Consciencia frente a plazos

por Stephen Schwartz, 2 de junio de 2006

¿Incitan los principales medios a un choque de civilizaciones entre el mundo judeocristiano y el islam? En ocasiones, lo parece.
 
Un ejemplo reciente implica al pequeño país de Albania, que es desconocido para la mayor parte de los extranjeros. He publicado mucho acerca de la historia de respeto interreligioso entre los albaneses, que son musulmanes en un 70% (principalmente sunníes, pero que comprenden un tercio de los chiíes indígenas de Europa). La institución que he fundado, el Centro del Pluralismo Islámico (CIP), pretende promover el interés común de todos los creyentes monoteístas. He publicado diversos artículos y comentarios defendiendo los derechos de los fieles ortodoxos griegos en Turquía, lo sagrado de las sinagogas de Gaza, y otros temas que implican a no musulmanes.
 
Algunos argumentan que los esfuerzos del CIP por oponerse a los radicales musulmanes cuando atacan a otras religiones son insignificantes, porque según tales expertos instantáneos, nadie del mundo musulmán me escucha a mí o al CIP. Mientras que este comentario no se encamina a la simple autopromoción, desde que se fundase el CIP el año pasado me he reunido repetidamente con clérigos islámicos de los Balcanes y el sureste de Asia, y, al igual que en el pasado, con disidente saudíes -- y sinceramente creo que nuestro trabajo tiene un efecto positivo.
 
Pero no nos alejemos demasiado de lo que me llevó a Albania. El número de abril del 2006 de First Things, una revista cristiana americana de considerable influencia, presentaba un artículo mío pidiendo al Vaticano hacer más para ayudar a los católicos albaneses a preservar su herencia cultural -- no ante la agresión musulmana, sino frente a los restos de la corrupción comunista en los estamentos político y legal.
 
El artículo mencionaba inmediatamente después un generoso comentario del editor de First Things, Jody Bottum, que mencionaba también, no obstante, noticias de conflicto católico-musulmán en la ciudad del norte de Albania de Shkodra, en la que los católicos eran históricamente la mayoría y ahora suponen la mitad de la población. Muchos católicos han abandonado Shkodra en favor de otras ciudades albanesas donde las oportunidades económicas son mayores. Como reducto católico y anticomunista, Shkodra continúa sufriendo, en su avance social, la discriminación impuesta por décadas de terror marxista. Mi artículo, los comentarios de Bottum y vínculos a las noticias acerca de tensiones católico-musulmanas pueden leerse aquí.
 
Teniendo en cuenta la seriedad del tema y el desafortunado hecho de que he sido acusado repetida y vehementemente de esconder la cara desagradable del islam, aproveché la oportunidad -- una invitación a Gran Bretaña para un acto copatrocinado por la Organización de la Conferencia Islámica (OIC), la entidad internacional de base saudí de 57 estados de mayoría musulmana, incluyendo la Autoridad Palestina -- y he pasado una semana en Albania investigando la situación por mí mismo. (Tengo además el placer de anunciar que mi libro Las dos caras del Islam ha aparecido en albanés, y utilicé la ocasión para una presentación y entrevistas acerca de él).
 
Como se observa en los comentarios de Bottum, el presunto conflicto de Shkodra implicaba un busto de la Madre Teresa, que es considerada héroe nacional entre los albaneses. Un reducido grupo de musulmanes de Shkodra protestaba por la construcción de un monumento oficial en su honor, puesto que podría parecer así que la ciudad pertenecía exclusivamente a los católicos. Puede observarse que el reportaje más agraviado sobre esta controversia llegaba del servicio de noticias de Reuters, que ha sido extensamente criticado por su politización. Reuters es infame por referirse a los árabes que cometen actos de violencia brutal como 'militantes' en lugar de como terroristas. Como es usual para los medios, algunos comentarios cruciales del reportaje de Reuters eran propios de bares y de la calle, lo que puede parecer apropiado cuando se trata de incendios o atascos de tráfico, pero es inapropiado para el periodismo referente a conflictos que pueden resultar en derramamiento de sangre. Una información en contraste de Associated Press citaba a Selim Muca, el principal clérigo musulmán del país, que decía 'Respetamos la contribución de figuras distinguidas de nuestra nación, como la de la Madre Teresa, que es el honor de nuestra nación'.
 
En Albania, la Madre Teresa es omnipresente; el aeropuerto de la capital, Tirana, ha sido bautizado en su honor. En Shkodra, los monumentos católicos son usuales. El estilo de hijab o cobertura 'islámica' de las mujeres visto a menudo en Kosovo -- mujeres mayores, es decir, grandes abrigos grises con pañuelo -- está ausente aquí; hay más sobre eso más adelante. Casi todo el mundo con el que me reuní me aseguró que mientras que había habido un breve encontronazo involucrando algunas denuncias musulmanas a propósito del busto de la Madre Teresa, no había ocurrido nada serio ni se esperaba que tuviera lugar. No obstante, un intelectual musulmán local me dijo que el conflicto reflejaba el deseo de los musulmanes por dejar claro que ellos, igual que los católicos, son parte del escenario local, y lo han sido durante siglos.
 
En una visita a un lugar sagrado para todo amigo de los albaneses -- la Biblioteca Franciscana de Shkodra, que fue destruida y saqueada bajo el comunismo -- entrevisté a un joven impaciente de la orden vestido con el hábito marrón. A nuestra conversación siguió una tarde con tumultos de niños y adultos, incluyendo hombres -- siendo los segundos raros en la Italia o España 'católicas'. Había escuchado previamente las campanas de la iglesia, y mientras hablábamos, escuché el adhán o llamamiento musulmán a la oración desde una gran mezquita próxima -- la experiencia balcánica por excelencia. Una iglesia ortodoxa cristiana se levanta a apenas un bloque o dos aunque los ortodoxos nunca han tenido gran presencia en la ciudad.
 
El joven franciscano me describió cómo católicos y musulmanes de Shkodra, como han hecho durante generaciones, se reúnen en las fiestas de cada fe, y cómo los sacerdotes en formación visitan las mezquitas. Y me mostró algo extraordinario: el Corán, el libro sagrado del islam, traducido e impreso en albanés por católicos de comienzos del siglo XX. Querían impulsar la alfabetización de todos los albaneses, ¡de modo que los católicos imprimieron el Corán!
 
Al día siguiente fui a Tirana, donde me reuní con un importante sufí, el jeque Alí Pazari, de la orden Halveti de espiritualidad islámica. El jeque me contó una historia igualmente destacable: en los años veinte, en la pobre, aislada y exótica Albania, su abuelo, que también era un importante místico, recibió el apodo de 'el sufí católico' porque quería que las mujeres se quitasen el hijab y fueran a la escuela. El jeque Alí repitió algo que he escuchado a muchos albaneses -- que los líderes religiosos tienen que anteponer los intereses nacionales a los temas religiosos. Y destacó que el sufismo, como el catolicismo, hunde sus raíces históricas más firmes en Shkodra.
 
¿De modo que por qué unos comentarios arbitrarios en Shkodra, una ciudad de la que la mayor parte de la gente de los países importantes nunca ha escuchado hablar, ha provocado el interés de los medios? Rumores de una batalla interreligiosa en una esquina distante del globo llegaban tras el escándalo de las viñetas danesas del profeta Mahoma, el estallido global a causa de la persecución de un converso cristiano en Afganistán, y 'grandes noticias' similares que presentan al islam bajo la peor luz posible, así como el constante 'periodismo' propagandístico acerca de Irak -- ignorando el papel saudí en la violencia allí, y presentando a terroristas sedientos de sangre como 'insurgentes'. Estas ofertas de los principales medios representan típicamente la mala información, por no decir desinformación -- el islam NO prohíbe la representación del profeta, y el islam carece de un bloque de práctica constante con respecto a los cambios y fusiones entre religiones, como observaba recientemente en Libertad Digital. He señalado repetidamente, aquí y en todas partes, que los propios iraquíes no ven a los asesinos de inocentes en Irak como 'resistencia', sino como agresión sunní de financiación Saudí.
 
¿Podría ser que el principio cínico de 'si sangra sube la audiencia' -- y el deseo de empeorar la situación global, dado que los esfuerzos hacia su mejora entrarían presumiblemente en conflicto con la presunta 'objetividad' de los medios -- han hecho a los periodistas más cómplices que ningún gobierno en la pesadilla mundial que afrontamos? Soy periodista, y no me importa creer esto. Argumentado que los periodistas son 'primero corresponsales', no puede esperarse que comprendan los matices del islam. Pero me parece cada vez más que me equivoco acerca de eso, porque también soy musulmán, y americano, y quiero evitar el choque de civilizaciones, no quedarme sentado mientras más gente lucha y muere. Nadie aceptó tal conducta neutral de los periodistas a finales de los años treinta, afrontando el desafío del fascismo; y nadie debería aceptarla en el contexto de una lucha planetaria contra el islamofascismo y su reflejo, la islamofobia.
 
Los judíos dicen: antes de que haya Torah, ha de haber pan. Es decir, antes de la oración, trabaja para vivir. Pero una persona ética no justifica las mentiras por la necesidad de ganarse el pan. Antes del plazo de entrega está, o tiene que estar, la consciencia.

 
 
STEPHEN SCHWARTZ    (Suleiman Ahmed Schwartz) es Director Ejecutivo del Centro del Pluralismo Islámico de Washington y periodista autor (entre otros libros acerca del islam y sus subdivisiones y diferencias) del bestseller “Las dos caras del islam: fundamentalismo saudí y su papel en el terrorismo (Doubleday). Tras ser editor de opinión y columnista del San Francisco Chronicle durante 2 años y secretario del sindicato de periodistas de San Francisco, sus artículos han aparecido en The New York Times, The Wall Street Journal, el New York Post, el Los Angeles Times, el Toronto Globe and Mail y muchos otros. Como periodista destacó especialmente en la cobertura de la guerra de Kosovo, y desde entonces se ha convertido en uno de los principales especialistas en la región de los Balcanes y su relación con el islam.