El fin de Al Qaeda: ¿Cómo podría desaparecer la red terrorista?

por Óscar Pérez Ventura, 16 de septiembre de 2013

En un nuevo aniversario del 11-S, nos seguimos obligando a meditar acerca de la organización terrorista responsable de aquel mega-atentado: Al Qaeda.

En este análisis se abordará la cuestión de una posible desaparición o final de la misma, abordando distintas variables.
 
Al Qaeda ha logrado un hito que muchos grupos terroristas de renombre no han alcanzado; perpetuarse a lo largo de más de veinticinco años, cuando Abdullah Azzam y Osama Bin Laden la fundaron allá por el verano de 1988. Y esta cifra es muy significativa, sobre todo, si tenemos en cuenta la base de datos del Memorial Institute for the Prevention of Terrorism (MIPT), que estima en ocho años la vida media de una organización terrorista.
 
El experto en yihadismo, Jean-Pierre Filiu propone tres posibles futuros para el grupo terrorista[1]: la disolución más o menos rápida, la expansión tras la muerte de sus fundadores en células fragmentadas o su resurgimiento relativamente temporal, sobre todo, si EEUU ataca u ocupa otro país árabo-musulmán (algo que puede parecer inminente en el caso de Siria).
 
En esa misma línea y en un análisis posterior, otro experto, Luis De la Corte, también aboga por tres supuestas trayectorias futuribles[2]. Una primera iría entre la marginalización y la disolución. La segunda entre la supervivencia, la dispersión y la regionalización. Y finalmente, la tercera apostaría por un redimensionamiento y una recuperación de Al Qaeda Central. De estas tres opciones, De la Corte apunta como más probable la intermedia pero, vista la variedad de factores o variables que pueden influir en sus capacidades y comportamientos futuros, resultaría sumamente arriesgado desechar cualquiera de las otras dos posibilidades.
 
Según un interesante estudio de la RAND Corporation[3], sólo un 10% de los 648 grupos terroristas existentes entre los años 1968 y 2006, se disolvieron tras la consecución de sus objetivos. Este informe señala que ningún grupo inspirado por el radicalismo religioso (como es el caso de Al Qaeda) se ha separado alcanzando sus metas. La causa principal de que los grupos terroristas acaben con sus actividades es la integración en el proceso político, dejando la violencia y usando solamente medios pacíficos, con un 43%; el carácter globalista, descentralizado y maximalista de los objetivos de Al Qaeda hacen que sea muy improbable que esto se lleve a cabo.
 
Según Audrey Kurth Cronin[4], las principales vías de extinción de las organizaciones terroristas son:
 
1.      Éxito: en el caso que nos atañe, es prácticamente una utopía que Al Qaeda alcance sus objetivos a nivel mundial y más basándose de manera exclusiva en la violencia terrorista. Resultan necesarios otros medios, como podría ser la formación de un frente político o una fuerza insurgente de mayor envergadura que pudiera hacer uso de la violencia a gran escala. Otra cuestión sería la consecución parcial de sus objetivos; como podría ser el establecimiento de la Sharia en algún país islámico como ya sucedió en Afganistán con los talibanes o más recientemente y por poco tiempo, en Malí tras la autodeterminación de la región de Azawad.
 
2.      Negociación: también utópico parecería que su líder, Ayman Al Zawahiri, se sentara en una mesa de negociaciones con, por ejemplo, Barack Obama. De los 457 grupos terroristas manejados en el estudio de Cronin, solamente el 18% optó por la negociación como vía de salida. Es habitual que las organizaciones que se muestran más proclives a negociar sean las más longevas (de entre 20-25 años de existencia) y aquellas cuya causa va ligada a un territorio. Dentro del ideario yihadista, la negociación no está en sus planes hacia el “enemigo lejano” (los países occidentales) y ni siquiera para el “enemigo cercano” (los gobiernos de países árabo-musulmanes).
 
3.      Fracaso: la mayoría de las organizaciones terroristas terminan por desintegrarse al demostrarse que sus tácticas resultan inútiles, ya sea como consecuencia de sus errores o la imposibilidad de continuar con la violencia.
 
Actualmente, Al Qaeda continúa teniendo ciertos apoyos dentro del islamismo radical e incluso dentro de algunas comunidades musulmanas, pero no ha sido capaz de movilizarlas para conseguir sus objetivos. Aunque el número exacto de simpatizantes es harto complicado de elucubrar, expertos sitúan este número en más de 100 millones de personas[5], cifra más que suficiente para evitar una marginación social de la organización. Además habría que tener en cuenta la concepción del tiempo para los yihadistas; sus objetivos son a largo plazo y tienen el convencimiento que pueden ser alcanzados, quizá no ahora pero si dentro de pocas generaciones. Aunque por otro lado, que las víctimas de sus atentados sean ciudadanos de países árabo-musulmanes, el enfrentamiento con el wahabismo de Arabia Saudí, los Hermanos Musulmanes y la confesión chií, pueden acabar reduciendo el número de sus potenciales seguidores de manera gradual.
 
Quizá si existan más probabilidades que la red Al Qaeda se acabará escindiendo en múltiples subgrupos, que persigan objetivos más regionales y menos globales. Una pérdida de su base social puede deberse a una selección de víctimas que genere rechazo social como ocurrió con el grupo terrorista Gama’a Islamiya tras el atentado de Luxor en 1997. Este rechazo se debió por la brutalidad de la masacre así como por las consecuencias graves que supuso para el sector turístico egipcio.
 
4.      Decapitación: Según un estudio sobre la utilidad de los ataques de decapitación contra organizaciones terroristas, desarrollado por Jenna Jordan[6], existe una mayor probabilidad de alcanzar resultados satisfactorios cuando se aplica contra organizaciones jerárquicas, de menos de 10 años de antigüedad, con un número reducido de militantes (menos de 100), inspiradas en ideologías no religiosas y con culto a la personalidad del líder. Ninguna de estas características parece corresponderse totalmente con Al Qaeda.
 
La eliminación del líder y fundador de Al Qaeda, Osama Bin Laden, no ha supuesto la destrucción de la organización. Incluso la muerte de su actual emir, Ayman Al Zawahiri, no supondría un descabezamiento definitivo de la organización; Al Qaeda Central es demasiado precavida como para prever ese posible escenario[7]. El nombramiento oficial del nuevo número dos de Al Qaeda Central, el actual líder de Al Qaeda en la Península Arábiga y mencionado anteriormente, Nasir Al Wahayshi alias Abu Basir, hace que el hasta ahora vacante puesto, haya sido ocupado, lo que parece demostrar que Al Zawahiri habría nombrado ya a su sucesor.
 
Tras los atentados del 11-S, han sido multitud de líderes como los de su consejo consultivo o Shura los que se han visto diezmados por operaciones militares y de inteligencia, pero siempre el núcleo de liderazgo se ha reconstituido en muy breve espacio de tiempo, no permitiendo una demostración de debilidad hacia su seguidores en ningún momento[8]. Sin embargo, este hecho no significa que el núcleo central de Al Qaeda se haya visto desprovisto de importante cuadros que afecten a su operatividad funcional, como el caso de la pérdida de Abu Yahya Al Libi, número tres y encargado de la rama militar[9].
 
Importantes también son las pérdidas de los mandos intermedios, que ejercen de centro de gravedad en la organización, conectando a los líderes superiores con el grueso de la base de la red terrorista. La eliminación de gran parte de estos mandos intermedios, dejaría a Al Qaeda prácticamente desmantelada llegando a hacer que la red se colapsara sobre sí misma[10].
 
5.      Represión a gran escala: relacionado directamente con el anterior punto, existe la posibilidad que el terrorismo sea vencido por el uso de la fuerza. En el caso que tratamos y debido a las ramificaciones que posee la red Al Qaeda, esta posibilidad necesitaría de la estrecha colaboración de países que se aliaran y emplearan sus recursos casi de manera exclusiva para la derrota de cada una de las facciones en las distintas regiones donde se encuentran. A día de hoy también parece una idea cuanto menos muy difícil de llevar a cabo.

Si hablamos de Al Qaeda Central, una acumulación de nuevos éxitos obtenidos por la CIA y unidades militares estadounidenses en la detección, eliminación y detención de líderes y militantes, siguiendo la tendencia de los últimos años, podría llevar a su desmantelamiento. Un factor que podría contribuir de forma determinante en ese sentido sería una mejora sensible de la colaboración entre autoridades y agencias de inteligencia de EEUU y Pakistán. Los perjuicios que cabe anticipar a partir de aquí son variados: pérdida de confianza entre los militantes, desorientación, reducción de miembros con experiencia operativa, etc.[11].
 
La lucha contra la el movimiento yihadista global, podrá mantenerse y dar resultados relevantes únicamente si incorpora una estrategia multidimensional que incluya iniciativas en los distintos frentes, si se mantiene en un contexto multilateral en el que no solo los países occidentales sino también los árabo-musulmanes y el resto de los miembros de la comunidad internacional colaboren, y si ese esfuerzo se mantiene de forma sostenible en el tiempo[12].

6.      Reorientación: la transición hacia fines económicos/criminales, en lugar de objetivos políticos, es la última posibilidad que se plantea, como ejemplo más característico tenemos a las FARC colombianas. Es posible que Al Qaeda en el Magreb Islámico comienza a optar por esta vía a través de su estrategia de secuestros y relación con el narcotráfico y otros tráficos ilícitos (armas, tabaco) en la región del Sahel-Magreb.
 
Como conclusión puede afirmarse que después de tantos años de existencia de Al Qaeda, todavía es imposible discernir su final y solamente se puede hacer un ejercicio de previsión, analizando posibles escenarios que tengan visos de suceder con mayor o menor probabilidad. Lo que sí parece claro, es que no hay que dar a Al Qaeda por derrotada. Su logro más importante es seguir sobreviviendo y adaptarse a cuantas circunstancias adversas se enfrenten.
 
NOTAS


[1] FILIU, J., Las 9 vidas de Al Qaeda, Barcelona, Icaria, 2009. pp. 213-223.
[2] DE LA CORTE, L., El futuro de Al Qaeda tras el X aniversario del 11-S: posibles trayectorias y variables involucradas, Documento de Opinión 62/11, Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), 2011. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO62-2011_Al_Qaeda_X_aniversario_del_11S.pdf
[3] JONES, S. & LIBICKI, M., How terrorist Group end, Santa Monica, RAND, 2008. Disponible en: http://www.rand.org/content/dam/rand/pubs/monographs/2008/RAND_MG741-1.pdf
[4] CRONIN, A. K., How terrorism ends. Understanding the decline and demise of terrorist campaigns, Princeton, Princeton University Press, 2009.
[5] DE LA CORTE, L., La lógica del terrorismo, Madrid, Alianza Editorial, 2006, p. 305.
 
[6] JORDAN, J., When heads roll: assessing the effectiveness of leadership decapitation, Security Studies, vol. 18, No. 4, 2009, pp. 719-755. Disponible en: http://cpost.uchicago.edu/pdf/Jordan.pdf
[7] Entrevista realizada por PÉREZ VENTURA, Ó., al experto en terrorismo ECHEVERRÍA, C., Al Qaeda sigue estando muy activa en numerosos escenarios, Observatorio de Inteligencia, Seguridad y Defensa, 2012. Disponible en: http://observatorio.cisde.es/?p=2428
[9] PÉREZ VENTURA, Ó., Consecuencias de la muerte de Abu Yahya Al Libi para Al Qaeda, Grupo de Estudios Estratégicos (GEES), 2012. Disponible en: http://www.gees.org/articulos/consecuencias_de_la_muerte_de_abu_yahya_al_libi_para_al_qaeda__9353
[10] NEUMANN, P., EVANS, R. & PANTUCCI, R. Locating Al Qaeda's Center of Gravity: The Role of Middle Managers, Studies in Conflict & Terrorism, Vol. 34, No. 11, 2011, pp. 825-842. Disponible en: http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/1057610X.2011.611936#.UfVOgI30FI4
[11] DE LA CORTE, L., El futuro de Al Qaeda tras el X aniversario del 11-S: posibles trayectorias y variables involucradas, Documento de Opinión 62/11, Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE), 2011. Disponible en: http://www.ieee.es/Galerias/fichero/docs_opinion/2011/DIEEEO62-2011_Al_Qaeda_X_aniversario_del_11S.pdf
[12] ECHEVERRÍA, C., Causas sociopolíticas del terrorismo islamista, Los orígenes del terror: indagando en las causas del terrorismo, Madrid, Biblioteca Nueva, 2004, p. 218.