Exageración global II

por Thomas Sowell, 26 de febrero de 2007

(Publicado en Creators.com, 13 de febrero de 2007)

Las campañas propagandísticas adquieren con frecuencia vida propia. Los políticos que han apuntado alto con el tema del 'calentamiento global' no pueden admitir ninguna duda por su parte, ni permitir que alguna duda por parte de otros pase a formar parte del debate público.
           
Tampoco los cruzados medioambientales, cuyo sentido mismo de sí mismos como salvadores del planeta está en peligro, razón por la cual intentan aplastar cualquier opinión contraria.
 
Un ejemplo reciente y revelador de las chapuceros tentativas por silenciar a cualquiera que se atreva a cuestionar la cruzada del calentamiento global comenzaba con 'una noticia' del periódico británico The Guardian. Rápidamente encontró eco entre los senadores norteamericanos de la izquierda -- Bernard Sanders, reconocido socialista, y John Kerry, Pat Leahy y Dianne Feinstein, no tan reconocidos.
 
El titular de la 'noticia' lo decía todo: 'Ofrecido dinero a científicos por cuestionar el estudio climático'. Según The Guardian, a científicos y economistas 'se les han ofrecido 10.000 dólares por cabeza por un grupo de presión financiado por una de las mayores compañías petroleras del mundo, con el fin de minar un importante informe del cambio climático'. [Nota del editor; la noticia fue también recogida en España por el diario El País -2-2-2007].
 
Es una noción clásica de la izquierda en general, y de los fanáticos medioambientales en particular, que nadie puede estar en desacuerdo con ellos, a menos que o bien no estés informado o que seas deshonesto. Aquí se deshace de los científicos escépticos con la histeria del calentamiento global retratándolos como sobornados por representantes de intereses en favor de compañías petroleras.
 
Mientras que tales acusaciones pueden ser suficientes para que los fanáticos de cruzada se envuelvan aún más estrechamente en el manto de la virtud, algunos somos lo bastante anticuados como para querer conocer los hechos reales.
 
En este caso, el hecho es que el American Enterprise Institute -- que es una institución, no un grupo de presión -- hizo lo que hacen todas las instituciones, de todo el espectro político, por todo el país, y por todo el mundo.
 
El AEI ha planeado una mesa redonda de debate del calentamiento global compuesta de personas con opiniones distintas en la materia. A los ojos del colectivo del calentamiento global, ése fue su pecado fundamental: trataron esto como un tema, en lugar de como un dogma.
 
Al igual que las progresistas, las conservadoras, y las restantes instituciones, el American Enterprise Institute paga a la gente que hace el trabajo de preparar documentos académicos para su presentación en sus debates. 10.000 dólares en realidad no es una cifra inusual, y muchos han recibido más de otras instituciones por trabajos similares.
 
Entran los senadores Sanders, Kerry, Leahy, y Feinstein. En una carta conjunta a la dirección del American Enterprise Institute, expresan sorpresa, sorpresa, como el funcionario corrupto de policía en Casablanca.
 
Estos Senadores expresan 'nuestras más serias preocupaciones' sobre las noticias de que el AEI ha 'ofrecido pagar a científicos hasta 10.000 dólares por poner en tela de juicio los descubrimientos' de otros científicos. Los cuatro Senadores expresan lo 'entristecidos' que estarían si las informaciones resultasen ser ciertas, 'por las profundidades a las que algunos llegan con el fin de minar el consenso científico' sobre el calentamiento global.
 
Si las informaciones son ciertas, continúan los Senadores, 'ello destacaría el grado al que los intereses económicos distorsionan el debate científico y político público con esto', al 'sobornar a científicos para que apoyen una agenda predeterminada'.
 
Los Senadores preguntan: '¿Se solapan los intereses de sus donantes a un debate honesto sobre el bienestar del planeta?' Exigen que 'el AEI se disculpe públicamente por esta conducta'.
 
Como dijo una vez el difunto Art Buchwald acerca de la comedia y la farsa en Washington, '¡No puedes tragarte eso!'
 
Si pagar a personas por trabajar es un soborno, entonces todos somos sobornados a diario, a excepción de aquéllos que heredaron suficiente dinero como para no tener que trabajar en absoluto. Entre aquellos invitados a asistir al debate del AEI se encuentran algunos de los mismos científicos que dieron lugar al reciente informe que políticos, ecologistas y medios etiquetan como la última palabra en materia de calentamiento global.
 
La carta de triunfo de la izquierda es que una de las grandes petroleras donaba dinero al AEI -- ni siquiera el 1% de su presupuesto, pero bastante como para difamar.
Todas las instituciones tienen donantes, o no podrían existir. Pero los hechos tienen poco peso en las difamaciones, incluso por parte de políticos que cuestionan la honestidad de todos los demás.


 

 
 
Thomas Sowell  es un prolífico escritor de gran variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
 
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