El genocidio que nos aguarda

por Anne Bayefsky, 6 de febrero de 2007

(Publicado en National Review Online, 29 de enero de 2007)

En este aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz, Naciones Unidas está haciendo un show de su preocupación por el genocidio celebrando el Día Internacional de Conmemoración en Recuerdo de las Víctimas del Holocausto. Nada podría estar más lejos de la realidad. En la práctica, la ONU proporciona sustento a la amenaza genocida iraní, dirigida contra Israel ahora y contra América a continuación.
           
'Se desvanecieron de la Tierra...' es como el cantante franco-armenio Charles Aznavour describía el genocidio armenio, en el que se presume que un millón y medio de personas han muerto a manos de las autoridades turcas desde 1915. Entonces no había ONU, y desde entonces no ha habido ninguna resolución de la ONU que trate el genocidio armenio. ¿Ha terminado simplemente? Lo está para Hrant Dink, el editor del principal diario en armenio de Turquía que cuestionó el continuo silencio de Turquía sobre el genocidio y que la semana pasada era fusilado en Estambul.
 
También terminó para 200.000 hombres, mujeres y niños a los que la ONU falló en Bosnia Herzegovina desde 1992. Terminó para los 800.000 que la ONU abandonó en Ruanda en 1994. También es demasiado tarde para el medio millón muerto ya en Dafur, donde miles más perecen al mes mientras la ONU continúa rumiando.
 
'Las mujeres cayeron también, y los niños que dejaron tendidos, abandonados a la muerte, abandonados al llanto, todos condenados desde su nacimiento' - las contundentes palabras de Aznavour pretenden sacarnos de nuestro estupor. En su lugar, contemplamos la aberración de unas Naciones Unidas conducidas por una avaricia expansionista. Exigiendo más cada año a los contribuyentes americanos, que ya abonan 5.300.000.000 de dólares anuales, proporciona una palestra simultáneamente al nihilismo iraní.
 
El exdirector de la CIA James Woolsey nos recordaba recientemente en su testimonio ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara que 'el régimen iraní no se restringe al discurso repugnante', aludiendo al tema de los americanos asesinados por Irán y sus organizaciones satélites. Advertía que 'Irán ha iniciado ya una carrera armamentística nuclear sunní-chi'í en la volátil región', y que la horquilla temporal para la adquisición iraní de su instrumento predilecto de genocidio podría acelerarse en cualquier momento a través de la ayuda norcoreana.
 
Newt Gingrich también ha intentado repetidamente hacer sonar las alarmas, la vez más reciente en una conferencia en Israel la semana pasada: 'Los enemigos son explícitos en su deseo de destruirnos. Estamos perdiendo tiempo con esto... deberíamos fiarnos de la palabra de nuestros enemigos. Ahmadinajed es… explícito con respecto a sus intenciones... el pueblo americano necesita darse cuenta de que sus vidas están en peligro...'
 
¿Dónde está la ONU ahora, mientras los fanáticos del genocidio y las palabras de Aznavour - 'cayeron como la lluvia... en vano... porque nadie escuchó sus plegarias' - suenan más fantasmagóricas cada día que pasa? El jefe de la Agencia Internacional de la Energía Atómica de la ONU Mohamed ElBaradei, cuyo trabajo es evitar la proliferación nuclear, decía ante el colectivo de Davos el 25 de enero que el problema son los Estados Unidos y la posibilidad de una postura más dura contra Irán. ElBaradei decía, 'incluso mencionar la acción militar solamente puede salir por la culata... [porque] esto refuerza las manos de aquellos en Irán que dicen 'desarrollemos la bomba por nuestra cuenta para protegernos''. Éste es el teatro del absurdo de la ONU. Sin provocación, Irán amenaza con destruir nuestro estilo de vida, pero si reaccionamos prometiendo protegernos, justificamos la mentira del enemigo de que actúa en autodefensa.
 
Sorprendentemente, aunque esta escenificación podría ser la última, se nos coloca para tragarnos otro anzuelo. El Senador Coburn está librando una batalla en solitario por negar el último robo de la ONU de otro montón de dólares americanos, para financiar esta vez la expansión del cuartel general de la ONU en Nueva York. Los costes de renovación van a rondar los 2.000.000.000 de dólares - varias veces la cifra que el promotor, Donald Trump, dice que pudiera estar justificada.
 
Más preocupante sin embargo es que no solamente estamos sufragando al arquitecto de nuestra destrucción intencionada; estamos actuando como su firma de relaciones públicas. El Presidente Bush decía a la nación en su discurso del Estado de la Unión, 'Naciones Unidas ha impuesto sanciones a Irán y dejado claro que el mundo no permitirá que el régimen de Teherán adquiera armas nucleares'. En la realidad, las sanciones de la ONU son una hoja de parra patética - los votos ruso y chino han sido sobornados rebajando la resolución norteamericana original - y la ONU nunca ha dejado claro que no vaya a permitir que Teherán adquiera armamento nuclear.
 
Con mayor precisión, en lo que respecta a Irán, la ONU trata con guantes de algodón y utiliza un rasero aún más ligero. El viernes, la Asamblea General de la ONU aprobaba una resolución que 'condena... cualquier negación del Holocausto'. No menciona a Irán expresamente, y no contiene la palabra 'judío' ni 'antisemitismo' - cualquiera de las cuales ciertamente habrían hecho su aprobación mucho más difícil, por no decir imposible. La resolución fue presentada por 103 estados miembros de la ONU. Eso deja a 89 - incluyendo cada uno de los estados árabes - rechazando presentarla. También deja a la principal agencia de derechos humanos de la ONU, el Consejo de Derechos Humanos, dedicada a la continua demonización y destrucción del estado judío. Y permanece mano a mano con el Departamento de Información Pública de la ONU, que inaugura hoy una muestra llamada 'El Holocausto contra gitanos'. A pesar de ser solamente el segundo día de conmemoración de la ONU, la ONU ya ha utilizado el sufrimiento de otros - que merecería atención - como truco para negar el Holocausto como aniquilación sin paralelo de 6 millones de judíos.
 
Como documenta EYE on the UN, en el 2006, el sistema de la ONU ha condenado a Israel por violar los derechos humanos más que a ningún otro país sobre la Tierra. En el cuarto lugar de la lista de países sujetos a más condenas de derechos de la ONU en el 2006 aparece Estados Unidos. El año pasado, la ONU condenaba a Estados Unidos por violaciones de los derechos humanos con mayor frecuencia que a Irán. Este es el canto de sirena de la ONU, que nos duerme mientras nos aproxima todavía más a un arsenal nuclear iraní.
 
'En agonía y cansancio, con valor en sus caras, entraron en la noche que espera a todos los hombres'. ¿Desapareceremos también de la Tierra? Porque el genocidio es lo que nos aguarda si esperamos a la ONU.


 

 
 
Anne Bayefsky es profesora de la Facultad de Derecho de Columbia especializada en Derecho internacional y la convención de derechos humanos, y es miembro permanente del Instituto Hudson. Fue la primera mujer en doctorarse simultáneamente en dos universidades, la Universidad de Toronto y la Universidad de Oxford.