Garoña: Improvisación, falsedades e insensatez
por Gerardo del Caz, 3 de julio de 2009
Un Gobierno desnortado -también- en política energética
Si alguien necesita una prueba palpable de la improvisación, falta de criterio y sentido común de este Gobierno, la continuidad o no de la central nuclear de Garoña es uno de los mejores ejemplos. Su licencia de operación finalizaba el 5 de julio sin que, hasta dos días antes, el Gobierno se haya pronunciado sobre su renovación o cierre excepto en manifestaciones contradictorias e incoherentes del presidente y del ministro de industria. Una situación inverosímil en cualquier país serio pues nuestro ejecutivo no tiene ninguna visión energética diferente a la del buenismo ecologista y, ante la duda, se abandona la prudencia exigible a cualquier buen gobernante, y no queda más que el recurso dantonesco de la audacia.
La renovación de la licencia de Garoña requería el visto bueno del Consejo de Seguridad Nuclear como organismo regulador y supervisor de las condiciones de seguridad. Dicho informe fue emitido el pasado día 3 y no deja lugar a dudas: Garoña es una central segura y puede operar al menos 10 años más. Es falso, tal y como dice Zapatero, que las centrales agoten el periodo de funcionamiento a los 40 años. La vida útil define el tiempo final total durante el cual se garantiza que la central puede operar con los márgenes de seguridad adecuados. Este juicio lo debe realizar el Organismo Regulador competente en materia de Seguridad Nuclear y Protección Radiológica, que en España es el Consejo de Seguridad Nuclear.
Es igualmente falso lo que declaró Zapatero cuando afirmó que no se autorizaba la renovación a este tipo de centrales en ningún país. En Estados Unidos ya se han concedido licencias de operación por sesenta años a un buen número de sus centrales. Hasta mayo de 2009, 52 reactores en 31 emplazamientos ya han sido autorizados y, de ellos, 18 son similares en diseño y edad a Santa María de Garoña. Sin ir más lejos, la autorización de explotación a Oyster Creek (gemela a Garoña) para sesenta años ha sido concedida por la administración Obama. Si se analizan los 30 reactores nucleares comparables al de Santa María de Garoña en todo el mundo, es decir, aquellos de tecnología BWR y con fecha de puesta en servicio anterior a 1975, el 93% han sido autorizados, han solicitado autorización o están planeando solicitarla para poder operar a largo plazo. Luego es falso que esta tecnología sea obsoleta.
Y finalmente es ridiculamente falso que en el mundo sólo se esté construyendo una central nuclear pues hay más de cincuenta en construcción, una en Finlandia, una en Francia, catorce en China, seis en India, otras tantas en Sudáfrica etc.
Sin embargo sí que tiene razón el ministro de Industria, Sebastián, cuando afirmó que 'la energía atómica es insustituible en España a día de hoy'. Haría bien el señor Sebastián en hacer algo diferente a sus predecesores en los últimos 25 años que es pura y llanamente esquivar el debate energético y postergarlo para más adelante, para el que venga. Esos despejes sin pensar, como en el fútbol, tienen mucho peligro pues es ahora, con una dependencia exterior que roza ya el 90% cuando se pone de manifiesto lo errático que han sido los planteamientos energéticos en España apostando sucesivamente y por impulsos por el gas, por la energía eólica, por la cogeneración, por la solar. Todo a golpe de subvención, de talonario y de tarifa eléctrica artificialmente rebajada.
La energía nuclear es buena y Garoña es segura
La energía nuclear se plantea como la mejor opción para un país como España. Con una capacidad tecnológica avanzada, con unos medios económicos pero con una ausencia total de recursos energéticos y con una necesidad de asegurarlos. No es de extrañar que países como Francia, Japón o Taiwan hayan optado sin ambages por esta tecnología por su garantía de independencia.
Pero es que, además, la energía nuclear supone la cuadratura del circulo en el sentido que es una energía económica -la más barata- y no emite gases contaminantes o nocivos para la salud. Se puede argumentar que sus residuos son muy peligrosos. Sí, es cierto, son muy peligrosos. Pero la realidad es que esos residuos están perfectamente controlados y son perfectamente aislables y tratables -¿se puede decir lo mismo de los gases del carbón?- y es más que posible que en un próximo futuro puedan ser reutilizables como lo demuestra Japón que construye para 2015 una planta nuclear cuyo combustible será fabricado a partir de residuos nucleares.
Y qué decir de Garoña, una de las centrales que por resultados se situa entre las más eficientes del mundo, con un mantenimiento de alta calidad y una certificación por parte del CSN de que es absolutamente segura, tal y como lo han sido la treintena de instalaciones similares a Garoña que han obtenido una prolongación de su vida útil. Garoña tiene un factor de carga, es decir, el tiempo de funcionamiento a pleno rendimiento sobre el total, que la sitúa entre las mejores del mundo (Ver Fig. 1)
Fig. 1. Factor de carga de la central de Garoña
Fuente: Foro nuclear.
Sin que justifique el hecho de ser segura, lo cierto es que los propietarios de la central de Santa María de Garoña han invertido en los últimos 5 años más de 100 millones de euros en modernización y en desarrollo tecnológico con objeto de situar la tecnología de la central al nivel de las más modernas.
En Estados Unidos, el país con más centrales nucleares del mundo y con unos criterios de operación muy estrictos, ya se ha permitido a más de 51 centrales nucleares ampliar su funcionamiento. ¿Somos en España más listos para saber que no se debe aprobar? ¿somos más ricos para poder permitírnoslo? Parece ser que no, que
Garoña hasta 2013
Garoña genera hoy el 28% de la energía consumida en Castilla y León y su operación continua, durante 10 años, significaría 39 mil millones de Kwh sin emisiones y a precio muy bajo. Si esa energía se produjera con combustibles fósiles, se emitirían 25 millones de toneladas de CO2 y hay que recordar que España es hoy el país con más problemas para cumplir la cuota de emisiones del protocolo de Kioto.
Zapatero ha declarado que se cerrará Garoña en 2013. En medio de una crisis económica sin precedentes recientes, España opta por prescindir de una forma segura, barata y limpia para producir energía cerrando una central nuclear a pesar de tener el visto bueno para su operación. Como a lo largo de los últimos meses, las referencias del presidente hacia la energía nuclear oscilan entre la demagogia, la ambigüedad y siempre cayendo e induciendo al mismo error: situar a la energía nuclear como algo del pasado y posicionar a las energías renovables como una alternativa -algo irreal e imposible-. Se ignora por insensatez o por voluntaria ceguera que esta energía es la mejor alternativa para solucionar los problemas energéticos en nuestro país.
Decidir cerrar una central nuclear no es un gesto audaz o valiente. Hacerlo con unas condiciones de seguridad garantizadas y en España es una locura y una insensatez por varias razones. En primer lugar la enorme dependencia energética del exterior que en el caso español es el mayor del mundo. En segundo lugar la capacidad de contar con una fuente de energía a gran escala, de base, capaz de llevar el peso del sistema de forma fiable y autónoma -es decir, sin depender del viento, del sol o de si llueve- y cuyo precio es el menor de todos al estar amortizada la construcción del reactor y el más estable ya que el precio del combustible apenas incide en el precio final.
En segundo lugar, la decisión de cerrar Garoña creará una gravísima situación al generar una enorme incertidumbre en el sector ya que, si se cierra esta central que tiene el visto bueno ¿por qué no se podría cerrar cualquiera de las restantes? ¿cree alguien que en el futuro alguna empresa va a decidir invertir en un país que no respeta decisiones técnicas?
Y en el fondo es simplemente eso: un desprecio absoluto a la razón, a la opinión de los expertos o al interés general. De hecho, como extraordinariamente criticó recientemente Rosa Díez, 'Cerrando Garoña, Zapatero antepone el interés del PSOE al interés de España'. Efectivamente el PSOE cumplirá un compromiso, no con su país, sino con la aritmética parlamentaria que implica seducir a sus socios más radicales. Esa es la tragedia de España en general y de la política energética en particular, el cortoplacismo supeditado a intereses partidistas que olvida el interés general y que impide que se desarrollen verdaderas políticas de Estado a largo plazo con objeto de dotar al país de competitividad, de seguridad y de conocimiento.