El papel de las energías renovables en la economía japonesa

por Maximiliano Baranoff, 11 de noviembre de 2010

 

Reiterados son los comunicados oficiales de Pekín que dan a conocer su resistencia a concretar acuerdos vinculantes en materia de lucha contra el cambio climático donde se plasme tanto el carácter obligatorio de las metas de reducción de gases contaminantes como el sometimiento al monitoreo internacional de las mismas. Sus argumentos, al igual que los de todas las economías en desarrollo, se basan principalmente en que la carga debe recaer sobre aquellos Estados que más han contribuido al calentamiento global, es decir, los industrializados. Es aquí donde Tokio buscará diferenciarse de las constantes presiones de Washington por formalizar compromisos por escrito en contraposición a las propuestas voluntarias de las economías en desarrollo. Ante la inquebrantable continuidad de fracasos de las cumbres de lucha contra el cambio climático, Tokio ha comprendido que como economía industrializada debe abordar éste asunto desde un ángulo alternativo.  
 
De cara al dinámico crecimiento de países emergentes como Brasil, India o China, poco es lo que puede hacer Japón en materia de crecimiento económico para competirles, dada su condición de economía madura. Con motivo de ello deberá ir reinventando su matriz exportadora a fin de continuar penetrando en dichas economías, por lo que en función de estos factores determinantes, delineará su estrategia contemplando una serie de objetivos nacionales que responderán a diversas dimensiones de la agenda, tanto doméstica como externa.
 
Frente a la intensa dependencia externa en términos energéticos, con los diversos riesgos geopolíticos que esto implica y la incertidumbre que se desprende de la volatilidad del precio de los combustibles, sumado a los factores planteados en los dos párrafos anteriores, Japón buscará asegurar su abastecimiento energético lo más racionalmente posible. En base a lo elaborado por el METI (Ministry of Economy, Trade and Industry) en 2006, se reevaluarán los alcances de algunos de los objetivos del NNES (New National Energy Strategy), una vez logrados en el mediano plazo, con motivo de las nuevas tecnologías, y por el mayor presupuesto disponible derivado de la contracción en las importaciones de combustibles fósiles. Entre los principales objetivos de dicha estrategia, el más delicado resulta ser la intervención estatal en el mercado energético, que tiene por meta reducir la dependencia del petróleo al 40%. Tokio ha determinado una serie de medidas que para resultar exitosas deberán ser complementadas con políticas orientadas al apoyo de tecnologías a través de exenciones fiscales osubsidios, como así también con aquellas que fomenten la creación de mercados y procesos de concientización ciudadana.
 
Para hacer eficiente la utilización de la energía, la innovación tecnológica será acompañada por la promoción oficial de las energías renovables no sólo como energías que respetan al medioambiente, sino insistiendo en la estabilidad de sus precios frente a la volatilidad de los de los combustibles fósiles, lo que a su vez llevaría a disminuir la demanda de estos últimos y, en consecuencia, a moderar sus precios. En cuanto a la reducción de la dependencia del petróleo para las energías de transporte, por un lado se fomentará la inversión en investigaciones para la mejora del consumo de los automóviles y por el otro, como formula el NNES, se irá promocionando la utilización de nuevos combustibles como los derivados de biomasa y GTL (de gas a líquido[1] por sus siglas en inglés). Mientras tanto, el desarrollo y la difusión de los vehículos eléctricos serán enérgicamente patrocinados por el Estado.
 
La energía nuclear forma parte necesariamente de la estrategia energética japonesa con motivo de su estabilidad en el suministro, la previsibilidad de sus costos y la limpieza que la caracteriza, al menos en términos de emisiones de CO2,. Lo que se suma a la vertiginosa fluctuación del precio de los hidrocarburos y su inminente extinción. Es por ello que se realizarán grandes esfuerzos oficiales para estimular un ambiente propicio para las inversiones a fin de incrementar los índices de la energía nuclear en el total de la producción energética, priorizando las cuestiones de seguridad mediante el establecimiento de un ciclo de combustible nuclear sujeto a utilizar efectivamente el uranio, no buscar capacidad autóctona de enriquecimiento de uranio ni reprocesamiento de combustible nuclear gastado - críticos en relación con la no proliferación -, así como también manejar los desechos radiactivos adecuadamente por medio de la utilización de reactores rápidos[2]Nuclear Non-Proliferation Treaty) en su empresa de equilibrar los derechos de sus miembros a través de la materialización de compromisos de los Estados proveedores de productos y servicios del ciclo de combustible nuclear, fundamentalmente en lo que hace a garantizar el abastecimiento energético.. El gobierno japonés promocionará el uso pacífico de la energía nuclear e incluso luchará por fortalecer y renovar el NPT (
 
Frente a posibles escenarios de emergencia en materia de seguridad energética, se revisarán y fortalecerán los sistemas de almacenamiento de petróleo y se elaborará un sistema de respuesta a emergencias para el gas natural, tal como lo propuso en su momento el NNES pronosticando eventuales desabastecimientos externos, ampliando así en buena medida sus respectivas reservas.
 
Finalmente, resulta esencial para la seguridad energética el fortalecimiento de la diplomacia de los recursos, estrategia que será abordada desde dos ángulos, uno de alcance global y otro regional, ambos en orden de incrementar su margen de maniobra frente al imprevisible mercado internacional de energía. La estrategia global para la obtención de recursos pretende incrementar a un 40% el volumen de petróleo en exploración y desarrollo por empresas japonesas, penetrando en aquellas naciones por medio del fortalecimiento estratégico tanto de la asistencia económica, utilizando AOD y la promoción de inversiones mutuas, como así también la asistencia técnica expandiendo el intercambio de personal para transferir conocimiento en la utilización de nuevas tecnologías. Por otro lado, y con el mismo objeto de asegurar su abastecimiento energético, Tokio cooperará con aquellos países consumidores competidores que han incrementado rápidamente su demanda energética. En este grupo se incluyen China e India, por lo que un acercamiento estratégico en pos de asistir para la diversificación de fuentes, no sólo de países productores -donde Rusia juega un rol predilecto en cuanto al suministro de gas natural- sino también de energías, será el caballo de batalla en la agenda externa de Japón a fin de asegurar el suministro de recursos. La convivencia con sus vecinos asiáticos, determinada por el autointerés ante la inevitable primacía china, tendrá como eje la transferencia de conocimientos en diversos campos como la conservación energética, la utilización eficiente, la producción y la seguridad del carbón, nuevas energías y energía nuclear pacífica; de las cuales se desprende una menor dependencia de la importación de combustibles fósiles y la disponibilidad de mayores partidas presupuestarias destinadas al abastecimiento energético.               
 
Tras generar competitividad en el mercado de las energías renovables, producto de la sofisticación técnica y la moderada intervención estatal, los objetivos planteados por el PDJ en su plataforma electoral de 2009 podrán ser cumplidos en el plazo estimado -tanto la reducción de gases como el apoyo financiero y técnico a las economías en desarrollo- e incluso superados en el mediano plazo por el fuerte compromiso con la agenda medioambiental. El liderazgo logrado por Tokio en este campo y la exportación de sus conocimientos e innovaciones tecnológicas, puede alterar la tendencia de las cumbres de cambio climático llevando a concretar acuerdos vinculantes de todas las partes, tanto economías maduras como economías en desarrollo. Si bien el consumo energético seguirá creciendo y la dependencia de hidrocarburos en alza, será más moderado y se prevé que la demanda de gas natural crecerá por encima de las otras energías a causa de la viabilidad de su generación y su menor contaminación. Mientras tanto, la participación de la energía nuclear pacífica y las renovables seguirán incrementándose de manera más discreta en detrimento del petróleo.
 
En el actual marco de un crecimiento encallado por su economía doméstica, que supone una población envejecida y un consumo interno que agoniza, creo que más allá de los paquetes de estímulo tanto en el plano fiscal como monetario, el mercado de energías renovables es la carta que jugará Tokio para el repunte de su economía en el mediano y largo plazo. Si bien el ascenso chino como segunda economía mundial puede llegar a desconcertar el desempeño japonés, el indicador que mejor refleja los escenarios nacionales es el PIB per cápita.


 

 
 
Notas

[1] Proceso de refinación para convertir el gas natural u otros hidrocarburos gaseosos en cadenas de más hidrocarburos, como gasolina o combustible diesel. Su principal activo es ofrecer la oportunidad de reducir la dependencia de combustibles derivados del petróleo como así también las emisiones del tubo de escape. El gas natural es cuatro veces más caro de transportar que los hidrocarburos, por lo que su conversión a líquido antes del transporte resulta más rentable. Fuente:  http://www.consumerenergycenter.org/transportation/afvs/gtl.html.  
[2] RUCHKIN, S. y LOGINOV, V. “Garantizar el ciclo de combustible nuclear: ¿cuál es la próxima etapa?”, Boletín del OIEA 48/1 (Septiembre 2006), págs. 25 y 26.  http://www.iaea.org/Publications/Magazines/Bulletin/Bull481/pdfs/Spanish/article7_sp.pdf.