Hacia una recesión. Con "z" de Zapatero

por José María Rotellar, 5 de diciembre de 2007

La inercia que se acaba
 
Cuando Zapatero alcanzó el gobierno en marzo de 2004, recibió una herencia económica que hasta él mismo, en sede parlamentaria, calificó como buena. La elocuencia de los datos no dejaba lugar a otra valoración, ni siquiera para quien ha construido siempre su discurso en la vaciedad y en el juego de palabras. Cualquier comentario en otro sentido podía ser fácilmente contestado con el argumento de las cifras, tal y como le sucedió a Solbes tras su pueril actitud al respecto.
 
Zapatero nombró a Solbes para que estirase durante toda una legislatura el botín recibido, sin reformas ni impulsos en la economía, sin adaptarse a los constantes cambios de un entorno globalizado. Así, los esfuerzos de Zapatero sólo se concentraron en memorias parciales, desmemorias interesadas y estatutos insolidarios y desvertebradores. Nada de economía, sólo que aguantase hasta la cita con las urnas y diese de sí para cubrir los cheques-regalo electoralistas.
 
Y aquí estamos. En una situación de alta incertidumbre económica internacional y con nuestra parcela en la materia a la intemperie, sin los deberes hechos para resistir de la mejor manera a una posible crisis que se puede desencadenar.
 
La dilapidación de este legado llega a su fin. La casa parece que mantiene la prestancia de antaño, pero la carcoma inunda el interior de una economía anquilosada por la actitud del Gobierno.
 
La ausencia de reformas y las consecuencias económicas de sus políticas interior y exterior provocarán que España sufra la desaceleración económica de manera especialmente intensa. Los efectos que una crisis produzca en España serán, por tanto, responsabilidad del Gobierno, con “z” de Zapatero. Repasemos algunas de sus decisiones y sus nefastas consecuencias económicas.
 
Las consecuencias para la economía del “efecto Zapatero”
 
1.      Las consecuencias de la quiebra de la unidad de mercado y de la solidaridad
 
El nuevo estatuto catalán, además de sus consecuencias políticas, tiene efectos nocivos sobre la economía. Zapatero es el responsable, como impulsor de este nuevo estatuto, de las graves consecuencias que supone, entre ellas las económicas:
 
·         Persigue acabar con la solidaridad ente las regiones españolas, al pedir que se acabe con lo que algunos políticos catalanes llaman “déficit de la balanza fiscal”.
·         Viola el principio constitucional de unidad de mercado y afecta al funcionamiento del mismo. El establecimiento de barreras lingüísticas afectará a las inversiones extranjeras que pudiesen sentir interés por invertir en Cataluña, que se deslocalizarán por el aumento de costes que conllevan las medidas del estatuto. De esta forma, afectará a una parte de la economía española. La libre circulación de trabajadores también se ve coartada al imponer el uso oficial y obligatorio del catalán.
 
2.      Las consecuencias de la intromisión en el mundo empresarial y el descrédito internacional
 
Nunca un gobierno en España había intentado intervenir tanto en el mundo empresarial como el de Zapatero. Su gobierno alienta la OPA hostil de Gas Natural sobre Endesa, en el marco de las pretensiones de crear un operador catalán de la energía, recogidas en el Pacto del Tinell.
 
Tras enfrentarse a la Comisión Europea, presionar sobre dictámenes de la Comisión Nacional de la Energía, generar un crisis sin precedentes en la Comisión Nacional del Mercado de Valores y ver cómo el mercado respalda las tesis y políticas de la empresa opada, el Gobierno de Zapatero anima y promueve una alianza entre una empresa española y otra pública italiana que deje fuera de juego, en el último momento, a una empresa alemana que se disponía a adquirir la compañía eléctrica española.
 
El crédito de España fue arrastrado por el gobierno, hasta el punto de que la empresa alemana llegó a afirmar que “quien quiera invertir en España, más vale que se busque buenos aliados que garanticen el éxito de la operación”. Desde entonces, los inversores miran a España con recelo.
 
3.      Las consecuencias económicas de la pésima política exterior
 
El gobierno de Zapatero se ha caracterizado por una política exterior entre lo inexistente y lo pintoresco. Al igual que no hay nada peor para atraer inversiones que la intromisión pública en el mundo empresarial, nada es más nocivo para nuestras inversiones en el extranjero que un gobierno que no respalda a nuestros empresarios ante los episodios de inseguridad jurídica a la que se enfrentan en determinados países gobernados por populistas.
 
Ni una palabra, ni una acción, ni un apoyo al empresariado español cuando han visto sus acuerdos vulnerados en Bolivia o amenazados en Venezuela.
 
Algo grave pasa cuando el presidente del gobierno español pide erigirse en mediador entre otro estado, como Argentina, y los empresarios españoles, en lugar de defender los intereses de estos últimos, que son los de España. ¿Qué tipo de garantía es ésa para nuestros emprendedores? ¿Qué imagen se vende de la “marca” España?
 
Como remate, el antiamericanismo de Zapatero impide la creación de miles de puestos de trabajo como consecuencia de la pérdida de un contrato de la flota naval norteamericana para los astilleros españoles.
 
4.      Las consecuencias económicas de la ampliación de la UE
 
La negociación de las perspectivas financieras para el período 2007-2013 se realizó en el marco de la ampliación realizada en la Unión Europea. Este acuerdo, que persigue una mayor cohesión europea, supuso una pérdida de saldo neto para España de más de 42.000 millones de euros.
 
De esta manera, España pasó a pagar el 25% del coste de la ampliación, cuando sólo representa el 9% del PIB comunitario. Las consecuencias lesivas para España son cuantificables. La pérdida de fondos se transformará en menores niveles de renta, empleo, capital privado, capital público y PIB.
 
Muchas comunidades notarán la ausencia de estos fondos en unos momentos de inestabilidad económica, en la que la falta de estos recursos, habituales hasta ahora, contribuirá a acentuar la desaceleración económica, que repercutirá en el desempleo para muchas familias.
 
5.      Las consecuencias de una política fiscal expansiva y electoralista
 
Zapatero ha presentado, durante toda la legislatura, unos presupuestos expansivos, con un crecimiento del gasto nominal superior al crecimiento del PIB en términos corrientes.
 
El equilibrio presupuestario del que ahora presume -cuando en el pasado lo denostó públicamente, incluso en sede parlamentaria- lo ha podido lograr gracias al magnífico comportamiento de la recaudación, que empieza a dar signos de debilidad, como en el caso del IVA.
 
Una vez que los ingresos comiencen a fallar de manera más acusada, el efecto nocivo de su política de gasto se hará notar con virulencia. Entonces, el gasto en el que se habrá incurrido, estructural, no podrá ser atendido por los ingresos que lo sujetaban, coyunturales. El déficit y el incremento de deuda aparecerán, con sus perniciosos efectos para la economía.
 
Además, dicha política expansiva poco ayuda al control de la inflación en el corto plazo. Por un lado, presiona al alza a los precios. Por otra parte, puede contribuir al incremento de las importaciones, que así crecerían en su aportación negativa al PIB, en un contexto en el que el sector exterior ha alcanzado un déficit de casi el 10% del PIB.
 
Esta política de crecimiento desmedido del gasto tiene su colofón en la batería de medidas electoralistas que Zapatero ha anunciado: cheque-bebé, cheque-dentista, cheque-alquiler. Sus efectos económicos perversos los pagarán todos los españoles.
 
6.      Las consecuencias de la ausencia de reformas económicas
 
Si en algo se ha caracterizado el gobierno de Zapatero en materia económica es en la ausencia de reformas. Ha tratado de vivir de las rentas, sin procurar que la economía se mantuviese siempre ágil, preparada para hacer frente a cualquier adversidad en las mejores condiciones.
 
No ha liberalizado ningún sector ni ha introducido reformas de calado. Una tímida modificación en el mercado laboral, que no soluciona el problema estructural del mismo, es todo lo que se puede recoger.
 
La rigidez del mercado laboral afecta directamente a los costes laborales, con consecuencias en una doble vertiente: desincentiva inversiones extranjeras y lastra las exportaciones españolas. La subida irracional del salario mínimo incrementa los costes en un primer momento; su segunda derivada será la expulsión del mercado laboral de los más débiles cuando se intensifique la desaceleración económica. Así, vemos cómo los costes laborales unitarios crecen en España muy por encima de como lo hacen en la Unión Europea o en Estados Unidos.

 
Fuente: Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid a partir de datos de la OCDE
 
 
De esta manera, el PIB por hora trabajada crece muy por debajo del crecimiento que registran la zona euro, la UE-15 y Estados Unidos. La pasividad de la política económica de Zapatero en materia de reformas hace que cada vez nos alejemos más de nuestro entorno en términos de productividad.


 
Fuente: Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid a partir de datos de la OCDE
 
 
Además, el crecimiento de los precios vuelve a marcar un diferencial con la eurozona que se mueve en torno a un punto, elemento que lastra también a los productos españoles, además de provocar una disminución en el poder adquisitivo de los españoles.
En estas circunstancias, la productividad en España se aleja, cada vez más, de la de la Unión Europea o de la de Estados Unidos, lo que hace que nuestras empresas puedan competir en peores condiciones en el exterior.

 
Fuente: Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid a partir de datos de BDSICE
 
 
Éstas son algunas de las principales consecuencias económicas de la gestión de Zapatero. Nos deja debilitados, con incertidumbres en cuanto a nuestra credibilidad como país, lastra nuestra productividad y nos hace menos competitivos.
 
Primeros resultados de la ineficiencia económica de Zapatero
 
Mientras Zapatero proclamaba 2006 como el mejor año económico de España, muchos españoles no lo percibían de tal modo. El fin de la convergencia en renta con la Unión Europea se complementa con las dificultades de una inmensa mayoría de los españoles para llegar a fin de mes. Veamos los primeros resultados, motivados por la desidia económica del gobierno de Zapatero:
 
·         Las consecuencias en precios de la rigidez de los mercados en España y la ausencia de reformas antes mencionada acompañan a la espectacular subida de los precios, en menos de un mes, de los productos de primera necesidad, como el pan -hasta 20 céntimos de euro la unidad- o la leche -15 céntimos de euro el litro-.
·         Este incremento en el precio de los lácteos, ha situado al litro de leche por encima del litro de gasoil, con la diferencia de que el uso del vehículo privado encuentra la posibilidad de sustitución en el transporte público, pero la leche que tiene que tomar un niño no tiene bien sustitutivo posible en su nutrición.
·         La política expansiva de Zapatero, ha contribuido, conforme al peso económico de España en la eurozona, a la subida de tipos de interés que ha implementado el Banco Central Europeo desde el 30 de noviembre de 2005. Hemos pasado de un tipo de interés del 2% a otro del 4%, y de un euribor hipotecario del 3,3% cuando llegó Zapatero a uno actual del 4,7%.
·         Esto ha hecho que las familias vean reducir su renta disponible. Una familia con una hipoteca de 150.000 euros a 30 años, ha visto cómo se incrementaba su cuota hipotecaria mensual en casi 130 euros, que supone un porcentaje apreciable del salario medio en España.
·         La consecuencia de la asfixia económica de las familias no ha tardado en hacerse notar: los primeros efectos en la reducción del consumo privado ya han aparecido y las perspectivas de los consumidores empeoran por momentos, de forma directamente proporcional a las percepciones de desaceleración tras la crisis crediticia del mes de agosto, cuyo alcance en la economía real todavía se desconoce.
·         La tasa de paro ha vuelto a crecer, hasta superar el 8%.
·         El paro registrado ha aumentado en más de 31.000 personas en el mes de octubre. En términos interanuales, se produce un aumento muy importante en la tasa de paro de inmigrantes y de la tasa de paro en el sector de la construcción
·         Los afiliados a la Seguridad Social han disminuido en octubre en casi 76.000
·         El crecimiento económico, pese a los intentos desesperados del gobierno por mantenerlo en tasas trimestrales que permitan alcanzar el objetivo para 2007, se ralentiza a marchas forzadas
 
Empeoramiento de las previsiones para 2008 y 2009
 
El Gobierno ha ignorado la desaceleración económica que se ha comenzado a producir, al estimar en los Presupuestos Generales del Estado para 2008 un crecimiento del 3,3, cuando todas las instituciones -nacionales e internacionales- han revisado a la baja dicha previsión. Sólo posteriormente, el ministro Solbes ha admitido la posibilidad de un crecimiento menor, pero sin retocar las previsiones de manera oficial.
 
De esta manera, la OCDE y el FMI estiman para España un crecimiento de 2,7 para 2008, muy alejado del 3,3 del Gobierno, que muestra una acentuación de la desaceleración en nuestro país y que alerta sobre la posibilidad creciente de incurrir en déficit al no modificar el gasto presupuestado.
 
A estas voces se unió el pasado 9 de noviembre la Comisión Europea. En su informe de otoño, analiza las perspectivas para finales de 2007 y para el conjunto de 2008 y 2009. En él reduce en cuatro décimas su previsión de crecimiento para España en 2007, hasta dejarlo en 3,0 y la disminuye aún más  para 2009, hasta llevar la tasa de crecimiento a 2,3.
 
La Comisión Europea incide en que la desaceleración económica en España será mayor que en el resto de la Unión Europea, debido a una mayor ralentización del consumo privado y de la inversión inmobiliaria. Al analizar las variables económicas, comprobamos cómo los diferenciales positivos que España tiene con la eurozona disminuyen entre 2007 y 2009, mientras que los diferenciales negativos que mantiene con el conjunto del área del euro, aumentan.
 
Incluso con estas previsiones de la Comisión Europea, más optimistas para España que las que emiten otras instituciones internacionales sobre nuestro país, vemos cómo la desaceleración se prevé más intensa y duradera en España. Especialmente preocupante es la advertencia realizada sobre la importante caída de la inversión en el sector inmobiliario, ya que la construcción representa más del 12% del valor añadido bruto de nuestra economía. No es de extrañar, por tanto, las previsiones que nos otorga en cuanto al crecimiento de la tasa de paro, hasta llevarla a niveles próximos, de nuevo, a los dos dígitos.

 
 
Perspectivas económicas de la Comisión Europea
 
2007
2008
2009
Tasa de crecimiento anual del PIB constante
España
3,8
3
2,3
Eurozona
2,6
2,2
2,1
Diferencia (España-Eurozona)
1,2
0,8
0,2
USA
2,1
1,7
2,6
Tasa de variación anual de la FBKF
España
12,2
5,9
5,8
Eurozona
7,1
3,9
4
Diferencia (España-Eurozona)
5,1
2
1,8
USA
1
2,1
3
Tasa de paro
España
8,1
8,5
9,1
Eurozona
7,3
7,1
7,1
Diferencia (España-Eurozona)
0,8
1,4
2
USA
4,6
5,3
5,4
Tasa de inflación
España
2,6
2,9
2,7
Eurozona
2
2,1
2
Diferencia (España-Eurozona)
0,6
0,8
0,7
USA
2,4
1,8
1,5
Saldo exterior (% sobre el PIB)
España
-9,3
-9,6
-9,8
Eurozona
0
0
0,1
Diferencia (España-Eurozona)
-9,3
-9,6
-9,9
USA
-5,4
-4,9
-4,3
 
Fuente: Previsiones económicas de otoño para 2007-2009 de la Comisión Europea      (09 11 2007)
 

Conclusiones
 
La gestión económica de Zapatero ha sido tan nefasta como el conjunto de su política. Las rentas de lo recibido le han permitido camuflar el paulatino deterioro que se ha producido en la economía a lo largo de estos casi cuatro años. Las principales consecuencias negativas a las que ha contribuido son:
 
·         Aumento espectacular de los precios de bienes de primera necesidad, como el pan y la leche.
·         Aumento de casi un 20% de la cuota hipotecaria mensual para una familia media.
·         Pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores.
·         Incremento de la tasa de paro.
·         Caída del sector de la construcción.
·         Caída del crecimiento económico.
·         Pérdida de productividad en España.
·         Pérdida de competitividad en España.
·         Déficit exterior del 10% del PIB.
·         Pérdida del 90% de los fondos comunitarios para España.
·         Fin de la convergencia real con Europa.
·         Diferencial en inflación con la zona euro de más de un punto.
·         Recelos hacia la credibilidad de España por el intervencionismo público.
·         Vulnerabilidad económica por la ausencia de reformas.
·         Perspectivas preocupantes de empleo y crecimiento económico.
·         Previsión de agravamiento de la desaceleración económica en España.
 
En estas circunstancias, los españoles deben preguntarse quién quieren que les gestione una posible crisis: los que dejaron maltrecha la economía en 1996 y la han vuelto a empeorar ahora (PSOE), o los que la sanearon y metieron a España en el euro (PP).