el Líbano, 2 tuvieron éxito y la otra fue un abyecto fracaso. La intervención de 1958 de Eisenhower funcionó bien porque Estados Unidos envió unas fuerzas militares fuertes para llevar a cabo una misión definida y de una duración limitada. La segunda intervención después de la invasión israelí de 1982 al Líbano separó con éxito a la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) de las fuerzas israelíes y retiró a los combatientes palestinos del país. A continuación, las fuerzas americanas se retiraron. Los americanos retornaron después del asesinato del presidente electo libanés Bashir Gemayel como parte de un contingente internacional con un mandato poco claro y sin una fecha límite. En Octubre de 1983, un atentado suicida con camión mató a 241 soldados americanos precipitando así la retirada. La lección es clara: Cuando se va en pequeños números, sin un objetivo claro y la fuerza es pasiva, una misión americana en el Líbano se convierte en una diana para los terroristas, no en fuerza disuasoria.
 
Condiciones para el despligue
 
El Líbano nunca podrá ser libre si sigue habiendo milicias armadas deambulando por el país y provocando guerras. No se debe enviar tropas hasta que haya verdaderas probabilidades de implementar la resolución 1559 del Consejo de Seguridad desarmando a Hizbolá. Si hoy se desplegase una fuerza internacional, se enfrentaría a una lucha prolongada. Hizbolá ha sido debilitada gracias a los ataques de las fuerzas militares de Israel pero aún tiene aguante y cuenta con apoyo local.
 
En este momento, no aceptará desarmarse completamente, pero los reveses militares y el creciente descontento económico de sus defensores podría forzar a Hizbolá a aceptar una fórmula que les permita guardar las apariencias para lograr una tregua y entrar en conversaciones con el gobierno libanés sobre su desmovilización. Esto podría ser parte de un acuerdo más amplio que incluya el desarme de Hizbolá a cambio de ser aceptado como partido político cualificado para participar en las elecciones.
 
Las reglas de enfrentamiento
 
Si Hizbolá deja de luchar, podría tener sentido llevar fuerzas internacionales pero sólo bajo ciertas circunstamcias:
 
  • La amenaza directa debe ser desarmada para que una fuerza internacional pueda mantener la paz. Hizbolá deberá retirar de la frontera todos sus cohetes y armamento pesado confinándolos a determinadas zonas; todos los poderes extranjeros deberán retirar sus fuerzas militares del Líbano y el gobierno libanés debe avenirse a cooperar en la prevención e investigación de cualquier acto terrorista futuro y entablar las acciones judiciales pertinentes. 
 
  • La misión de la fuerza internacional deberá fortalecer la capacidad militar libanesa para que las fuerzas militares del Líbano finalmente puedan desmovilizar a Hizbolá.
 
  • El mandato de esta fuerza deberá incluir poder defenderse y tener como objetivo a las fuerzas de Hizbolá que ataquen cualquier país o que mueva armamento pesado fuera de las zonas determinadas.
 
  • Si la OTAN participa, sus recursos no deberán venir a expensas de las contribuciones de países miembros a las operaciones en Afganistán e Irak.
 
  • Los países donantes deberán llegar a un acuerdo sobre un paquete de asistencia para fortalecer rápidamente la calidad de la gobernabilidad y la capacidad militar del Líbano.
 
Lo fundamental
 
No debería enviarse ninguna fuerza internacional al Líbano hasta que haya un entendimiento claro de los objetivos a largo plazo. Esa fuerza no debe llevar a cabo una misión sin fecha límite, sino que deberá tener un mandato claro para ayudar a implementar la resolución 1559 del Consejo de Seguridad de la ONU. Finalmente, cualquier fuerza militar deberá ser una fuerza recia con rigurosas reglas de enfrentamiento.

 
James Jay Carafano, es investigador decano especializado en Defensa y Seguridad Nacional de Estados Unidos en la Fundación Heritage. James Phillips es investigador especializado en estudios de Oriente Medio del Instituto Kathryn and Shelby Cullom Davis para Estudios Internacionales de la Fundación Heritage.
 
 
©2006 The Heritage Foundation
©2006  Traducido por Miryam Lindberg