Implicaciones del cambio en Kirguizistán para la guerra de Afganistán

por Carlos Echeverría Jesús, 26 de abril de 2010

 

La República centroasiática de Kirguizistán, con una población de 5,3 millones de habitantes, sigue mostrándose como la más inestable de esta subregión de cinco Estados musulmanes surgidos a la independencia hace casi dos décadas con el desmembramiento de la Unión Soviética. Ahora, la movilización popular iniciada el 6 de abril lograba derribar del poder dos días después al presidente Kurmanbek Bakiyev, quien había accedido al mismo en marzo de 2005 a través de otra revuelta, la llamada “Revolución de los Tulipanes” que servía entonces para derrocar a Askar Akayev inmediatamente después de que se celebraran unas elecciones claramente fraudulentas.[1]
 
Desde entonces Kirguizistán, fronterizo con la República Popular China además de con otros tres Estados centroasiáticos y muy próximo a Afganistán, había destacado por ser el país que albergaba dos importantes bases extranjeras: Kant, por un lado, utilizada por los rusos, y Manas por otro utilizada por los estadounidenses y sus aliados comprometidos en el conflicto afgano. Mientras la presencia rusa obedece a viejos lazos históricos y Kirguizistán es miembro de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) liderado por Moscú, la occidental fue debida al esfuerzo bélico iniciado tras el 11-S y a las necesidades logísticas en un país de tan difícil acceso como es Afganistán. El deseo de Moscú, y también de Pekín, de ver desaparecer dicha presencia estadounidense de Kirguizistán – que ya se vio comprometida en febrero de 2009 cuando el Parlamento kirguís votó a favor del cierre de Manas después de que Rusia anunciara la concesión al país de una ayuda de más de 2.000 millones de dólares – estaría según algunos analistas detrás de esta sangrienta revuelta con más de 80 muertos que le ha costado el cargo a Bakiyev.[2] Rusia sólo habría desembolsado una parte menor del montante total prometido en febrero de 2009 y pronto frenó los pagos ante un Bakiyev que eludía la aplicación de la decisión parlamentaria en junio al incrementar los EEUU sus alquiler por la utilización de la base triplicándolo hasta los 60 millones de dólares y al ver también el mandatario kirguís que tanto Kazajstán como Uzbekistán se planteaban la posibilidad de permitir facilidades de tránsito a los estadounidenses hacia Afganistán.[3]
 
El desarrollo de la revuelta de abril
 
El Primer Ministro ruso, Vladimir Putin, era el primer mandatario extranjero en mostrar su apoyo a las nuevas autoridades, con la ex Ministra de Asuntos Exteriores entre 1994 y 1997 Roza Otunbáyeva a la cabeza. Desde semanas antes de la revuelta, declaraciones de mandatarios rusos y los medios de comunicación de ese país habían lanzado duras acusaciones de corrupción contra Bakiyev y su entorno familiar y Moscú había aplicado medidas como el encarecimiento del combustible que vende a Kirguizistán para poner en dificultades a las autoridades de Bishkek.[4] La firma por Putin el 29 de marzo del decreto que ponía fin a los subsidios rusos a las exportaciones de combustible a Kirguizistán se producía después de que el Kremlin hubiera constatado no sólo que el clan Bakiyev se beneficiaba con su comercio sino que parte del mismo era vendido a los estadounidenses en Manas.[5] Las autoridades rusas estaban indignadas también porque en el gran proyecto de construcción de una enorme presa hidroeléctrica en el que estas habían previsto desembolsar 1.700 de los 2.000 millones de dólares comprometidos Bakiyev había invitado a incorporarse a China.
 
El Presidente depuesto se refugiaba en un primer momento en su localidad natal, Teyit, situada en la región meridional de Jalal-Abad, en el valle de Fergana y cerca de la frontera con Uzbekistán. La habilidad de las nuevas autoridades para cambiar rápidamente al alcalde de dicha localidad y al gobernador regional retirando a personas fieles a Bakiyev fue esencial para contribuir a evitar todo conato de resistencia o atisbo de enfrentamiento norte-sur que pudiera explotar las desigualdades evidentes ante los privilegios concedidos desde 2005 por Bakiyev a los sudistas y que podría haber conducido a una guerra civil.[6]15, a la que acudieron entre 2.000 y 3.000 personas y en la que se produjeron algunos disparos precipitándose con ello la huída hacia el exilio de Bakiyev.[7] Ese mismo 15 de abril abandonaba el país rumbo a Taraz, en Kazajstán, y desde allí parece que a Turquía aunque no hay confirmación, hablando incluso otras fuentes de Bielorrusia o de algún país báltico,[8] no sin antes haber presentado formalmente su dimisión con lo que facilitaba tanto jurídica como políticamente la transición al nuevo régimen.[9] Según el Ministro de Asuntos Exteriores kazajo, Kanat Saudabayev, quien preside ahora y durante este año la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), el esfuerzo negociador de su país junto con el de Moscú y Washington habían logrado esta solución. En términos diplomáticos la reacción internacional fue rápida, con el Enviado Especial de la OSCE, el kazajo Zhanibek Karibzhánov, reuniéndose el 9 de abril con las nuevas autoridades en Bishkek en paralelo a la visita también diligente del Enviado Especial de la ONU, Jan Kubis. El Presidente derrocado intentó sin éxito obtener el apoyo de la población del sur convocando dos manifestaciones que él esperaba masivas para ofrecer esas imágenes a quienes le habían defenestrado y al mundo: una en Jalal-Abad, el día 13, en la que sólo se reunieron unas 4.000 personas, y la segunda en Osh, la capital del sur, el día
 
Importante es destacar el impacto del derrocamiento de Bakiyev en el entorno centroasiático antes de detenernos en el caso de Afganistán. La revuelta tuvo un seguimiento detallado en Kazajstán y Tayikistán pero fue silenciada tanto en Uzbekistán como en Turkmenistán. En Uzbekistán se cerraron las fronteras por las que a diario transitan muchas personas entre este país y Kirguizistán y viceversa, y se reforzaron las medidas de seguridad en las poblaciones, incluyendo la simbólica Andiyan, situada muy cerca de la frontera con Kirguizistán y a tan sólo 50 kilómetros de Osh, la segunda ciudad kirguís en importancia y donde vive una minoría uzbeka de ciudadanos kirguises.[10] Por otro lado, el temor del Presidente Karimov al contagio en términos de levantamientos internos le llevó a expresar el día 20 de abril su solidaridad con Moscú, dejando así de lado algunas tensiones con el Kremlin que arrastraba desde tiempo atrás.[11] En Turkmenistán existe un rígido control tanto sobre los medios de comunicación como sobre Internet por lo que existían pocas posibilidades de que la población conociera en detalle lo ocurrido. Las autoridades turkmenas reforzaron la presencia policial en la capital, Asghabat, así como en otras localidades, y es probable que se inquieten dada la presencia de estudiantes turkmenos en universidades de Kirguizistán que habrán sido testigos directos de la revuelta.”[12] Kazajstán tiene desde antiguo relaciones muy estrechas con Kirguizistán y a ello se unía ahora el hecho de que, al desempeñar la Presidencia rotatoria de la OSCE, el régimen de Astaná se viera doblemente obligado a involucrarse en el asunto.
 
Las consecuencias para el esfuerzo militar en Afganistán
 
El hecho de que no se haya producido una escalada de violencia, aunque no hay que olvidar que la revuelta provocó al menos 84 muertos y un millar de heridos, unido al aparente pragmatismo de las nuevas autoridades, han permitido albergar a los países comprometidos en el esfuerzo bélico en Afganistán contra los Talibán y contra Al Qaida cierta tranquilidad sobre el futuro de este en lo que al significado logístico de Kirguizistán respecta.[13] No obstante, no hay que perder de vista algunas tensiones intercomunitarias detectadas días después de la partida de Bakiyev en el siempre sensible sur del país. El 32% de los habitantes de Jalal-Abad son uzbekos, la población más marginada del sur de Kurguizistán y donde representan la cuarta parte de la población total estando concentrados en las localidades más importantes: la citada Jalal-Abad y Osh. Esta minoría étnica vio con preocupación la llegada de Bakiyev y su entorno tras su huída de Bishkek pues no pueden olvidar cómo en Uzgen, en 1990, los choques entre kirguises y uzbekos se saldaron con entre 200 y 1.000 muertos, o cómo en la actualidad y por políticas mantenidas durante la presidencia de Bakiyev, los uzbekos no sólo se han visto relegados económica y políticamente sino también en lo cultural, estando marginada o incluso prácticamente ausente su lengua y su cultura tanto de la enseñanza como de los medios de comunicación.[14]
 
Si las nuevas autoridades no toman rápidamente las riendas del poder y ejercen su autoridad la situación interna podría deteriorarse con consecuencias internas y regionales. A título de ejemplo de deterioro interno, el 19 de abril se produjeron enfrentamientos intercomunitarios entre kirguises enardecidos y mesquetianos de origen turco en las afueras de Biskhek. Los primeros atacaron a los segundos – entre 20.000 y 30.000 mesquetianos residen en Kirguizistán y son descendientes de los miles deportados por Josef Stalin desde Georgia en 1944 – y los disturbios provocaron cinco muertos, decenas de heridos y el cierre al día siguiente de escuelas y comercios. Durante estos incidentes también fueron atacados algunos ciudadanos rusos.[15]
 
El que el nuevo Gobierno transitorio va posponiendo cualquier gran decisión no sólo se comprueba, como vemos, en el ámbito de la seguridad interna, sino que también se aplica a algo tan relevante para Asia Central y para Afganistán como es la definición del futuro de Manas. En este caso se ha pospuesto esta decisión para dentro de seis meses, una vez se celebren elecciones para designar a las nuevas autoridades y se apruebe una nueva Constitución o se modifique profundamente la actual. El nuevo Gobierno ha prometido volcarse en sanear la economía y mejorar las condiciones de vida de la población definiendo esta como la prioridad absoluta. Ello debería de tranquilizar, al menos de momento, a Washington que, junto al uso de la base por la que transitan más de 30.000 militares estadounidenses y 20.000 de los demás países aliados cada mes, tiene otros programas de cooperación militar con Kirguizistán, entre ellos el entrenamiento y abastecimiento de la Guardia Nacional y también de sus fuerzas especiales, que se enmarcan en su esfuerzo por solidificar la Red de Distribución del Norte (Norhern Distribution Network) vital en la nueva estrategia del Presidente Barack H. Obama en Afganistán.[16] Manas es muy importante para el transporte aéreo de y hacia Afganistán así como para el reabastecimiento de combustible, máxime desde que los EEUU perdieran el otro punto de apoyo con el que contaban en Uzbekistán, la base K-2 situada en Khanabad cerca de la ciudad meridional de Karshi, y es por ello que los aviones de transporte C-17 y los de reabastecimiento en vuelo KC-135 abundan en sus pistas, y de ella parten camiones que transportan mercancías no letales hasta Afganistán cruzando Kirguizistán y Tayikistán; por ello las declaraciones realizadas el 13 de abril por la Presidenta interina Otunbáyeva, en el sentido de confirmar que prolongará a Washington el alquiler de la base, tranquilizaban, al menos de momento, a quienes planifican las operaciones en el teatro afgano.[17]
 
Precisamente esta gran dependencia logística con respecto a Kirguizistán explica los temores y las dudas claramente manifestadas por los EEUU ante el estallido de la revuelta en el país, que se añaden a los que Washington alberga como buen conocedor que es de las presiones que Bishkek sufre desde hace años de sus aliados ruso y chino en la dinámica Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) para que la presencia militar estadounidense desaparezca de suelo centroasiático.[18] La Embajada estadounidense en Bishkek estuvo cerrada en los primeros momentos según se informó por correo electrónico a los ciudadanos estadounidenses residentes en el país, y la Secretaria de Estado Hillary R. Clinton no se puso en contacto telefónico con la Presidenta interina Otunbáyeva hasta el 10 de abril, es decir, tres días después del derrocamiento y huída de Bakiyev. Por otro lado, no fue hasta el día siguiente, el 11 de abril, que la Embajadora estadounidense, Tatiana C. Goeller, regresó a Bishkek, y buena parte del personal diplomático y sus familias han permanecido en la base de Manas tras abandonar sus hogares en la capital. En cualquier caso, desde aquellos la prioridad para Washington ha sido confirmar con las nuevas autoridades que estas respetarán los compromisos adquiridos por Kirguizistán con los EEUU que, en el ámbito de la defensa, incluyen no sólo la utilización de la base de Manas sino también contratos de suministro de material de defensa y entrenamiento de diversas unidades.[19] El mantenimiento de la colaboración entre los EEUU y las nuevas autoridades de Kirguizistán era confirmado en un reciente artículo por le Senador demócrata por Massachussets y antiguo candidato presidencial John Kerry, quien no sólo hace el inventario de los esfuerzos bilaterales a proteger en ámbitos tan importantes como las luchas específicas contra el tráfico de drogas y contra el terrorismo, o el reforzamiento de la seguridad aérea y aeroportuaria en Manas aprovechando la presencia militar estadounidense en la base aérea contigua al aeropuerto internacional kirguís, sino que también constata como señal de buena voluntad del Gobierno interino de Roza Otunbáyeva la reapertura de la emisora de Radio Free Europe/Radio Liberty, cerrada hace dos años por el régimen de Bakiyev y clave para la distribución de información y propaganda en toda la región.[20]
 
Por otro lado, también Rusia está a la expectativa de aclarar el futuro de sus relaciones con Kirguizistán teniendo en cuenta el proyecto de construcción de una base para las fuerzas de la OTSC en el sur del país, en la región de Batken, proyecto que estaba bloqueado desde tiempo antes del derrocamiento de Bakiyev. Aunque Kirguizistán es parte de la OTSC y aunque todo parece indicar que la revuelta producida no sólo ha provocado satisfacción en Moscú sino que incluso se baraja la posibilidad de que de algún modo el Kremlin haya coadyuvado a orquestarla – Rusia preparó el terreno como veíamos anteriormente con sus críticas a Bakiyev y a su entorno – la cuestión del futuro de las relaciones ruso-kirguises será también esclarecido cuando el nuevo poder asentado en Bishkek eche a andar. Ese será el momento, dentro aproximadamente de un semestre, en el que también se habrá esclarecido el alcance de la nueva aproximación rusa a Afganistán tras los anuncios cada vez más insistentes de Moscú de que desea ver incrementada su presencia en dicho escenario.
 
Dicho deseo ruso incluye también su objetivo de ver reforzada – aunque quizás lo más correcto sería decir recuperada - su presencia en Asia Central, y ahí se enmarcaría no sólo su actitud con respecto a Kirguizistán sino que también y tanto o más la definida con respecto a Uzbekistán. El Presidente de este último Estado, Islam Karimov, había boicoteado el pasado verano la celebración en Moscú de una Cumbre de la OTSC en la que debía avanzarse en dos objetivos ideados desde el Kremlin: por un lado, la creación de una fuerza de reacción rápida de la Organización y, por otro lado y conectado al objetivo citado, establecer una base militar en el sur de Kirguizistán. Karimov había vuelto a aproximarse a Washington en los últimos tiempos, y ello tras la ruptura de 2005 ante las críticas estadounidenses por la represión de Andiyán; la política exterior y de seguridad y defensa del Presidente uzbeco pasa por una hábil aproximación a los actores más importantes de la zona – Rusia, los EEUU y China – manteniendo complejos equilibrios con todos ellos. Ahora, tras haber flirteado con altos cargos del Pentágono y del Departamento de Estado recibidos en Tashkent para definir el apoyo uzbeco al esfuerzo aliado en Afganistán, Karimov había enfadado tanto a las autoridades rusas que ha considerado llegado el momento de reequilibrar sus relaciones con estas.[21]1” que detraería aún más recursos hídricos que Uzbekistán necesita. Los transportes que utilizan la ruta NDN penetran en Tayikistán desde Uzbekistán y se están viendo afectados por dicha tensión bilateral. Estos retrasos fuera del territorio afgano se complican aún más al llegar a la frontera de dicho país, pues es harto conocida la burocracia afgana que retrasa aún más la llegada de los recursos a sus destinatarios dadas las múltiples autorizaciones que estas solicitan.[23] El problema es que estos movimientos de táctica política de Karimov podrían tener consecuencias estratégicas en el escenario afgano, sobre todo si se reflejan en una ralentización del apoyo logístico a las fuerzas aliadas a través de la NDN. Si dicho escenario se produjera vendría a añadirse a otro que ahora existe y que también dificulta el normal funcionamiento de la NDN: desde febrero las autoridades uzbecas dificultan el tráfico de vehículos y mercancías desde el vecino Tayikistán como medida de retorsión frente al plan tayiko de construir una gran presa para producir electricidad que reduciría el flujo de agua.[22] Además a dicho plan se añade otro, este kirguís, conocido como “Kambarata-
 
Tampoco hay que perder de vista que el deseo ruso de reforzar la OTSC, creada en 2002, no debe ser visto solamente en términos de interés limitado a su zona de influencia incluyendo su pulso estratégico con los EEUU y sus aliados en Afganistán. Moscú quiere recuperar de forma progresiva su papel global, tanto frente a Washington como frente a la rápida emergencia de China, y buena prueba de ello era la firma en Moscú el pasado 18 de marzo de un Acuerdo de Cooperación entre la OTSC como organización regional de seguridad y la Organización de Naciones Unidas (ONU).[24] En la Declaración Conjunta hecha pública se hace referencia a la posible contribución de la OTSC a operaciones de la ONU en los ámbitos de “prevención y resolución de conflictos, lucha antiterrorista, contra la criminalidad transnacional y el tráfico de armas”. De la OTSC forman parte Armenia, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán y cuenta ya con una fuerza de despliegue rápido activada, la KSBR, formada por diez batallones, cinco de ellos rusos, dos kazajos, dos tayikos y uno kirguís. Su Secretario General, Nikolai Bordyuzha, ya llamó el pasado 22 de febrero y definir una cooperación entre la OTSC y la OTAN en la lucha contra el tráfico de la droga producida en Afganistán, pero la Alianza atlántica no ha respondido formalmente a tal propuesta ya que hay resistencias en su seno a llevar adelante tal escenario de cooperación con Rusia y sus aliados. No hay que olvidar que la Federación Rusa es uno de los países más afectados por la droga afgana, no sólo por ser una ruta privilegiada de salida hacia Occidente con lo que ello implica en términos de incremento de la criminalidad en su suelo, sino también porque crece igualmente el consumo y con ello los estragos entre su población. Es por ello que el pasado 16 de marzo el Vice Ministro de Asuntos Exteriores ruso, Alexei Borodavkin, insistió en esta posibilidad de colaboración ante una delegación de responsables de seguridad afganos de visita oficial en Moscú. En la declaración final que culminaba esta visita ambas partes consideran a la OTSC un actor lleno de potencialidades para esta lucha.[25]
 
A Rusia no le es ajena, como tampoco debe de serlo a países occidentales como los EEUU o Alemania,[26] la vigencia del terrorismo que desde hace años ha actuado dentro y fuera de Kirguizistán, Uzbekistán y Afganistán y que conocido como el Movimiento Islámico de Uzbekistán (MIU) se transformaba en 2007 en el autodenominado Partido Islámico del Turkestán. Reconvertido según algunos análisis desde un aparente grupo en declive tras la eliminación de su líder, Tohir Yoldash, en Pakistán el 27 de agosto de 2007, en un polo de atracción de terroristas de diversos orígenes, si ello se confirma podría hacernos volver a los días en los que realizaba osadas incursiones en Kirguizistán, Tayikistán o el propio Uzbekistán.[27] En lo que a Kirguizistán respecta cabe recordarse que su territorio ha sido escenario de actuación privilegiada del transfronterizo Partido de Liberación Islámica (Hizb-ut-Tahrir) y privilegiado ha sido también su suelo para el tránsito de la heroína afgana, y todo ello se agudizaba en la última década, realidades ambas que se han agravado por el atractivo de un país que tiene fronteras nada menos que con China, Kazajstán, Tayikistán y Uzbekistán. En el año 2000, en la región uzbeka de Surkhandarya, fronteriza con Kirguizistán, fuerzas especiales uzbekas y terroristas del MIU mantenían duros enfrentamientos armados y la ley marcial se mantuvo en ella durante años. Por otro lado, entre 2002 y 2003 se vivieron momentos especialmente duros para Kirguizistán en términos de activismo terrorista, con el ataque contra un mercado de Bishkek, en diciembre de 2002, la matanza de 19 comerciantes chinos en marzo de 2003 o el ataque contra dos comisarías en Jalal-Abad y contra una oficina de cambio en Osh, todos ellos en mayo de aquel año.[28] Aquellos ataques se producían en el marco de la reactivación terrorista del Hizb-ut-Tahrir kirgís y del reagrupamiento del MIU. Años después, en una década en la que el conflicto en Afganistán no sólo no termina sino que se agrava, el hecho de que la principal zona de asentamiento del MIU y la principal zona de penetración del Hizb-ut-Tahrir sean el Valle de Fergana, compartido por Kirguizistán, Tayikistán y Uzbekistán, unido al activismo de los uigures radicalizados del Xinjiang chino ha incrementado notablemente las vulnerabilidades de Kirguizistán.[29]


 

 
Carlos Echeverría Jesús (Madrid, 26 de marzo de 1963) es Profesor de Relaciones Internacionales de la UNED y responsable de la Sección Observatorio del Islam de la revista mensual War Heat Internacional. Ha trabajado en diversas organizaciones internacionales (UEO, UE y OTAN) y entre 2003 y 2004 fue Coordinador en España del Proyecto "Undestanding Terrorism" financiado por el Departamento de Defensa de los EEUU a través del Institute for Defense Analysis (IDA). Como Analista del Grupo asume la dirección del área de Terrorismo Yihadista Salafista.
 
 
Notas

[1] Véase BLUNDELL, Alejandra: “Kirguistán sobrevive a una revolución sangrienta” El Mundo 8 abril 2010, p. 26.
[2] España retiró sus efectivos de la base de Manas en 2009 al expirar su alquiler. A principios de febrero de ese año Bakiyev había iniciado el procedimiento para desalojar a los occidentales de la base, el 19 de febrero el Parlamento kirguís apoyaba su propuesta y se daba hasta agosto a las fuerzas estadounidenses para dejar las instalaciones. A la altura de junio nada parecía indicar que tal desalojo se fuera a producir - Washington seguía firmando contratos de servicios, tanto de personal no militar como de abastecimiento de combustible siendo estos últimos contratos de nueve meses de duración – y ello a pesar de las declaraciones formales kirguises. Sobre esta contradictoria situación véase TYNAN, Deirdre: “Kyrgyzstan: US Forces Appearb to Have Deal to Stay at Manas Air Base” Eurasia Insight 1 junio 2009, en www.eurasianet.org.
[3] GANTES, Óscar: “Kirguizistán, una revolución rusa” Atenea Periódico Digital 22 abril 2010, en www.revistatenea.es.
[4] Junto a las acusaciones de corrupción se rescataban también las opiniones críticas de los observadores de la OSCE enviados a las elecciones presidenciales que el pasado 23 de julio renovaban a Bakiyev en el cargo y que eran ampliamente calificadas de fraudulentas.
[5] Algunos medios rusos iban aún más lejos identificando a un hijo del Presidente Bakiyev, Maksim, como el artífice de esa operación de venta de combustible ruso subvencionado a las fuerzas estadounidenses y cifrando los beneficios que ello reportaba en 8 millones de dólares mensuales. El negocio era redondo pues en esa base se consumen diariamente un cuarto de millón de galones de combustible y la perduración de la guerra hacía de esta una actividad asegurada para meses e incluso años.
[6] Véase “Kirguizistán-disturbios. El depuesto presidente dice que si le intentan detener correrá sangre” Alerta 13 abril 2010, p. 42.
[7] TOKBAEVA, Dina: “Bakiev Resigns After Support Crumbles” Report News Central Asia The Institute for War and Peace Reporting 15 abril 2010, en www.iwpr.net.
[8] Los kirguises, de cultura nómada y rasgos mongoles que conviven con una importante minoría china, hablan no obstante una lengua de origen turco. Esta revuelta y la posible instalación del depuesto Bakiyev y de los suyos – aunque no todos han conseguido abandonar Kirguizistán su clan está cifrado en más de 7.000 individuos – en Turquía, podría dar a Ankara una oportunidad de intensificar su siempre ansiado protagonismo en Asia Central, especialmente ahora cuando cada vez se aproxima más hacia Oriente. Por otra parte, véase sobre el posible destino de Bakiyev, en Farangis NAJIBULLAH: “Clashes Erupt in Kyrgyzstan Capital, ex President’s Supporters Rally in South” Eurasia Insight 19 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[9] “Kyrgyzstan: Exit Bakiyev” Eurasia Insight 15 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[10] El 13 de mayo de 2005 las fuerzas de seguridad uzbekas reprimieron con dureza una movilización en Andiyán muriendo 187 personas según las autoridades y cerca de un millar según la oposición. La movilización se producía en el contexto de las protestas contra el procesamiento de 23 hombres de negocios acusados de estar vinculados al islamismo radical. Las críticas internacionales al régimen por aquella represión llevaron al régimen de Islam Karimov a aislarse y a impedir a los estadounidenses seguir utilizando las facilidades que hasta entonces y desde el 11-S habían estado utilizando para su campaña afgana. Véase LILLIS, Joanna: “Central Asian Strongmen Look Askance at Kyrgyz Upheaval” Eurasia Insight 21 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[11] De visita en Moscú tras dos años sin hacerlo Karimov coincidía con su homólogo ruso Dmitri Medvedev en la necesidad de que las nuevas autoridades de Bishkek se hicieran rápidamente con el control. Karimov recuerda cómo el caos generado por la “Revolución de los Tulipanes” de 2005 en Kirguizistán tuvo efectos transfronterizos que degeneraron en los sangrientos acontecimientos de Andiyán. Véase “Uzbekistan: Spooked by Kyrgyz Unrest, Karimov Warms to Russia” Eurasianet Insight 20 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[12] “Kyrgyzstan’s Neighbours Look on with Concern” The Institute for War and Peace Reporting Report News 21 abril 2010, en www.iwpr.net.
[13] TYNAN, D.: “Kyrgyzstan: Bishkek plans no immediate changes in strategic cooperation with US, Russia” Eurasia Insight 12 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[14] LILLIS, J.: “Kyrgyzstan: Political Violence Feeds Ethnic Tension in South” Eurasia Insight 19 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[15] TRILLING, David: “Kyrgyzstan: Inter.-Ethnic Tension Rattles Bishkek” Eurasianet Civil Society 22 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[16] La NDN consiste en una red de carreteras, líneas ferroviarias y rutas aéreas que permiten a los EEUU y a sus aliados abastecerse en Afganistán con productos que atraviesan Asia Central. La NDN es gestionada por la Agencia de Logística de la Defensa (DLA) de los EEUU, que constata que lo sucedido en Kirguizistán se está reflejando en retrasos en la llegada de material enviado a Afganistán. Véase TYNAN, D.: “Kurgyzstan: Manas Fully Operational, But NDN Re-Supply Line Still Lags” Eurasia Insight 13 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[17] Véase “Kirguistán-EEUU. El gobierno prolongará el alquiler de Manas” ABC 14 abril 2010, p. 33.
[18] Forman parte de la OCS China, Kazajstán, Kirguizistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán.
[19] “Kyrgyzstan: Washington Reaches Out To Bishkek” Eurasia Insight 11 abril 2010, en www.eurasianet.org. Sobre la importancia de la contribución estadounidense a la seguridad y la defensa de Kirguizistán podemos hacernos una idea a partir de las declaraciones realizadas por el General David Petraeus, Jefe del Mando Central USCENTCOM, durante su visita a Bishkek en enero de 2009: allí cifró en 150 millones de dólares el montante total, de los que sólo 63 millones iban directamente a la Base Aérea de Manas. Véase TYNAN, D.: “Kyrgyzstan: US Forces Appear op cit.
[20] KERRY, John: “Kyrgyzstan: Washington Must Show Commitment to Kirguiz Democratization” Eurasia Insight 21 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[21] En noviembre pasado la retirada por orden del Presidente Karimov de un monumento de la era soviética erigido en Tashkent había agravado la crisis entre ambos regímenes. Véase “Uzbekistán: Spooked op cit.
[22] El 80% del agua dulce para el consumo de Asia Central tiene su origen en Kirguizistán y Tayikistán, siendo las otras tres repúblicas – Kazajstán, Turkmenistán y Uzbekistán - dependientes en extremo de aquellas. Véase “Tajikistan: Repercussions of Tajik-Uzbek Feud May Be Fell all the Way in Afghanistan” Eurasia Insight 1 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[23] TYNAN, D.: “Kyrgyzstan: Manas Fully Operational, but NDN Re-Supply Line Still Lags” Eurasia Insight 13 abril 2010, en www.eurasianet.org.
[24] El Acuerdo era firmado por el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon, y el de la OTSC, el ruso Nikolai Bordyuzha. Véase “CSTO: Moscow-led Security Group Harbors Aspirations of Going Global” Eurasia Insight 24 marzo 2010, en www.eurasianet.org.
[25] Ibidem.
[26] En septiembre de 2007 la Policía alemana lograba abortar intentos de atentado de la Unión Islámica del Yihad (IJU), escisión del MIU surgida en 2001, que ha reivindicado atentados en Uzbekistán desde 2004 y que está incluida en la lista de grupos terroristas de la ONU desde 2005. Tras la detención entonces de tres miembros del IJU entre Hannover y Frankfurt un cuarto terrorista era detenido en octubre de 2008 en Frankfurt. Véase ECHEVERRÍA JESÚS, C.: “El yihadismo salafista en Asia Central: el estado de la cuestión” Análisis del Real Instituto Elcano (ARI) nº 6/2009, 13 enero 2009, en www.realinstitutoelcano.org, en Área asia/Pacífico.
[27] “Central Asia: Dec’09/Jan’10” en www.iwpr.net.
[28] Véase ECHEVERRÍA JESÚS, C.: “Terrorismo y energía en Asia Central” en GARCÍA, Julia y GONZÁLEZ DE CASTEJÓN, Gabriela (Ed): Perspectivas Exteriores 2004. Los intereses de España en el mundo Madrid, Política Exterior-FRIDE-Real Instituto Elcano, Biblioteca Nueva, 2004, pp. 237-238.
[29] Desde que el 12 de marzo de 2001 se dictaran en Kirguizistán dos sentencias de muerte contra dos uigures chinos por actos de terrorismo cometidos en la región de Osh, hasta las medidas contra medios uigures tomadas en la presente década desde la capital kirguís – incluyendo la prohibición de la Asociación Uigur de Kirguizistán, de la organización de derechos humanos “Democracia” de Bishkek o del Centro de Información Uigur “Erpan” -, la amenaza del terrorismo yihadista salafista no ha dejado de estar presente entre las autoridades de Kirguizistán. Véase ECHEVERRÍA JESÚS, C.: “El yihadismo salafista en Asia Central op cit.