El jamón, arma secreta
por Rafael L. Bardají, 20 de diciembre de 2010
(Publicado en La Gaceta, 20 de diciembre de 2010)
Un profesor de la Línea de la Concepción, ha sido denunciado ante la policía por hablar del clima que favorece la curación del jamón ibérico en su clase. El denunciante, la familia de un alumno musulmán que pretende acogerse al artículo 525 del código penal que establece multas contra quienes ofendan “los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa”.
Hay una corriente, creciente, en el mundo musulmán y entre muchos de los inmigrantes musulmanes en España y Europa que busca limitar poco a poco y recurriendo a cuantos subterfugios legales puedan, nuestra forma de vida, nuestro ordenamiento jurídico y nuestras libertades. No ponen bombas, aunque ven con buenos ojos la violencia y el terrorismo jihadista, pero no por ello su trabajo deja de ser de zapa y demolición.
Las comunidades musulmanas en España, por ejemplo, apoyaron entusiastas la ley del matrimonio entre homosexuales. No porque creyesen en los derechos de esas parejas (a las que cuelgan o encarcelan en sus países), sino porque guardaban la esperanza de que después el gobierno acabaría legalizando la poligamia (que reconoce de hecho en cuanto a implicaciones legales).
Ahora empieza la batalla contra una de las señas de identidad más arraigada, conocida y exportable de España: el jamón. Se le ha construido museos llenos de turistas; se les de entre pan a nuestros hijos para que crezcan; se come en forma de tapas mientras se critica al gobierno en la barra de los bares; está en toda mesa que se precie; se ha utilizado en el cine, desde lo erótico hasta lo criminal; y, justo ahora, es un preciado regalo por la Navidad. España cuanta con una honda cultura del cerdo, guste o no a los musulmanes.
Ante denuncias como ésta queda claro que el talante y la multiculturalidad son un fracaso frente a los radicales, que son muchos. Ante la debilidad de nuestros gobernantes, al pueblo español nos queda nuestra mejor arma contra ellos: el jamón ibérico. Si les ofende, que se vayan.