Cinismo interreligioso

por Rafael L. Bardají, 1 de diciembre de 2012

 (Publicado en La Gaceta, 1 de diciembre de 2012)

Esta semana se inauguraba en Viena el Centro Rey Abdulá por el diálogo intereligioso. La presentación corrió a cargo de sus fundadores, Austria, España ( en la persona del Ministro de exteriores) Arabia Saudí, que contaron, además, con la santificación del Secretario General de la ONU. Aunque en la foto salían todos, quien pone el dinero es Arabia Saudi.

 
Una historia feliz o tal vez no. Para empezar, justo una semana antes de la presentación, el Gran Mufti de Arabia Saudí, la máxima autoridad religiosa y de gran prestigio en todo el mundo musulmán, el jeque Abdul Aziz bin Abdulá, declaró que era un deber "destruir todas las iglesias que hubiera en tierra del Islam". Algo así como si el Papa declarase que es necesario acabar con todas las mezquitas en los países católicos, para entendernos. Y es que Arabia Saudí no se caracteriza precisamente por ser un país tolerante ni con otras religiones ni con interpretaciones del Islam que no sea la suya, la wahabbita, integrista y retrógrada. De hecho, las autoridades saudíes a las que nuestra diplomacia tanto sonríe, no quieren ni oír hablar de que que ese centro pudiera tener la sede en su país y no en Europa. El diálogo, de haberlo, fuera.
 
Las sospechas de que en lugar de diálogo lo que buscan los saudíes es una plataforma de propaganda se acentúan al comprobar que el primer gran estudio de este centro versará sobre "la imagen del otro", pero sólo desde la óptica de 'corregir' las percepciones erróneas que los occidentales tienen sobre el Islam en los libros de texto. O sea, educación para la ciudadanía a lo bestia y en favor de una religión totalitaria. Con nuestro beneplácito.
 
Ya sólo nos queda darle a Corea del Norte el control de la Fundación para la Defensa de la Democracia.