ETA. La nueva piel de la serpiente

por Ignacio Cosidó, 8 de abril de 2011

Para ETA es vital volver a las urnas. En un momento de gran debilidad criminal, como consecuencia de la eficaz acción de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, recuperar espacio político es esencial para la supervivencia de su proyecto totalitario. Por eso lo intentaron con Sortu, lo intentan ahora con Bildu y seguirán buscando cualquier resquicio en nuestro Estado de Derecho para intentar colarse de nuevo en las urnas.
 
Bildu es esencialmente una coalición de un partido ilegal como Batasuna/Sortu con dos partidos legales que se prestan a darles cobertura, Eusko Alkartasuna y una escisión de Izquierda Unida en el País Vasco llamada Alternatiba. Se trata por tanto de una coalición ilegal, pues uno de sus socios fundadores es un partido ilegal. Cualquier lista que concurra bajo esta marca electoral debería ser en mi opinión impugnada automáticamente ante el Tribunal Supremo, al margen incluso de quiénes sean sus componentes.
 
El objetivo de ETA/Batasuna con esta plataforma va sin embargo a más largo plazo que las próximas elecciones municipales y mira esencialmente a los próximos comicios autonómicos en el País Vasco. Su estrategia es reconstituir un polo soberanista, al que se puede incorporar Aralar, con aspiraciones de convertirse en una fuerza mayoritaria en el País Vasco. Y lo peor es que hay un sector del Partido Socialista en Euskadi cada vez más predominante que comparte esa estrategia porque ve en ese polo un potencial aliado de izquierdas para mantenerse en el poder.
 
Sin embargo, la derrota de ETA depende en estos momentos en buena medida de la fortaleza de nuestra democracia para evitar que los terroristas vuelvan a las urnas. Para ello son esenciales tres cosas. En primer lugar, una oposición política que mantenga firme la exigencia al Gobierno para que impida con todos los medios legales a su alcance la inclusión de ninguna de las marcas de Batasuna y de ningún candidato de ETA en las próximas elecciones. Es evidente que desde el Gobierno vasco se ejerce presión para que Batasuna pueda ser rehabilitada políticamente y que un Gobierno que ya nos ha mentido sobre su pasada negociación con ETA resulta poco fiable. Por eso es necesario mantener desde el Partido Popular un máximo nivel de exigencia democrática.
 
En segundo lugar, es decisiva la movilización ciudadana. Una movilización liderada por las víctimas del terrorismo y que debe contar con el respaldo mayoritario de la sociedad española. El próximo sábado 9 de abril es fundamental que todos estemos en Madrid junto a las víctimas para dar un mensaje firme de que solo la derrota de ETA nos sirve, que no estamos dispuestos a consentir que los asesinos vuelvan a utilizar las instituciones democráticas y nuestros impuestos al servicio de sus fines criminales y que cualquier pacto o acuerdo con los asesinos es una traición a quienes dieron su vida por creer en la libertad.
 
Nuestro Estado de Derecho afronta un nuevo desafío por parte de los terroristas que van a tratar desesperadamente de infiltrarse en las instituciones para combatir desde ellas la democracia. Nuestra respuesta tiene que ser contundente: mientras ETA exista, ni Batasuna, ni ninguna de sus marcas blancas puede participar en las urnas. Nunca el Gobierno contó con más instrumentos legales para impedirlo. Pero lo esencial es que tenga también la voluntad política de hacerlo. El Partido Popular tiene una voluntad inquebrantable de lograr la derrota de ETA. Y estoy convencido de que la sociedad va a demostrar el próximo sábado que no permitirá otro final del terrorismo que no sea el de su derrota.