El viejo Oriente Medio

por Rafael L. Bardají, 9 de noviembre de 2013

(Publicado en La Gaceta, 9 de noviembre de 2013)

 De cuando en cuando, ilusionados por las promesas de cambio o alarmados por cambios  de poder en la región, se habla del “nuevo Oriente Medio”. En los tres últimos años ha sido una constante: desde la deposición de Bel Ali en Túnez, al acuerdo sobre la destrucción del arsenal químico de el Assad. Sin embargo, el nuevo Oriente Medio cada vez se parece más al Viejo Oriente Medio, donde las pasiones de siempre y la tradicional violencia es lo que florece.

 
De hecho, personajes como Tucídides, el gran historiador militar que dejó inmortalizadas las guerras del Peloponeso, o Maquiavelo, el politólogo que separó para siempre la moral de la razón de Estado, tendrían enormes dificultades para explicar la mentalidad pacifista y apaciguadora de europeos. Pero entenderían muy bien hechos como que Arabia Saudí pida ayuda a Pakistán para dar entrenamiento militar a opositores al régimen de Damasco. Hecho que se enmarca en la guerra civil entre sunníes y chiíes que se está librando abiertamente en suelo sirio y que pocos de nosotros, mentes occidentales dominadas por la razón, somos capaces de comprender.
 
Al igual que pasó en Europa con la evaporación de la bipolaridad tras la desaparición de la URSS, lo que permitió estallidos varios, de los Balcanes al Cáucaso, la difuminación de la presencia norteamericana en la región hace que el Oriente Medio regrese a las pautas de comportamiento de siempre, basadas en la fuerza, la intimidación, el engaño y los permanentes cambios de alianzas. ¿Quién hubiera dicho, por ejemplo, que el mejor aliado de Arabia Saudí hoy sería el estado de Israel porque éste es el único que tiene la voluntad de frenar las ambiciones nucleares de Irán? Y quien dice Arabia Saudí, dice Bahrein y Kuwait.
 
Tucídides y Maquiavelo se asombrarían igualmente al ver cómo Obama y los líderes democráticos europeos imponen sanciones al régimen militar egipcio por ser los responsables de acabar con el gobierno islamista de los Hermanos Musulmanes, una organización nada democrática y cuyos objetivos son totalmente contrarios a los valores e intereses occidentales.
 
Mientras no nos convenzamos que el Siglo XXI no es más que otro siglo sangriento y que es mejor ser fuerte que débil, sobre todo en el Oriente Medio, donde se condensan las tensiones que nos afectan a todos, no podremos distinguir entre amigos y enemigos. Y seguiremos sin hacer nada por los primeros y nada contra los segundos. ¿Dónde está Siria hoy? Matándose como se ha venido haciendo impunemente, eso sí, sin agentes químicos; ¿Dónde estará Irán mañana si por un mal acuerdo se le deja seguir enriqueciendo uranio para sus bombas? Peor, ¿dónde quedaremos nosotros?