España 2012: reflotar la Defensa nacional

por Enrique Navarro, 22 de septiembre de 2011

 

1. El mundo sigue avanzando
 
La seguridad es una cualidad o situación que sólo valoramos en su ausencia; tendemos a creer que es algo innato o consustancial a nuestro modo de vida y que invertir en seguridad constituye una pérdida de recursos productivos; es más, a veces pensamos que invertir en seguridad nos vuelve más inseguros.
 
Sin embargo en este nuestro pequeño planeta, que ya podemos rodear en menos de dos días, una gran parte de la población vive sometida a una gran inseguridad. De manera que no nos debiera parecer tan remoto pensar que en un mundo global, esta realidad pudiera extenderse con gran facilidad a través de unas fronteras que cada vez son más virtuales, a Europa y a nuestro país.
 
Un tercio de la población mundial está sometida a la inseguridad que proporcionan gobiernos dictatoriales que impiden el libre ejercicio de derechos básicos so pena de incurrir en delitos contra el Estado. En África existen conflictos civiles en una docena de países. A ello se unen los regímenes totalitarios que están adquiriendo capacidad de proyección nuclear y amenazan a Occidente de forma evidente, con un resultado que podría ser devastador. Países que además poseen armas químicas y biológicas. Ya conocemos ejemplos en la historia reciente de su utilización contra enemigos o contra la propia población civil.
 
Gran parte de la población mundial todavía no tiene acceso al agua corriente o a la energía, y la pobreza extrema persiste en grandes partes del globo. En muchas zonas del planeta sobrevivir sigue siendo el único objetivo vital.
 
El consumo de estupefacientes, a pesar de las grandes inversiones en publicidad no se ha reducido en Europa y Estados Unidos y crece en los países subdesarrollados. Mientras, las inmigraciones ilegales continúan siendo la única válvula de escape para grandes capas de desheredados que ven en Occidente su única tabla de aspirar a vivir como seres humanos. Todos estos fenómenos son aprovechados por delincuentes internacionales que han formado verdaderas organizaciones internacionales de terror que ocasionan más muertes y destrucción al año que Irak y Afganistán juntos.
 
El yihadismo continua activo en los países musulmanes y ni las buenas y conciliadoras palabras del Presidente Obama han conseguido calmar la denominada guerra santa contra el infiel, que todavía se predica desde las mezquitas a las que acuden a rezar más de 1.500 millones de personas todas las semanas. Ha encontrado un buen caldo de cultivo en la corrupción generalizada y en el despotismo que rige en los países musulmanes, desde Marruecos hasta Indonesia.
 
Todavía nos resulta difícil prever cual será el resultado de las revueltas populares que se están desarrollando en muchos de estos países. Irán fue el primer país donde las revueltas populares comenzaron a finales de los setenta, apoyadas por muchos países europeos que veían en dichos levantamientos una reacción frente a la corrupción y la dictadura; exactamente lo mismo que ocurre ahora, aunque cabe esperar que los resultados de estas nuevas revueltas no sean como la que lideró Jomeini, llegado desde París.
 
Finalmente la crisis económica que está azotando especialmente a las economías desarrolladas, está generando unos nuevos desequilibrios geoestratégicos que pueden dar con un nuevo esquema de poderes y alianzas que hagan variar notablemente el esquema creado después de la Segunda Guerra Mundial. Las intensas relaciones entre potencias emergentes están generando un nuevo frente político que lógicamente debiera tener su equivalencia militar a medio plazo, creando un nuevo polo militar independiente.
 
La pregunta que podríamos plantearnos en todo este contexto sería si el mundo que heredaría Rajoy a finales de 2011 es más seguro que el que heredó Zapatero en 2004 o Aznar en 1996; en segundo lugar, si estamos mejor o peor preparados para afrontar el nivel de inseguridad al que nos tendremos que enfrentar y en tercer lugar, ante el entorno que se avecina, qué medidas debería adoptar el nuevo gobierno para proveer a sus ciudadanos de un adecuado nivel de seguridad, esencial en estos momentos para generar un ambiente de confianza que permita el crecimiento económico y la salida de la crisis.
 
Las respuestas a estos interrogantes constituyen la parte esencial de este capítulo.
 
2. Las amenazas
 
Desde comienzos de los años setenta la mayor amenaza a nuestra seguridad ha venido siendo el terrorismo separatista y marxista-leninista vasco. Después de 40 años de guerra contra el Estado, apareció en escena el terrorismo yihadista, que nunca antes había golpeado a España y que lo hizo con tremenda violencia, como antes lo había hecho en Nueva York y Bali y posteriormente en Londres y Argel. Los atentados del once de marzo de 2004 nos abrieron los ojos sobre los riesgos a la seguridad que afrontamos en España, y de los que no podemos escapar con ninguna política concreta.
 
El terrorismo yihadista se ha convertido desde septiembre de 2001 en la mayor amenaza a la seguridad internacional; sin embargo, diez años después podemos decir, que excluyendo fenómenos aislados, Al Qaeda y los grupos afines no han conseguido sus objetivos e incluso han perdido toda influencia en los movimientos populares de los países musulmanes.
 
La activa política contra el terror desarrollada por la administración americana desde 2001, aun con un alto coste, podemos decir que se está saldando hoy en día de una forma positiva. La imposibilidad de una derrota total del terrorismo deja siempre la puerta a nueva amenazas y a no bajar la guardia dada la extremada facilidad con la que puede golpearse en Occidente contra cualquier objetivo, sea un estadio, una estación de trenes o una plaza pública. Sin embargo Occidente ha demostrado una gran fortaleza contra el terrorismo integrista y éste no ha sabido ni venderse internamente ni rearmarse y está en franca retirada en todos los escenarios.
 
Durante siglos las amenazas a nuestra seguridad sólo podían venir de nuestros vecinos o bien de aquellos países en los que se desarrollaban acciones militares coloniales. Hoy la amenaza puede venir desde un punto de Internet en Cachemira; o desde las conexiones del comercio del petróleo como Ormuz o Suez; de terroristas suicidas que utilizan las rutas comerciales o de misiles nucleares que pueden recorrer miles de kilómetros y que están en posesión de regímenes totalitarios que desafían a Occidente.
 
Las amenazas que afrontará el gobierno español a partir de 2012 no son muy diferentes de las de 2004, aunque algunas de ellas se han intensificado de forma muy notable. Sobre esta cuestión podemos reseñar tres círculos de amenazas.
 
a) Aquellas que afectan a la seguridad en nuestro territorio nacional
 
España por su posición geo-estratégica y como consecuencia de su evolución histórica tiene importantes retos en materia de su seguridad. Si bien el terrorismo separatista parece superado, no lo son las tensiones separatistas de naturaleza política que bien podrían ser manipuladas por grupos extremistas retomando la lucha armada al no verse satisfechas sus reclamaciones por el estado de Derecho. El reforzamiento de la unidad nacional/estatal y la búsqueda de consensos políticos constituirán sin duda la mayor garantía contra posibles amenazas de este tipo
 
El segundo reto deviene de una circunstancia muy exclusiva de España respecto del resto de países europeos. Grandes partes del territorio español han estado sometidos al Islam casi tanto tiempo como al cristianismo, y ello deviene en una reclamación yihadista de ciertos derechos sobre el territorio español, que si bien quedan en ambientes muy limitados, están patentes en numerosas declaraciones del terrorismo islamista. España es o puede ser por tanto un objetivo de grupos que reclaman la adscripción al Islam de Al Ándalus.
 
Es evidente que para los andaluces y en general para los españoles esto puede sonar bastante ridículo, pero sí que en determinados ambientes cercanos a la Yihad constituye una bandera de enganche que en determinadas circunstancias puede caer en terreno abonado.
 
Finalmente existe una constante reclamación marroquí sobre las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla así como sobre los otros enclaves en el continente africano. No cabe olvidar que Marruecos invadió posesiones españolas en 2002 y que no ha cejado desde entonces de reclamar estos territorios.
 
Esta última amenaza podría derivar hacia un entorno más complicado si las revueltas del mundo árabe llegan a Marruecos y se provoca o bien, un cambio de régimen donde los partidos islamistas pudieran sacar provecho de su enorme presencia en la sociedad y en las universidades y que por tanto serían los que podrían acceder al poder si hubiera un cambio de régimen, o bien, una huida hacia delante del régimen actual para evitar su defenestración. En ambos casos la situación de seguridad en nuestros enclaves podría verse muy deteriorada.
 
b) La que se refieren a nuestra seguridad en nuestro entorno regional
 
Nuestro entorno regional se ha convertido en la mayor área del globo en el incremento de los gastos militares de la última década; nos referimos a nuestros vecinos no a España, obviamente. Argelia y Marruecos se han enfrascado en una carrera de armamentos sin precedentes en la región. En menos de diez años Marruecos y Argelia han multiplicado su fuerza naval y aérea y han pasado a disponer en sus arsenales de sistemas de armas de última generación, lo que no había ocurrido en su historia. A su vez la presencia de grupos terroristas en los países del área es creciente, sobre todo en Mauritania y Mali que se han convertido en reductos de grupos terroristas donde reciben entrenamiento y apoyo logístico. Todavía su capacidad de proyección fuera del área parece muy limitada gracias al férreo control que imponen las fuerzas armadas marroquíes y argelinas en su frontera sur. Sin embargo bastaría un poco de soporte financiero e ideológico y un debilitamiento del control de Argelia y Marruecos para convertir a estas pequeñas unidades terroristas en una amenaza directa sobre nuestros intereses.
 
El conflicto de Libia se puede convertir en una nueva amenaza a nuestra seguridad si el régimen de Gadafi se perpetúa en el poder. Libia es un país con innumerables recursos que pueden ser destinados a un proceso de rearme para el que no faltarán aliados y devolver el golpe a los países de su entorno, especialmente Italia y España, amenazando el tráfico en el Mediterráneo.
 
Todavía es prematuro evaluar a Libia como una amenaza ya que va a depender de la evolución del conflicto interno, pero si es evidente que el creciente proceso de desestabilización en el Norte de África constituirá el principal reto a nuestra seguridad a partir de 2012.
 
En nuestro entorno regional existen dos elementos añadidos que conducen a una mayor vulnerabilidad de nuestro país. Por una parte un 32,7% del gas que consume España procede de Argelia y un 13% del petróleo que consume España procede de Libia. España apostó en los últimos tres años por Libia como suministrador de petróleo preferente, siendo en 2010 el segundo proveedor por encima de Arabia Saudita y Rusia y sólo por detrás de Irán i iba a convertirse en el primer proveedor en 2011, seguramente sea ésta una de las claves para nuestra participación en el conflicto. Nuestra política energética da auténtico pavor.
 
Por otra, España como frontera sur de Europa, se convierte en el puente de entrada de la inmigración que huye de las guerras y el hambre en África. Cada vez los inmigrantes vienen de lugares más lejanos y cada nuevo foco de inestabilidad, una nueva sequía o una plaga pueden llevar a la desesperación a decenas de millones de personas que pueden ver en Europa un refugio y a España como el puente o bien como un destino, con una calidad de vida infinitamente superior a la que pueden aspirar en sus países de origen.
 
c) Amenazas derivadas de nuestra adscripción a Occidente y a los órganos de defensa multilaterales
 
España como miembro de la comunidad internacional, como décima potencia económica, como socio activo de las dos mayores alianzas militares internacionales, la Alianza Atlántica y la Unión Europea, es un importante actor en la escena internacional. No cabe duda que en los últimos veinte años el papel de España en el ámbito internacional ha sido creciente y nuestras tropas se han visto involucradas en todos los grandes conflictos militares de los últimos veinte años, Irak, Líbano, Bosnia, Kosovo, Afganistán, Chad, Somalia, son los ejemplos más significativos.
 
España no va a quedar al margen de los grandes conflictos y amenazas a la seguridad que coexisten a nivel global. Lo que ocurre entre las dos Coreas, entre India y Pakistán, la proliferación nuclear, los regímenes populistas y las potencias emergentes y el papel que adopten en la política internacional son circunstancias que va a condicionar nuestra política de seguridad en los próximos años.
 
A lo largo de esta década se deberán decidir aspectos que van a determinar si el siglo XXI será el primer siglo de la historia sin conflictos globales. El papel que España adopte dentro de las organizaciones políticas multilaterales y en sus relaciones bilaterales; la adopción de capacidades militares y nuestro esfuerzo solidario con la comunidad internacional pueden ser sin duda un referente y contribuir por nuestra historia y especiales relaciones a la resolución de algunos de estos conflictos. Pero sobre todo indica la importancia que tendrá nuestra política exterior en el devenir de nuestra posición en el mundo.
 
Los retos a corto plazo que tendrá que afrontar el nuevo gobierno serán la salida de Líbano y Afganistán que deben producirse una vez alcanzados algunos objetivos que puedan considerarse asimilables a una victoria. En el caso de Líbano, la misión sólo está sirviendo para reforzar el papel de Hizbolla, sin resolver ninguno de los problemas internos. La propia existencia del Líbano como estado único con dos comunidades tan enfrentadas es cada día que pasa algo absolutamente imposible de hacerse realidad.
 
La salida de Afganistán ya iniciada por Canadá y Holanda se debe producir en el marco de la progresiva transferencia de la capacidad militar al Ejército Afgano; un objetivo de dos a tres años parece un escenario realista de salida.
 
Dentro de este ámbito global, nuevas amenazas se ciernen sobre España,. algunas proceden de lejanos países que están adquiriendo una importante capacidad de proyección de fuerza a grandes distancias; a las tradicionales de China con un importante arsenal de misiles balísticos y Rusia se añaden las de Irán, Pakistán e India, que en pocos años dispondrán de misiles con alcance suficiente para golpear Europa.
 
En el caso de Irán la amenaza se hace cada día más real. El hecho de que sus misiles de corto alcance se lancen contra escuelas en Israel desde Gaza, demuestran una inequívoca actitud agresiva contra Occidente que a medida que sus medios aumenten se volverá mucho más peligrosa.
 
Finalmente, el ciberespacio se ha convertido en una nueva dimensión del conflicto militar. Desde cualquier remoto punto de acceso a la red se puede ocasionar un daño económico mayor que el producido por los bombarderos de Londres o Dresde en la Segunda Guerra Mundial. El siglo XXI abre este nuevo espectro ante el cual los países deben buscar mecanismos de defensa compatibles con el desarrollo económico y social que posibilitan estos medios.
 
Ser conscientes del problema constituye el primer reto; el segundo, articular los medios necesarios para mitigar esta amenaza. Algunos países ya han dado muestras de cómo utilizar el ciberespacio para amenazar a sus vecinos y otros comienzan a dar sus primeros pasos en la defensa contra este tipo de amenazas, como así se recoge en el nuevo concepto estratégico de la Alianza Atlántica o la Quadrenial Defense Review de Estados Unidos.
 
El capítulo de amenazas es amplio y variado, y podemos concluir que el nuevo gobierno se verá sometido al menos en el corto plazo de una o dos legislaturas a un entorno de inseguridad creciente, especialmente en el ámbito regional y de amenazas directas contra nuestro territorio; asimismo el nuevo gobierno deberá organizar la salida de Afganistán y de Líbano con coherencia y planificación El aspecto más negativo de este clima es la propia situación económica nacional que será un lastre para la adopción de las medidas necesarias y que a su vez condicionará la evolución de determinadas amenazas.
 
El nuevo gobierno sin duda deberá hacer bajo un ejercicio de responsabilidad política, un esfuerzo en materia de seguridad que no será ni popular ni aceptado, pero en cualquier caso obligado por las circunstancias.
 
3. Marruecos y Argelia: una carrera de armamento en nuestra frontera sur
 
Miremos el siguiente cuadro, que representa la evolución porcentual del gasto militar en US dólares constantes.
 


 
 
 
 
2010 2000
2010 1990
2000 1990
2010 2004
 
 
 
 
 
Total mundial
53,3
16,4
-24,1
26,0
Regiones
 
 
 
 
África
67,6
95,3
16,5
38,7
 África del Norte
116,0
200,8
39,3
49,3
 África sub sahariana
48,1
61,9
9,3
33,1
América
79,2
40,3
-21,7
31,6
Norte América
81,9
36,1
-25,2
30,5
Centro América y Caribe
26,9
86,3
46,8
45,3
Sudamérica
55,8
125,0
44,5
46,7
Asia y Oceanía
74,3
124,0
28,5
41,2
 Asia Central
100,0
53,1
9,6
105,2
Extremo Oriente
81,4
129,2
26,3
45,0
Sudeste Asiático
52,3
120,6
44,9
26,9
Oceanía
51,7
72,9
14,0
33,8
Europa
12,4
-35,0
-42,2
6,7
Europa Occidental
3,4
-7,3
-10,3
1,2
Europa Oriental
105,3
-74,6
-87,6
51,5
Europa Central
7,6
-22,5
-28,0
0,2
Oriente Medio
38,2
40,8
1,9
27,3
 


 


Si tomamos los datos de la última década, podemos ver que la media de incremento mundial del gasto en defensa creció en términos constantes un 53%; de todas las regiones donde más creció fue el Norte de África con un 116%; siendo Marruecos el país del área que más incrementó su gasto militar en un 143% y Argelia el segundo con un 110%. Frente a estos incrementos el gasto en defensa en España se redujo en términos constantes un 10% de manera que el diferencial de gasto militar entre los dos países se ha reducido a la mitad de lo que era a comienzos de la década.
 
Si nos atenemos a los medios proyectables, básicamente medios navales y aéreos, el reforzamiento de estos dos países ha sido notable. En el año 2003, Marruecos apenas tenía una corbeta adquirida a España a comienzos de los años ochenta. En 2012 dispondrá de 2 fragatas Floreal; 1 fragata FREMM de última generación y 3 fragatas SIGMA de origen holandés. O sea que ha multiplicado por seis sus medios navales en apenas ocho años. Argelia sin embargo apenas ha invertido en medios navales en estos años, aunque dispone de tres fragatas, 3 submarinos clase Kilo y seis corbetas aunque con una clara inferioridad frente a los medios marroquíes. No obstante firmó un contrato en 2008 con Rusia para la adquisición de 21 patrulleras para el servicio de guardacostas y continúa diversas negociaciones para la adquisición de fragatas de origen ruso.
 
Si nos fijamos en los medios aéreos, Marruecos firmó en 2008 el contrato de compra de 24 aviones F-16 Falcon bloque 52 incluyendo los equipos de misión, 24 aviones de entrenamiento T-6C Texan y 4 aviones de transporte medio C-27 Spartan. En términos de su potencial aéreo Marruecos ha doblado su capacidad en apenas cinco años.
 
Argelia no se ha quedado atrás y en 2008 confirmó la compra de 16 caza bombarderos SU-30 MKA,, 16 aviones de transporte YAK-30 y unos 70 helicópteros para diversas misiones tipos AW-139 y AW 101 Merlín.
 
Asimismo y no es menos importante, ambos países han reforzado notablemente su medios de defensa antiaérea. Argelia con los misiles S-300 PMU-2 y unos 216 sistemas de defensa de misiles de corto alcance MANPATS, mientras Marruecos está negociando adquirir también sistemas de origen ruso S-300 o americano.
 
España gracias al intensivo programa de inversiones acometido entre los años 1997 y 2005, dispone todavía de una clara superioridad tanto en medios navales y aéreos frente a ambos países; sin embargo las dudas sobre la capacidad financiera para continuar el esfuerzo modernizador podría poner en entredicho la superioridad militar regional de España frente a los vecinos del Sur en unas décadas.
 
4. El nuevo panorama estratégico
 
Como consecuencia los acontecimientos económicos y políticos de los últimos años se están acentuando una serie de tendencias que determinarán el escenario internacional al que el nuevo gobierno se verá obligado a enfrentarse.
 
Por una parte, la constante expansión geográfica militar de potencias económicas emergentes no democráticas, siendo especialmente significativos los casos de China e Irán.
 
Por otro lado el nuevo juego de alianzas que envuelve a países de muy diversas condiciones y naturaleza en una especie de nuevo movimiento de no alineados pero con economías muy emergentes como los casos de Brasil, China e Irán y el eterno segundo en dicho movimiento que aspira a un papel relevante como es Venezuela
 
Los conflictos regionales que envuelven a potencias nucleares constituyen un tercer eje de atención. Estos son los casos de las dos Coreas, Taiwan, Pakistán/India y Oriente Medio.
 
Finalmente, determinados problemas internos pueden devenir en conflictos de impacto internacional notable; sean las revueltas en el mundo musulmán o la violencia del narcotráfico en México que lo han convertido en el país más violento del globo y a solo unas decenas de kilómetros de la frontera de Estados Unidos.
 
La creciente presencia de la Marina China en aguas lejanas e incluso los rumores sobre la búsqueda de una base permanente en África muestran el claro objetivo expansionista militar chino que acompaña a su expansionismo económico y político; no obstante el régimen chino se sigue rigiendo por una dictadura político militar que no respeta los derechos humanos ni las reglas básicas de la economía internacional mientras que acumula una gran parte de la deuda de Occidente. Esta combinación de poder militar, incluyendo capacidad nuclear balística en manos de un puñado de hombres poco respetuosos con los principios del derecho universal y con una ambición expansionista pueden constituir un coctel explosivo.
 
Queda por determinar si el régimen chino sobrevivirá a las oleadas de cambio y aspiraciones que ya impregnan la sociedad china más preocupada del desarrollo económico y social que de un imperialismo trasnochado o conseguirá doblegar a un país de mil millones que en lo económico ya conoce lo que es la libertad de mercado.
 
La presencia de la Armada Iraní en el canal de Suez y en Mediterráneo añade un nuevo factor de inestabilidad en el Mare Nostrum ya que no puede tener otro sentido que proyectar su capacidad de fuerza más allá de donde llegan sus actuales misiles y proveer de apoyo logístico a sus aliados de Hizbolla que continúan con su proceso de rearme en las zonas bajo su control en Líbano y Gaza.
 
Las relaciones entre Rusia y la Alianza Atlántica parecen mejorar lentamente aunque la estrategia militar rusa sigue advirtiendo que la Alianza si adopta determinadas políticas podría volver a ser una amenaza para Rusia. Sin embargo a pesar de las profundas reformas en el ministerio de defensa ruso, cada vez es más visible que Rusia está perdiendo peso internacional como consecuencia de su crisis demográfica y política. Una Rusia inestable con el mayor arsenal nuclear mundial podría ser una grave amenaza a la estabilidad internacional, de ahí que resulte esencial un proceso profundo de democratización y de lucha contra la corrupción y el crimen organizado que constituyen los dos puntos más débiles de actual sistema de gobierno ruso. Los esfuerzos del presidente ruso están yendo en dicha dirección aunque su sostenibilidad en el tiempo resultarán cruciales.
 
Los planes de Rusia de continuar reemplazando misiles balísticos más antiguos por los nuevo TOPOL-M muestran todavía el deseo ruso de ser una potencia hegemónica en la esfera internacional con su capacidad nuclear.
 
No parece que en los próximos años los tradicionales conflictos regionales que han centrado la atención de los últimos años vayan a deteriorarse; la crisis de Corea del Norte anuncian un cambio de régimen en pocos años; los bombarderos con artillería de una isla a cien kilómetros de Seul año con solo un 10% de aciertos muestran la clara incapacidad militar del régimen norcoreano que agrupa al 90% de sus efectivos en la zona desmilitarizada entre las dos Coreas.
 
En Oriente Medio y en el Magreb, la mayor amenaza que podría cernirse sobre Occidente sería que Irán se erigiera en el impulsor del cambio político en países como Siria, Libia, Yemen etc. Sin embargo parece que en estos movimientos la presencia de Al Qaeda o de Irán ha sido muy limitada, si exceptuamos Siria.
 
Un escenario para el que España debe prestar especial atención y donde puede jugar un importante papel es en el problema de la narcoviolencia en México. Sólo en 2010 más de 15.000 personas fueron asesinadas producto de este clima de violencia. Estados Unidos ni España no pueden permitir la creación de un estado fallido en el país azteca.
 
El mundo estratégico está en plena expansión y cambio y Europa y en particular España, no deberían perder el tren de los cambios si no quieren quedar postradas a un segundo nivel de influencia internacional que afectaría de forma muy notable a su seguridad y progreso social.
 
5. Las respuestas dadas a las amenazas
 
El gobierno socialista durante estos ocho años ha dedicado significativos recursos legislativos y doctrinales a la defensa y seguridad aunque escasos medios humanos y materiales.
 
En materia presupuestaria, el desarme de nuestro país se ha evidenciado de forma muy significativa en los últimos tres años. En 2008 el presupuesto de defensa en Euros constantes del año 2010 alcanzó la cifra de 8.543 millones mientras que en 2011 dicha cifra se sitúa en 7.049 millones de Euros, o sea un descenso real del gasto en defensa del 18%; Nunca en la historia de nuestra democracia, el gasto en defensa se contrajo tanto ni alcanzó niveles tan reducidos en relación con el producto interior bruto, un 0,70%. Ningún país de la Alianza atlántica ha disminuido en porcentajes similares su gasto en defensa; más bien al contrario hemos asistido en numerosos casos a incrementos del gasto como consecuencia de las nuevas amenazas y operaciones. En los siete años de gobierno socialista el gasto en defensa se ha reducido en términos reales en un 12% y las inversiones en un 30%
 
A pesar del crecimiento económico, el gobierno socialista maquilló las cifras del gasto en defensa, retrasando la amortización de la deuda de los programas en curso, de tal manera que estos años de crecimiento económico hasta 2007, no han servido sino para aumentar aún más si cabe la deuda del ministerio de defensa que ya alcanza los 26.000 millones de Euros.
 
Esta inmensa cantidad debe amortizarse con un presupuesto de inversiones que en 2011 se redujo a 990 millones frente a los 2.241 millones de Euros de hace tres años. En términos reales las inversiones reales se han remontado a los años sesenta. Es decir harán falta 30 años con este nivel de inversión para amortizar la deuda, si fuéramos capaces de cerrar el ministerio de defensa mañana y enviar a todas las fuerzas armadas a su casa para no tener que incurrir en ningún nuevo gasto.
 
Estos presupuestos han llevado a hipotecar nuestra seguridad y a dar alas a los que pretenden amenazarnos y ha llevado al convencimiento a nuestros aliados de que la seguridad propia ni colectiva es materia de interés para el gobierno español. La ausencia de recursos para tener operativos los sistemas, una inadecuada política retributiva de unos servidores que ven reducidos sus sueldos cuando más en peligro deben poner sus vidas, transmite un mensaje de debilidad hacia fuera y de dejadez e irresponsabilidad política hacía dentro. Sólo un botón de muestra; el principal programa de modernización del ministerio de defensa en 2011 consiste en modernizar una flota de 7 helicópteros Bell 212 de la Armada con más de treinta años de antigüedad que deberían estar en el desguace y en la que nos vamos a gastar en cinco años casi 30 millones de Euros.
 
A corto plazo el daño no es tan evidente por el tremendo esfuerzo modernizador realizado durante el gobierno del partido popular. Hoy Eurofigther, A-400, Fragatas F-100, submarinos S-80 y carros leopardo, es decir más que la espina dorsal de nuestra seguridad descansa en las medidas adoptadas entre 1997 y 2005. El problema es que hoy apenas tenemos dinero para pagar el combustible y el mantenimiento de unos sistemas de última generación y que todavía no hemos pagado el precio de dichos sistemas.
 
Si desde el punto de vista presupuestario resulta evidente que estamos más indefensos y que además al gobierno no le preocupa; desde el punto de vista de las acciones políticas tampoco parece que estemos reforzando nuestra seguridad.
 
Estos años han venidos marcados por la ignominia de nuestra retirada de Irak, engañando a nuestros aliados y dando alas a los que nos amenazaban. El propio gobierno fue tan consciente de su error desde el principio que ha procurado desde entonces salvar la imagen practicando justo lo que tanto criticaba, el seguidismo respecto del gobierno de los Estados Unidos, aunque obviamente sin entender ni compartir lo que significa ser un aliado fiel.
 
Si comenzamos por Afganistán, han tenido que pasar seis años hasta que con 1.500 efectivos desplegados en dicho país, nuestras tropas hayan comenzado de forma muy discreta eso sí, a cumplir la misión de la tropas en Afganistán, derrotar a los talibanes para estabilizar el país. Hasta que la amenaza talibán haya sido exterminada no habrá paz en Afganistán ni seguridad en el resto de países de la Coalición.
 
Nuestras tropas no han tenido ni el apoyo moral ni las reglas de enfrentamiento que les permitiera cumplir su misión y estar orgullosos de la misma. Durante años se nos ha querido vender la imagen de nuestras tropas como escoltas de los cooperantes. La realidad del conflicto nos ha llevado a donde todos sabíamos que estábamos pero que el gobierno no quería admitir; llevar a nuestras tropas a la guerra de Afganistán produciendo más bajas al enemigo que en todas las misiones militares de los 30 años precedentes. Es más, nuestras tropas no habían participado en operaciones de combate en ninguna de las misiones internacionales desarrolladas, esto sin duda es un elemento positivo en la asunción de nuestros compromisos políticos internacionales. Ya resuenan muy lejos aquellas declaraciones de un ministro de defensa declarando que preferiría morir a matar, afirmaciones más propias de un misionero que de un líder militar.
 
Pasamos del “No a la guerra” que no fue, a “todos a la guerra”; si rectificar es de sabios, bienvenido sea este cambio de política.
 
La imagen dada en el Índico en la lucha contra la piratería ha sido mucho más triste, pagando con recursos públicos rescates para evitar la acción militar; otro de los episodios más tristes de nuestra política de seguridad reciente. Si se hubiera desarrollado esa política pagando rescates de secuestrados etarras, estaría hoy ETA derrotada? Seguramente no como tampoco lo están los piratas y los únicos pescadores que no aparecen por la zona son los españoles que son los que más compensa secuestrar y no los franceses, chinos o hindúes con los que sale muy cara la amenaza.
 
Ahora nuestras tropas están bombardeando a las fuerzas del gobierno reconocido internacionalmente de Gadafi yendo más allá del mandato de Naciones Unidas en una misión que se diluye y que pasados unos meses ha desvelado su auténtico objetivo; el esfuerzo franco italiano de derrocar a Gadafi y repartirse los recursos del país, donde España no quiere quedar al margen. Por qué no están nuestras tropas en Costa de Marfil o en Congo donde las masacres son continuas, obviamente porque son pobres y ni tienen recursos. Una vez más se ha desvelado que las intenciones reales del gobierno poco tienen que ver con lo que proclama.
 
Si hubiera que derrocar a todos los dictadores del mundo, podíamos empezar por los más antiguos, Cuba, China, Corea del Norte, Arabia Saudita, etc. Una vez más se ha demostrado que el gobierno no tiene ni criterio propio ni único y que apenas oye la corneta de zafarrancho se pone a la cabeza para olvidar la fuga de Irak que ha marcado estos ocho años de gobierno socialista.
 
Finalmente el brazo legislativo se ha mostrado muy activo en materia de defensa en estos últimos ocho años. La conclusión es más de lo mismo; las misiones de las fuerzas armadas en entredicho; un ataque directo a la promoción profesional y a la disciplina; un forzado desapego a las tradiciones que son esenciales a la profesión militar y una politización de la política defensa que es el primer paso hacia la vulnerabilidad. Por primera vez desde 1977, el consenso en política de defensa se ha roto en estos años y el resultado son unos españoles más amenazados y más inseguros.
 
La Lay Orgánica de Defensa Nacional de noviembre de 2005 y la tan anunciada Estrategia de Seguridad Nacional constituyen dos buenos ejemplos de esta desazón
 
La Ley de 2005, nacida al amparo de la larga discusión política sobre la intervención en Irak amparada por mas resoluciones de Naciones Unidas que ninguna otra misión en la historia, centró toda la problemática de la Defensa Nacional en las misiones en el exterior. Nuestro nuevo esquema de defensa requiere de la autorización preceptiva del parlamento cuando sea posible y sólo posibilita adoptar decisiones militares solicitando autorización posterior al Congreso en caso de extrema urgencia. Este ha sido el caso de la intervención en Libia, donde se dieron a juicio del gobierno circunstancias de extrema urgencia y que llevaron a nuestros aviones de combate a la guerra sin haberse sometido al Parlamento. El propio gobierno es consciente de a donde le ha conducido la politización de la política de seguridad, al absurdo de no poder cumplir con sus propias leyes.
 
Tenemos una ley de Defensa Nacional que fue cuestionada hasta en su propio nombre y que viene a determinar nuestra política de seguridad basada en un interés político de defenestrar al gobierno de partido popular por su intervención en Irak. La historia ha demostrado que aquella era una misión justa, legal y necesaria; queda por demostrar que otras posteriores así lo hayan sido. El gobierno sigue creyendo que nuestra política de seguridad y defensa se agota en Afganistán.
 
Finalmente y como si una ley orgánica no fuera bastante, el gobierno pretende lanzar una Estrategia de Seguridad en pleno periodo electoral. Sería deseable que el gobierno esperase a las elecciones generales para que pueda ser considerada una auténtica Estrategia y no sólo un semillero de potenciales votos o una ocupación para ex políticos en paro.
 
La seguridad y defensa de España que hereda Rajoy está en la UCI, necesaria de cuidados intensivos, sin medios suficientes y con amenazas crecientes que intentarán aprovechar esta debilidad para provecho propio. Quizás sea la seguridad y defensa, la política más necesitada de cambios en este país ya que las hipotecas pesan mucho más que en otros campos y las consecuencias mucho más peligrosas para nuestro futuro en libertad y democracia.
 
7. Un plan de defensa y seguridad para un nuevo gobierno regenerador
 
Ante la situación descrita y los años perdidos, un nuevo gobierno no puede obviar la realidad de nuestra situación estratégica, ni las amenazas que nos rodean ni puede renunciar a proveer seguridad y confianza a los ciudadanos para que puedan desenvolverse en lo social y económico contribuyendo al crecimiento económico y social de nuestra nación.
 
La experiencia de los gobiernos de Aznar, quizás los de mayor éxito de nuestra historia reciente deben marcar una línea a seguir de responsabilidad y patriotismo. No solo se trata de una oportunidad histórica la que se abre antes las elecciones generales sino que posiblemente sea la última oportunidad que tiene nuestro país de decidir su futuro y el bienestar de sus ciudadanos. Ya hemos visto a nuestro país en decadencia en numerosas ocasiones en su historia y no podemos permitirnos renunciar a lo que con tanto esfuerzo nos costó construir. Por tanto el nuevo gobierno de Rajoy debe ser consciente de que quizás sea la última oportunidad que le podemos dar a las nuevas generaciones de aspirar a estar en la cabeza del desarrollo social y humano mundial. La alternativa no debe ser una opción.
 
Antes estas condiciones, un nuevo gobierno presidido por Mariano Rajoy debería adoptar a mi juicio acciones que en principio estabilicen nuestra situación de seguridad y que en segundo lugar nos devuelvan a la posición que nuestro país debe tener por historia, desarrollo económico y ascendencia cultural sobre grandes regiones del globo.
 
Una nueva política de seguridad y defensa que debería a mi juicio basarse en los siguientes puntos.
 
a)  Aprobar una Estrategia de Seguridad Nacional en el Parlamento con rango de Ley
 
La seguridad nacional requiere de una aproximación global y un Consejo de Seguridad Nacional dependiente del presidente del gobierno como órgano técnico independiente que asesore a la presidencia y del que dependan los servicios de inteligencia. Una estrategia que determine las amenazas y las acciones necesarias para contrarrestar esas amenazas y que asegure los recursos necesarios en cada momento para contrarrestar dichas amenazas. Las Directivas de Defensa Nacional se han convertido en un instrumento demasiado vacío y sin implicación práctica por lo que deberían sustituirse por un documento de estrategia revisable cada cuatro años.
 
b)  Una nueva política de personal, de derechos y obligaciones, de retribuciones, de promoción profesional y de formación
 
Es necesario abrir un profundo debate interno sobre el papel de las fuerzas armadas y las aspiraciones de sus miembros; sobre las obligaciones que les competen; sobre el papel del conjunto de la sociedad en la defensa nacional. Es necesario destacar el papel propio y relevante de la actividad militar como una profesión de valores que requiere de un continuo esfuerzo de formación y selección.
 
c) Una restructuración del ministerio de defensa y Cuarteles generales
 
España pasó de tener tres ministerios militares a uno con tres cuarteles generales cuando disponía de una estructura de más de 400.000 efectivos; hoy en día apenas la cifra es un tercio de aquella que requiere de una gran comunalidad para su mayor eficacia. Sin abandonar las profundas tradiciones que envuelven a nuestros ejércitos sería necesaria una reforma de la estructura funcional que suprima la figura de los Jefes de Estado Mayor de cada ejército y cree dependencia funcionales directas entre el Jefe del Estado Mayor de la Defensa y los responsables operativos y logísticos de cada fuerza. La unificación de la cadena logística y la agrupación física de unidades de diversos ejércitos en las mismas instalaciones debería revertir en una mayor operatividad y en ahorros considerables.
 
d) Una nueva política presupuestaria
 
Los militares españoles siguen siendo los funcionarios públicos peor pagados, siendo necesaria una adecuada política de retribuciones que reconozca los sacrificios y las misiones que desempeña el personal militar. De forma paulatina y a medida que lo permitan las condiciones económicas debería llegarse por lo menos a una equivalencia salarial entre funcionarios civiles y militares.
 
En segundo lugar, el ministerio de Defensa está en quiebra técnica con 26.000 millones de deuda contraída, 13.000 millones con el ministerio de industria por los anticipos de los programas ya ejecutados y otros 13.000 millones con los proveedores que tienen que retrasar artificialmente las entregas de los equipos con el fin de no hacer evidente la quiebra del cliente.
 
Es necesario sacar dicha deuda del balance del ministerio de defensa creando un Fondo de Propósito Especial con mecanismos de financiación propios, bien sea a través de una agencia que pudiera emitir aquellos instrumentos de financiación que permitan afrontar dichas obligaciones en el largo plazo sin perjudicar a la operatividad diaria de nuestra seguridad. La liberación de esta deuda permitiría mantener el esfuerzo modernizador, incrementar los recursos para sostenimiento y entrenamiento y mejorar la estructura retributiva. Esta es una necesidad imperiosa que habrá que desarrollar en un corto plazo de tiempo para evitar la quiebra de nuestro sistema de defensa.
 
e) Una nueva visión de la Alianza Atlántica y la defensa europea
 
Ambas organizaciones están sufriendo de manera muy profunda todas las incertidumbres y las diferencias políticas entre sus miembros. El nuevo Concepto Estratégico de la Alianza revela claramente una pérdida de rumbo y las decisiones en torno a la crisis Libia también muestran la debilidad de las organizaciones militares occidentales. No parece posible que al menos en los próximos años se vaya a revertir esta tendencia, por lo que el bilateralismo en el campo de la defensa y seguridad seguirá siendo el principal eje de la acción exterior. En este sentido España deberá buscar en la esfera internacional sus socios más convenientes a nuestros intereses para defender posiciones comunes en los organismos multilaterales. Como ejemplos de esta tendencia al bilateralismo podemos señalar el Tratado franco británico de Seguridad y Defensa firmado en noviembre de 2010 o el grupo de coordinación franco germano para analizar los impactos de las políticas unilaterales en materia de defensa y seguridad firmado también a finales del año 2010.
 
f)  Un nuevo programa de modernización con una adecuada política industrial de defensa y seguridad
 
La modernización de nuestras fuerzas armadas debe centrarse en complementar algunas carencias, mantener una capacidad de disuasión y una de proyección. El mayor reto es comenzar hoy con los sistemas que deberán incorporarse dentro de veinte años. Para entonces el 80% de nuestra capacidad aérea estará obsoleta como el grupo aeronaval de la Armada y gran parte de la capacidad de defensa aérea y de costa y el parque de vehículos de Ejército. Si se quiere hacer una correcta planificación y una adecuada política industrial que ponga a nuestra industria en el eje del nuevo programa modernizador, es necesario iniciar un proyecto de modernización a largo plazo con recursos de I+D en los próximos años. Un incremento de los presupuestos de sostenimiento debe ir parejo al punto anterior ya que de poco sirve invertir mucho en sistemas costosos si luego no se pueden operar o si el personal no está suficientemente entrenado para sacarle todo su provecho.
 
8. Las patatas calientes de la Defensa
 
El nuevo presidente del gobierno deberá tratar en sus primeros meses con algunas patatas calientes en el campo de la defensa y seguridad a las que deberá prestar toda su atención.
 
a)   Una profunda renovación de estructuras y personal en la dirección y ejecución del ministerio de defensa y las fuerzas armadas, que debería hacerse con prontitud y determinación evitando algunos errores del pasado. Por su propia naturaleza y estructura, las fuerzas armadas necesitan disponer de su estructura de mandos y responsabilidades bien definidas en el más corto tiempo posible.
 
b)   Resolver el problema de la deuda del ministerio de defensa; el Ministerio está en quiebra y sólo medidas extraordinarias pueden permitir mantener la política de defensa con los recursos necesarios. Dentro de estas medidas deben articularse fondos que permitan la recuperación del poder adquisitivo perdido por las Fuerzas armadas dentro del contexto de solidaridad pero reconociendo la contribución de las fuerzas armadas al bien común.
 
c)    Establecer una estrategia de inteligencia y disuasión a nivel regional ante los conflictos e incertidumbres que se abren en nuestro entorno geográfico más inmediato que es el Mediterráneo. Una estrategia muy nítida en cuanto a los compromisos de defensa de nuestra seguridad e integridad y de actuación contra las amenazas que pueden cernirse contra nuestro país o contra nuestros ciudadanos en el extranjero.
 
Ante estos retos cabe desear decisión y amplitud de miras para entender los problemas y adoptar las soluciones, condiciones todas ellas que se deben reunir en el aspirante.


 Este análisis forma parte del proyecto del GEES "España 2012, un país para el siglo XXI", a cuyos textos puede acceder pinchando aquí