El nuevo plan de Bush para Irak

por Walid Phares, 2 de febrero de 2007

(Publicado en World Defense Review, 29 de enero de 2007)

En pocas palabras, el plan del Presidente George W. Bush para 'reencaminar' la campaña de Irak es lógico, está en línea con la guerra contra el terror, y pone sus miras en los enemigos correctos de Irak, de las democracias y de Estados Unidos. Pero es necesario que el plan encaje dentro de una visión global de ganar el conflicto mundial contra los jihadistas, en una política a largo plazo, que logre el apoyo del nuevo Congreso y que sea bien explicado al pueblo americano por los diversos niveles de la administración. Ahí es donde está el tema.
 
Por otra parte, la respuesta del Congreso de dirección Demócrata, avanzada por el Senador Dick Durbin, también es lógica, tocando temas sensibles en el campo de batalla iraquí, y despejando el camino al resultado normal de un éxito estratégico: el retorno de las tropas. ¿Están la Casa Blanca y el Congreso en total armonía? Lo veremos. Pero ambos han propuesto lo que esencialmente es lógico. El desafío para el Presidente es garantizar que su burocracia le sigue, y el desafío del Congreso es garantizar que el público americano capta la imagen real del futuro que los legisladores no revelan. Tendremos que esperar para ver qué tal va este nuevo enfoque dual de Washington en el futuro próximo.
 
He aquí los 8 puntos principales relevantes de la renovada estrategia del Presidente Bush según el discurso del presidente, inmediatamente después de su anuncio.
 
1.      Descripción de los enemigos: ha sobrevivido a las presiones ejercidas por fuerzas nacionales y a ultramar en favor del cambio de retórica. Sí, los islamistas radicales (que yo aún propongo llamar jihadistas) por una parte y el régimen de los mulás iraníes por otra, son el adversario combinado tanto de la democracia iraquí como de Estados Unidos, así como de la paz y la seguridad en la región.
 
2.      El plan de Bagdad: la sugerencia de que saturar la capital con tantas tropas como sean necesarias para limpiar, conservar la seguridad estratégica y transferirla a las fuerzas iraquíes es lógica por sí misma, si el compromiso global es ganar estratégicamente la guerra, en lugar de ganar una gran batalla de modo que las tropas puedan retirarse rápidamente al margen de los futuros avances. El nuevo plan de Bagdad tiene sentido solamente si existe un plan para Irak en conjunto. Si el denominado 'incremento gradual' pretende solamente satisfacer el orgullo americano ahora mismo, los americanos pagarán un precio superior conforme avance el proceso. Pero si el plan es avanzar la geopolítica de la guerra, el paso de Bagdad encaja en el rompecabezas general de sacar Irak de la actual ecuación. De modo que, si el plan tiene éxito y la ciudad se transforma de alguna manera en 'una isla de seguridad' y trampolín para que los círculos más externos del gobierno encabecen ofensivas hasta las fronteras, ésta es la visión ganadora. Y los 'si' son muy importantes.
 
3.      Empotrado: otro compromiso es muy importante y debería haberse implementado antes, empotrar unidades norteamericanas en grandes fuerzas iraquíes. El General Abizaid lo ha recomendado. Muchas voces (entre las que modestamente me incluyo desde la invasión del 2003) han pedido desesperadamente llevar a cabo la inserción a todos los niveles. Un Ejército Iraquí que luche contra sus enemigos con fuerzas norteamericanas y de la coalición en su núcleo es una baza ganadora en el conflicto. Pero esto supone un firme apoyo por parte del estamento político de Irak. Washington no puede introducir sus fuerzas dentro de las nuevas unidades de Irak y luchar junto a ellas mientras los políticos de Bagdad critican al aliado americano en las televisiones árabes. No pueden estar en misa y repicando. El Presidente y la respuesta Demócrata parecen haber dejado claro esto al Gobierno Iraquí.
 
4.      Objetivos de al Qaeda: la descripción del Presidente de los objetivos de al Qaeda está sacada directamente de la realidad. En la práctica, la organización, sus partidarios salafistas y los wahabíes quieren controlar 'el triángulo', y la provincia de Anbar en particular, con el fin de iniciar un 'imperio islámico fundamentalista'. El Presidente no debería tener problemas en darle el nombre que utiliza al Qaeda: Califato, ألخلافة.
 
5.      Irán y Siria: lo más sorprendente quizá para la élite política de Estados Unidos y de la región es la postura clara hacia los regímenes sirio e iraní y las políticas con respecto a Irak. Mientras que el bando antiamericano ha estado anunciando a bombo y platillo durante los últimos meses que Washington ha acortado distancias con la realidad del 'sabes hacer ' de Teherán y Damasco, el nuevo plan de la Casa Blanca hace pedazos estas fantasías: no, no habrá rendición a Ahmedinijad y Assad. En su lugar, el Presidente, lógica y calmadamente, volvía a confirmar lo que ejército, seguridad y observadores locales han sabido todo el tiempo: Irán y Siria colaboran y apoyan la guerra del Terror en Irak y proporcionan 'apoyo material' a los jihadistas. El Presidente manifestó que Estados Unidos y sus aliados 'interrumpirán y destruirán estas redes'. Este anuncio específico es de lejos la declaración más importante con diferencia. Yo lo pondría estratégicamente por encima del incremento de tropas de Bagdad, en cuanto a que América empezará a ver y también comprender el resultado del conflicto en función de cómo disuadir a los dos regímenes de tumbar la joven democracia de Irak.
 
Los 'restantes puntos' anunciados por Bush son el lenguaje comprendido por los mulás al este y los baazistas al oeste de Irak: desplegar una fuerza de choque en el Golfo Pérsico, activar los dispositivos de Inteligencia, e instalar sistemas Patriot a partir de Irán es el único mensaje que habría llegado a los mandos Pasdarán y hasta Muqtada al Sadr en Karbala. Pero de nuevo, junto con estos 'mensajes', Washington también debería estar hablando con la oposición iraní. Éste es el marco al que me refería arriba: un incremento gradual en Bagdad solamente tiene sentido si forma parte de un incremento gradual en Irak.
 
1.      Turquía: otra declaración inteligente fue informar a Ankara de que la cooperación entre Irak y Turquía puede garantizar a la República Kemalista que ningún caos asolará sus fronteras del sur y el este, mientras los kurdos de Irak formen parte de los arreglos de la seguridad. Tal mensaje debe aplacar las preocupaciones tanto de los kurdos del norte de Irak como del estamento secular turco; sin embargo, puede que la élite islamista tenga otros planes.
 
2.      Las amenazas y armas nucleares de Teherán: señalar que un Irán nuclear bajo 'una ideología de odio' no va a ser aceptado por la región, ni por la comunidad internacional, es otro punto importante. Esta línea roja tiene que reafirmarse, especialmente mientras Ahmedinijad y sus aliados de Hezbolá en el Líbano emprenden una guerra de agotamiento contra los moderados de la región, tanto sunníes como chi'íes. Recordar a Arabia Saudí, Egipto, Jordania y los principados del Golfo que el colapso de Irak y la derrota de Estados Unidos en la región serán el preludio a la ofensiva del régimen de Irán contra ellos es una prioridad.
 
3.      La imagen general: por último, pero no menos importante, recordar a los americanos y a las democracias de todo el mundo que la Guerra contra el Terror se decidirá en función del resultado de 'la lucha ideológica' entre 'moderación y fundamentalistas' es necesario. Es importante que Presidente y Congreso, pero también el estamento intelectual, expandan su condena a 'la ideología de odio', la llamen por su nombre y prescriban el tratamiento: libertad. Fue importante que el discurso indicase que los restantes candidatos a estado democrático en Afganistán, el Líbano y Palestina siguen de cerca el resultado de Irak. Igualmente importante fue predecir que el terrorismo no se detendrá, y que la victoria en el mundo árabe tendrá lugar cuando la democracia vuelva las tornas.
 
Por último, al solicitar al Congreso que constituya un comité bipartidista y al designar a un líder ducho como el Senador Joe Lieberman para trabajar en un nuevo consenso, Bush hizo lo correcto, que es responder al mensaje del público americano enviado el pasado otoño, pero también durante las elecciones del 2004: unidad frente a los jihadistas.


 

 
 
El Dr. Walid Phares es un experto en terrorismo, fundamentalismo islámico y movimientos yihadistas. Es miembro decano de la Fundación de la Defensa de las Democracias y escribe en publicaciones especializadas como Global Affairs, Middle East Quarterly, and Journal of South Asian and Middle East Studies además de para diversos periódicos de renombre mundial y de opinar para medios como CNN, MSNBC, NBC, CBS, ABC, PBS y BBC.
 
 
© 2007 Walid Phares