El gobierno en cuarentena

por Rafael L. Bardají, 13 de marzo de 2020

Nos lo había enseñado ya la popular serie televisiva The Walking Dead: frente a una epidemia de zombis, el gobierno ni sirve ni ayuda.  Por eso a mi no me extraña que el gobierno Sánchez-Iglesias esté gestionando la crisis del coronavirus de la peor de las maneras imaginables. En cualquier otro país, la prolongada ausencia publica de los dirigentes políticos se hubiera interpretado ya como un inequívoco signo de que algo raro pasa. Tal vez una cuarentena autoimpuesta. Pero aquí no, si se esconden no es para protegernos a los demás, sino para salvarse ellos mismos de una quema más que merecida. 

 

En el cine catastrófico de pandemias varias, de Estallido a la Guerra Mundial Z, los guionistas conocen perfectamente que los virus no respetan las fronteras, pero porque sus portadores las cruzan impunemente. Es más, no hay historia sobre infecciones que no acabe construyendo muros con los que los sanos se aíslan de los enfermos. En las más antiguas, eran siempre los militares los encargados de crear esa interposición, pero los ejércitos ya no son lo que eran y en las más recientes son un puñado de ciudadanos, autogobernados, los que erigen las barreras protectoras. 

 

Ronald Reagan decía que las ocho palabras más odiosas eran “Soy del gobierno y he venido para ayudar”. Nuestro gobierno sólo se plantea botar berreando en manifestaciones e importar extranjeros cuya probabilidad de llegar con el virus es altísima al provenir de zonas rojas de la pandemia. Parecería que unos políticos que legalizan la eutanasia apenas tienen interés en controlar una enfermedad cuyas, de momento, principales víctimas son los mayores. Aunque lo más probable es que su falta de visión se deba a su propia ignorancia más que a su maldad.

 

En Soy leyenda se plantea la futilidad de esperar a que los científicos desarrollen una ansiada vacuna y en la serie apocalíptica Resident Evil se subraya el principio básico de The Walking Dead: más vale que tengas un arma a mano y sepas usarla. Aunque el pesimismo antropológico de esta última lleva a pensar que más peligrosos que los zombis son los humanos, dispuestos a todo con tal de sobrevivir. Y esto también vale para los gobernantes que tenemos. Si queremos consolarnos me temo que deberíamos recurrir a una peliculita del siempre oscuro David Cronemberg, aquí titulada Vinieron de dentro de y en la que una plaga de babosas modificadas por el hombre, desataban la líbido y los instintos sexuales de todo el que infectaban. Entre asquerosa y fascinante.

 

Dicen que las grandes crisis saca lo mejor y lo peor de cada uno. No me extrañaría nada que el dúo Sánchez-Iglesias se aprovechara de la salud de la gente para castigar a quienes no comulgan con sus postulados. Me apuesto lo que quieran que aíslan a quienes no les han votado, empezando por Madrid. Si aún no han culpabilizado a Abascal de la epidemia es porque estaban enzarzados en sus diatribas internas y en pensar en su atuendo para el día de la mujer (antes trabajadora). Qué desgracia que el gobierno no esté en cuarentena…