Hipocresía ONUnarrable

por Anne Bayefsky, 10 de septiembre de 2008

Hay más de 3.000 organizaciones no gubernamentales, u ONG, acreditadas oficialmente por la entidad central de procesamiento de la ONU. Representando un amplio abanico de personas e intereses de todo el mundo, estos grupos pueden acceder a las instalaciones de la ONU, tener acceso a las reuniones y las decisiones y dirigirse a entidades de la ONU como el Consejo de Derechos Humanos.
 
Ahora bien, Naciones Unidas está en campaña contra una única organización no gubernamental. Está programado que mañana revoque este permiso elemental de acceso a la Unión Mundial de Judaísmo Progresista. Sí, resulta que la WUPJ - que representa a más de 1,7 millones de judíos reformistas, progresistas, izquierdistas o construccionistas de todo el mundo - pierde sus privilegios de asistencia a los eventos de la ONU.
 
¿Cuál fue su pecado? Atreverse a hablar claramente contra la hipocresía de los derechos humanos en Naciones Unidas.
 
Los burócratas de la ONU remontan el problema a un comentario realizado por la WUPJ durante la sesión del 24 de enero de 2004 del Consejo de Derechos Humanos. La reunión fue la cuarta vez que la principal entidad de derechos humanos de Naciones Unidas había convocado una sesión entera para condenar a Israel. En comparación con las seis sesiones para tratar los derechos humanos en los 191 miembros restantes de la ONU, esa elevaba el total de reuniones especiales sobre Israel a cuatro.
 
Mientras el consejo llevaba a cabo su caza de brujas usual, el representante de la WUPJ David Littman incurrió en el error de hacer alusión a la genocida carta fundacional de Hamas. Empezó en tres ocasiones, citando las palabras del texto de que “Israel continuará existiendo hasta que el Islam lo borre,” e invitando al consejo a invocar la Convención contra el Genocidio.
 
En cada ocasión, el presidente del consejo interrumpió y le advirtió de 'centrarse en la materia.' Littman siguió en sus trece: “El tema es lo que Hamas y el gobierno de Gaza quieren hacer a Israel.” Bang, bang, bang, a pique. Escaldado, Littman tiraba de Shakespeare y decía: 'Hay un enfermedad general en el aire. Una sensación de que hay algo podrido en el estado de este consejo.'
 
Esa fue la gota que colmó el vaso. Esas palabras “faltaron al respeto” al Consejo de Derechos Humanos, afirman los diplomáticos árabes.
 
Lo cual nos lleva a la actualidad - mañana, en realidad - cuando el comité de la ONU a cargo de conceder los mismos derechos a todas las organizaciones no gubernamentales expulse a los judíos de las instalaciones.
 
Presidiendo el comité se encuentra ese parangón de las libertades civiles, Sudán. La vicepresidencia está ocupada por Cuba y Pakistán. Entre los 16 miembros restantes se encuentran violadores de la libertad de expresión como Angola, China, Egipto, Qatar y Rusia.
 
En la reunión del pasado jueves, Sudán - que en la actualidad está cometiendo un genocidio -- expresaba su preocupación por el comportamiento de la WUPJ “que viola el espíritu y la letra de la carta de la ONU.' China - donde puede ser detenido por teclear “derechos humanos” en un ordenador - estaba enfurecida porque “Nosotros respetamos a la sociedad civil y las ONG.”
 
Lo que realmente sucede es que la ONU intenta sacarse una china del zapato. Littman y la WUPJ son voces raras pero tenaces que enfrentan los abusos de los derechos humanos islámicos en la ONU a cada ocasión. Durante el último año, Littman ha denunciado al consejo que el Derecho iraní “sigue permitiendo el matrimonio de niñas de tan solo 9 años, y justifica la lapidación de mujeres por presunto adulterio,” advertía contra “la supremacía de la sharia sobre la Declaración Universal,” e instaba a que “los llamamientos a matar en nombre de Alá sean inequívocamente condenados.”
 
En cada ocasión, estados como Egipto, Irán o el observador palestino intentaron cerrarle la boca.
 
¿Tendrán éxito - o Estados Unidos, que también integra el comité, luchará por los derechos de la WUPJ? Si los censores ganan, ello va a tener un efecto dramático sobre los grupos con acceso al sistema de la ONU y va a dejar a su suerte a las víctimas.

 
 
Anne Bayefsky es profesora de la Facultad de Derecho de Columbia especializada en Derecho internacional y la convención de derechos humanos, y es miembro permanente del Instituto Hudson. Fue la primera mujer en doctorarse simultáneamente en dos universidades, la Universidad de Toronto y la Universidad de Oxford.