El pulso
por Florentino Portero, 17 de agosto de 2010
(Publicado en ABC, 17 de agosto de 2010)
Obama es un político mediático, a quien no preocupa tanto la coherencia de lo que dice como el dar satisfacción a quien le escucha.
Los estadounidenses quieren una dirección profesional y competente en Afganistán e irse de allí lo antes posible. Obama ha nombrado de este modo un equipo competente que le ha presentado un plan profesional para resolver el conflicto y se ha comprometido a iniciar la retirada a mediados del año entrante. El que la estrategia aprobada se base en dejar claro al enemigo que se luchará todo el tiempo necesario no le ha supuesto obstáculo alguno para garantizar una rápida vuelta a casa.
El ignorar la realidad tiene un precio. El general McChrystal, indignado por el trato recibido, orquestó una crisis para morir matando y lo logró. Ahora el presidente Barack Obama está preso de un ambicioso general que ganó la guerra de Irak con los demócratas en contra y que puede hacer de la derrota en Afganistán su vía de ascenso a la presidencia de Estados Unidos.
El inicio de la retirada a mediados del año entrante puede suponer el reconocimiento de la derrota, por mucho que se quiera culpar al presidente Karzai de no haber combatido la corrupción... Petraeus es un general poco convencional, un soldado acostumbrado a asumir riesgos que ha llegado a lo más alto del escalafón a pesar de no ser muy querido por sus compañeros. Es tan ambicioso como competente. No ha ido a Afganistán a organizar una retirada sino a vencer: o derrota a los talibanes o derrota a Obama.
Obama no puede cesarle, porque sería el tercer cambio en dos años. Si lo hace demostrará que no tiene capacidad para dirigir una guerra y habrá creado un monstruo, un «miles victoriosus» dispuesto a todo, precisamente cuando los republicanos más necesitan de un nuevo y carismático líder.