El dilema de ETA

por GEES, 27 de diciembre de 2003

Todas las Navidades ETA trata de hacerse presente. Hace unos años fue la 'caravana de la muerte'; el año pasado, el comando desarticulado en Villalba; este año, las maletas cargadas de explosivos para la estación de Chamartín. Una vez más, el acierto y la profesionalidad de las fuerzas de seguridad han evitado la muerte de muchos inocentes. Pero este nuevo intento de ETA pone de manifiesto varias realidades.
 
En primer lugar, ETA no mata más porque no puede. Los rumores de tregua, que aumentan conforme pasa más tiempo sin un atentado, quedan una vez más desmentidos de forma contundente. Quien crea poder convencer a ETA para que deje de matar está profundamente equivocado. ETA no debe ser convencida, sino derrotada.
 
En segundo término, ETA se encuentra en un momento de máxima debilidad. El número de acciones y de victimas ha caído a mínimos históricos, mientras que por el contrario la cifra de terroristas detenidos, tanto en España como en Francia, bate su récord anual. Así, la ratio de número de atentados por detenido ha disminuido de forma drástica en los últimos años. Hay por tanto una ventana de oportunidad para la derrota definitiva de los terroristas que debe ser aprovechada.
 
En tercer lugar, el futuro se presenta aún más negro para los terroristas. Francia ha asumido el terrorismo de ETA como un problema propio, la Unión Europea está desarrollando mecanismos como los equipos conjunto de investigación o la orden de detención y entrega que tendrán gran eficacia a medio plazo. En España, la ilegalización de todo su entramado político, social y económico debilitará en gran medida su capacidad de regeneración. ETA ha desaparecido del escenario político y está perdiendo el poco apoyo social que le quedaba. Todo ello se traducirá en una debilidad estructural a largo plazo.
 
El dilema para los terroristas es cómo hacerse presentes de forma espectacular y a bajo coste. Su problema es que, en estos momentos, tiene enormes dificultades para realizar acciones selectivas importantes, pero, si ejecuta acciones más indiscriminadas, el rechazo social puede volverse insoportable. ETA tiene planteado un dilema estratégico del que es muy difícil que pueda sobrevivir.