El ministro Bono y la transparencia parlamentaria

por GEES, 21 de diciembre de 2004

Desde su folclórica toma de posesión ya se podía intuir que José Bono desarrollaría un peculiar estilo ministerial. Su condecoración por la valiente retirada de Irak no hizo sino confirmar los augurios. Pero en esta ocasión, presentando su Directiva de Defensa Nacional (DDN) ha colmado el vaso, rompiendo todos los procedimientos.
 
Por ejemplo, reuniendo a la cúpula militar a bordo del Príncipe de Asturias para informarles del texto de la nueva DDN, la primera del gobierno socialista; en segundo lugar, no convocando el órgano pertinente para dicha información, la Junta de Defensa Nacional, como ha sido costumbre; en tercer lugar, presentándole a su majestad el Rey un borrador que ni siquiera había sido firmado por el presidente Zapatero.
 
Ahora, mes y medio más tarde de aquellos desatinos formales, el ministro Bono remata su faena con un paseíllo parlamentario. Primero en el Congreso y este lunes en el Senado. Paradójicamente, la Directiva, finalmente firmada por ZP en el anterior Consejo de Ministros a la ronda parlamentaria de esta semana, no ha sido hecha pública todavía. Preguntado al respecto, Bono se ha limitado a decir que el PP tardó 7 meses en llevarla a discusión al Congreso. Y es verdad, pero lo que no es verdad y el Sr. Ministro calla es que la DDN del 96 y la siguiente del 2000 fueron desclasificadas y hechas públicas de manera inmediata tras su firma. No es celeridad en acudir al Parlamento lo que importa cuando no se tiene el texto. Lo relevante es poder discutir su contenido.
 
Como no acaba de repartirlo se supone que el actual ministro de Defensa tiene miedo a hacerlo. Las buenas nuevas están precisamente para ser difundidas. Y esta DDN no debe serlo.  No es de extrañar porque José Bono se enfrenta a dos retos complicados y que le deben tener confundido.
 
El primero, mostrarse como el miembro del Gobierno más lógico y tradicional. Así, es el más españolista frente a los nacionalismos; es el más proamericano frente a los izquierdistas en torno a ZP; es el más católico en un gabinete laico y secularizante (tanto que este año por Navidad lo que regala el Ministerio de Defensa es una recopilación de villancicos para celebrar la paz y la buena voluntad).
 
Es posible que esta aparente esquizofrenia con sus compañeros de Gobierno sea la causa de uno de los peores signos de un parlamentario. No contestar nunca a lo que le pregunta. Bono no ha sacado a nadie de sus dudas razonables sobre el texto de la DDN. El otro gran reto de José Bono es imprimir un carácter a su mandato ministerial que se distancie de la labor anterior en materia de Defensa. Y ahí parece que sabe manejarse peor que con sus compañeros dispares.
 
Nada de lo que prometía ZP en sus momentos iniciales de Gobierno ha quedado recogido. Ni la aprobación de las Cortes para el envío de tropas al extranjero; ni la sacralización de la ONU como única instancia legitimadora de una acción militar exterior. La modernización o la transformación, mejorar el modelo profesional y tantas otros planteamientos de la DDN encuentran sus raíces claramente en los anteriores equipos del PP. Le guste o no al ministro Bono.