Esperanza y libertad
por Rafael L. Bardají, 19 de diciembre de 2011
(Publicado en La Gaceta, 19 de diciembre de 2011)
Al finalizar el Shabbath, la comunidad judía de Madrid le entregó el Premio Or Hanukah a la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Se lo merecía con creces, pues Aguirre es una de los pocos políticos españoles que siempre ha mantenido una línea clara en defensa del Estado de Israel, contra el antisemitismo y frente a quienes pretenden negar la existencia de aquella vergonzosa tragedia que fue el Holocausto.
Que la Comunidad judía premie a un no judío dice mucho. Israel y el pueblo judío cuenta con muchos amigos más allá de sus filas y el ejemplo de quienes salen en defensa de ellos porque lo consideran justo y necesario, bien por obligación moral, bien por intereses comunes, es también justo que se reconozca.
Que además, se premie a un político español, un país que les expulsó hace siglos, también pone de relieve la evolución de los acontecimientos. Posiblemente no haya un país más importante para España en estos momentos que Israel y el nuevo gobierno hará muy bien en cerrar el horroroso capítulo del zapaterismo en relación a Israel, los palestinos y el Oriente Medio.
Defender a Israel es defendernos a nosotros mismos de la ola de la islamismo que inunda toda la región, de Marruecos a Afganistán; estrechar la cooperación con Israel significa mejorar nuestra capacidad tecnológica y de innovación gracias a la experiencia de las empresas de aquel país; podemos aprender cómo mejorar nuestra inteligencia, la lucha antiterrorista, el entrenamiento de nuestras fuerzas armadas, la gestión del agua, las investigaciones médicas, la gestión del conocimiento… Nunca tan pocos nos pueden ofrecer tanto.
España se encuentra sin sus aliados tradicionales, por culpa de Zapatero y porque las alianzas ya no son lo que eran. El nuevo gobierno está en la obligación de tender nuevos puentes. Israel tiene que ser uno de los primeros.