El mundo después del 11 de septiembre

por Florentino Portero, 8 de mayo de 2002

(Del libro El mundo después del 11 de septiembre de 2001
de Umberto Eco et.al. Editorial Península, 2002, 127 págs.
Á. López Roa (coord.): La crisis del 11 de septiembre? Univ. Juan Carlos. 334 pp.,
N. Ramírez y M. Rozas: El día de la infamia. La Esfera, 2002. 316 pp.
Arundhaty Roy: El álgebra de la justicia infinita. Anagrama. 222 pp.
 
Publicado en El Cultural, 8 de mayo de 2002)

Desde la caída del Muro de Berlín y la descomposición de la Unión Soviética mucho se ha publicado sobre las características del nuevo orden internacional y los objetivos que las diplomacias occidentales debían proponerse para lograr un mundo más seguro y justo. Sin embargo, los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 no solamente produjeron una impresión imborrable sobre millones de personas, también  pusieron de manifiesto la futilidad del trabajo realizado hasta entonces.

 
Con sorprendente sintonía, políticos, analistas, creadores de opinión de muy distinta formación reconocieron la quiebra política y cultural que suponían los impactos de los aviones sobre las Torres Gemelas y el Pentágono. La sociedad internacional entraba en una nueva etapa, que la recién llegada Administración Bush dio en llamar “Guerra anti-terrorista”. A partir de ese momento todo comenzó a girar en torno a la nueva amenaza y nos fuimos acostumbrando a nuevos términos y conceptos, como Al-Qaeda,  “estrategias asimétricas”...
 
Seis meses después aparecen en nuestras librerías dos libros que recogen textos escritos en la estela del desastre. Península nos ofrece una selección de artículos publicados por firmas de referencia en distintos medios europeos. Entre ellos encontramos especialistas, políticos y destacados hombres de letras. El resultado es un conjunto variopinto. Los hay con conocimiento y sentido de la medida, que nos ayudan a entender la complejidad de la situación. Para otros el 11 de septiembre representa una oportunidad para el desahogo, que no están dispuestos a desaprovechar con fútiles ejercicios de contención, aún conscientes de su desconocimiento en la materia. Emulando a Max Estrella, algunos de los convocados “se ponen estupendos” emitiendo juicios desproporcionados, de escaso valor para comprender lo ocurrido, pero de indudable interés para enmarcar su obra literaria. Ramírez y Rozas han seleccionado a 62 autores para su antología, más amplia, diversa y contenida que la antes citada. Si todos están de acuerdo en condenar los atentados del 11 de septiembre, las diferencias crecen cuando se trata de establecer los orígenes del terrorismo islamista y la responsabilidad de la política exterior norteamericana. En cualquier caso son obras complementarias que nos proporcionan una interesante foto fija de cómo el 11-S fue percibido en un primer momento por un amplio número de personas que tienen en común su capacidad de formar opinión.
 
La novelista hindú Arundhati Roy recoge en El álgebra de la justicia infinita textos políticos referidos al 11 de septiembre junto a otros en que denuncia los  problemas sociales derivados de la ejecución de políticas económicas “desarrollistas” en su país natal. Desde posiciones ideológicas fuertemente anti-norteamericanas, condena en tono encendido -ella también se acoge al derecho de “ponerse estupenda”- los efectos de las políticas imperialistas y liberales de la gran potencia norteamericana y de los gobiernos que en mayor o menor medida les secundan. Lectura recomendada para convencidos.
 
Bien distinta es la perspectiva desde la que Ángel Luis López Roa, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Complutense de Madrid, ha coordinado La crisis del 11 de septiembre ¿Qué cambiará? Grueso volumen compuesto por diecinueve colaboraciones dedicadas al análisis sectorial o a problemas de carácter general de la economía internacional. Un amplio plantel de economistas, reforzado por algún académico de otras disciplinas, trata de establecer el impacto que la crisis política y cultural producida por los atentados del 11 de septiembre ha tenido en sectores tan distintos como la aviación civil, la industria del ocio o el mercado energético; en los mercados financieros y las políticas monetarias; o en la relación entre los grandes bloques. Objetivos sin duda ambiciosos, que se resuelven  desigualmente, como es normal cuando de tan alto número de autores se trata.
 
El mundo ha cambiado. Hay un antes y un después de aquel día que nunca olvidaremos. Pero a la hora de analizar sus causas y consecuencias las posiciones se extreman. Llama especialmente la atención observar cómo el vacío creado por el desconocimiento de la historia y actualidad del mundo islámico se cubre con intensas dosis de crítica contra Estados Unidos. En algunos casos enraizada en antiguas militancias gauchistas en otros en una creciente percepción europea de “unilateralismo” imperial. En cualquier caso el debate acaba de empezar.