Chile. La Democracia Cristiana se une a los comunistas

por Pedro Fernández Barbadillo, 8 de julio de 2009

A medida que se acerca la fecha de las elecciones presidenciales en Chile, el panorama político se complica. Hace unos meses, a principios de año, la competición parecía reducirse a los candidatos de la Alianza por Chile (derecha) y la Concertación (democristianos, radicales y socialistas), más otros candidatos marginales, como el comunista, el ecologista o el humanista. En estos momentos, los candidatos ya son seis, y algunos de peso tan considerable que podrían alterar las previsiones.
 
Como ya explicamos en otro análisis sobre la política chilena[1], desde las primeras elecciones presidenciales, la derecha ha padecido del vicio de la fragmentación. En las cuatro elecciones presidenciales celebradas desde 1989, la Concertación, la coalición de centro izquierda que gobierna el país desde hace 20 años, ha presentado un solo candidato en las cuatro, la derecha sólo ha conseguido esa unidad en una, la de 1999. Después de dos décadas, empiezan a surgir las divisiones en el interior de la Concertación y el desgaste de la labor de gobierno (falta de ideas y proyectos, corrupción, endogamia…). Desde que el 15 de enero de 2006 en fue elegida la socialista Michelle Bachelet frente a Sebastián Piñera (del partido Renovación Nacional), éste fue aceptado por la Alianza por Chile (RN y UDI) como su candidato único para las próximas elecciones, las de 2009.
 
Sólo quedaba por saber quién sería el candidato de la Concertación, que fue elegido en abril pasado en unas complicadas y polémicas primarias, con muy escasa participación. El vencedor fue el ex presidente Eduardo Frei, jerarca de la Democracia Cristiana. Inmediatamente, a la Concertación le salió un rebelde en sus filas: el diputado socialista Marco Enríquez-Ominami. Éste, después de 15 años de militancia en el Partido Socialista, lo ha abandonado[2] y se postula como candidato independiente.
 
Enríquez-Ominami cuenta con el factor de su edad, 36 años, frente a los sexagenarios Piñera y Frei. Su padre fue secretario general del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y murió en 1974 en un enfrentamiento con agentes de la policía secreta pinochetista. Descendencia de un luchador izquierdista contra el régimen militar, candidatura al margen de los partidos,  renuncia a su acta de diputado, juventud… De esta manera, Enríquez-Ominami puede moverse entre los dos bloques con propuestas atrevidas para captar votos de derechas sin que la izquierda le repudie. Ya ha propuesto que el Estado chileno venda las participaciones que le quedan en las empresas públicas privatizadas, incluido el 5% de Codelco, la empresa de cobre; la subida del impuesto de sociedades al 30%; la supresión del IVA para los libros y los alimentos básicos. Y se jacta de haber introducido en el debate los llamados derechos sexuales y el aborto.
 
Mientras que Eduardo Frei ya ha empezado a atacar a la derecha como fuente de todos los males de Chile, Enríquez-Ominami se muestra más suave y trata de situar a sus rivales en el mismo bando ideológico y generacional. En una entrevista en El País[3] declaró lo siguiente:
 
Rechazo que nos vayamos a ir al infierno si gana Piñera y al cielo si gana Frei. Los dos candidatos tienen similitudes muy preocupantes. Los dos son dos democristianos, los dos tienen acciones, los dos tienen un joven de un Techo para Chile [ONG que entrega viviendas a familias pobres], los dos tienen un obispo que los defiende...
 
Las primeras encuestas sitúan a Marco Enríquez-Ominami en un sorprendente tercer puesto a seis meses de las elecciones. La elaborada por el Centro de Estudios Públicos (CEP)[4], que es la más respetada por los partidos, da en la primera vuelta un 37% para Piñera, que obtuvo 10 puntos más en la segunda vuelta hace cuatro años; un 30% para Frei, que sacó 56% en primera vuelta cuando fue elegido presidente en 1994; y un 13% para Enríquez-Ominami. Los votantes de éste, según la encuesta, en una segunda vuelta se dirigirían a Frei en un 44% y a Piñera en un 28%.
 
La irrupción ha hecho que tanto Frei como Piñera empiecen a moverse de sus posiciones iniciales para cubrir los flancos por los que penetra el nuevo rival. Piñera lo tiene más fácil, y se ha desplazado ligeramente a la izquierda. Pero Frei no puede correrse al centro, porque ahí se han asentado Enríquez-Ominami, Piñera y Adolfo Zaldivar, del que hablaremos a continuación, de modo que ha preferido girar a la izquierda y aliarse con el Partido Comunista.
 
La situación descrita concede importancia a la candidatura de Adolfo Zaldívar, democristiano presentado por el Partido Regionalista de los Independientes (PRI), fundado por militares. Zaldívar, un veterano político que fue expulsado a finales de 2007 de su partido, junto con otros miembros de su corriente, por críticas a la corrupción[5]. Su salida muestra el desgaste y la desorientación de la Democracia Cristiana, dirigida por familias desde hace décadas y sin nuevas ideas. En enero pasado, aceptó ser el abanderado del PRI y su campaña girará en el centro político, con guiños a sus correligionarios, a los votantes sin partido y a la Alianza. Él mismo reconoce que su proyecto es pactar el apoyo a un candidato en la segunda vuelta a cambio de parlamentarios y alcaldes. Sin embargo, la encuesta del CEP le da únicamente un 1% de los votos en primera vuelta, cuando hace unos meses recibía un 3%.
 
El profesor Óscar Godoy explica así la encuesta[6]:
 
Tres brochazos sobre información esencial acerca del proceso electoral: retroceso de Piñera, consolidación de Frei e irrupción de Enríquez-Ominami. Pero, como veremos enseguida, Piñera tiene un amplio margen para revertir su actual situación y activar un dinamismo que confirme el pronóstico de aquellos que “creen” que será Presidente de Chile (47%). El senador Frei es el candidato que tiene la pista más pesada, porque deberá enfrentar el fenómeno Enríquez-Ominami que recién empieza a desplegar su potencial.
 
(…) Hasta la fecha, solamente Piñera exhibe una adhesión similar a la votación dura de la Alianza. Recordemos que en las pasadas elecciones parlamentarias (2005) esta coalición recibió el 36% de la votación. Ésta es la plataforma básica y sólida de Piñera. Por su parte, Eduardo Frei está muy lejos del 47,5% que la Concertación obtuvo en la misma ocasión. E incluso bastante lejos del 40-42% que la Concertación conserva hoy día, después de experimentar fuertes pérdidas de su poder electoral, como lo demostró la última elección municipal (2008).
 
Y si Frei, proclamado único candidato de la coalición gobernante, solamente acumula el 30% en primera vuelta, quiere decir que aún no alcanza a capturar la adhesión dura de la Concertación, y que la diferencia se la lleva Enríquez-Ominami. Quedan así planteadas inquietantes incógnitas. ¿Seguirá el joven candidato socialista impidiendo a Frei incluir toda la votación de su propia coalición? O, peor aun, ¿perderá Frei adhesión a causa del previsible crecimiento de Enríquez- Ominami? No lo sabemos y quizás la encuesta CEP de septiembre responda a esas preguntas.
 
Piñera lleva en campaña casi cuatro años. Ha construido una coalición, Chile Primero, que incluye, junto con la UDI y RN, unidos en la Alianza por Chile, a personalidades de la izquierda moderada como el senador Fernando Flores (que votó a Jovino Novoa, de la UDI, para la presidencia del Senado). Y aunque cuenta con un rechazo mayor entre los chilenos que el que produce Frei, también es el más puede crecer gracias a la predilección que muestran por él los electores no adscritos a ningún bloque ideológico, y que la CEP fija en el 43%.
 
Marco Enríquez-Ominami acaba de entrar en la carrera y se ha convertido una figura cortejada por los grandes políticos y los medios de comunicación. Aunque no consiga pasar a la segunda vuelta, su posición puede asentarse y dar lugar a un partido de centro que renueve la ajada Concertación… o la acabe de deshacer.
 
Quien se encuentra en peor posición es Frei, pues no ha captado a todos los votantes de la Concertación de las elecciones municipales del año pasado y, además, se halla encajonado para crecer: Enríquez-Ominami le está mordiendo en el voto joven y socialista y Adolfo Zaldívar en el democristiano.
 
Frei se alía con los comunistas
 
En esta búsqueda de nuevos caladeros de voto, la Concertación ha efectuado una maniobra arriesgada: ha pactado con los comunistas de Juntos Podemos la presentación de listas comunes en varios distritos parlamentarios.
 
El 15 de junio, los candidatos a la presidencia de la Concertación, el citado Frei, y de Juntos Podemos, el comunista Jorge Arrate, presentaron en público un acuerdo que puede permitir que los comunistas entren en el Parlamento, y un compromiso de reforma del sistema electoral vigente, que prima a los bloques electorales y a la segunda mayoría sobre la primera[7]. Ambas coaliciones mantienen sus candidatos para la primera vuelta, pero en la segunda es de esperar que Arrate pida a sus electores que trasladen el voto a Frei. Juntos Podemos y el PC nunca han superado el 7% de los votos válidos a nivel nacional.
 
En la presentación del acuerdo, Frei mostró su cara más populachera. Afirmó que “éste es un día histórico porque iniciamos un camino para terminar con la exclusión política y la exclusión social”[8]. Una declaración cínica si se tiene en cuenta que proviene de quien ha sido presidente de la República durante seis años y del Senado otros dos más. ¿Qué ha hecho él para terminar con la exclusión política? Y añadió lo siguiente: “Aquí estamos trabajando todos los que representamos a las fuerzas progresistas de Chile”[9]. ¿Son equiparables ideológicamente los democristianos y los comunistas?, ¿vale la etiqueta progresista para todo lo que no es la malvada derecha?
 
Unos días más tarde, Frei abundó en las declaraciones contra la derecha desalmada: “El objetivo principal es que la derecha no llegue a gobernar, porque eso sería malo para Chile; los principios que ellos sustentan ya se agotaron en todo el mundo”[10]. Cabe deducir que para Frei es peor la derecha que el Partido Comunista, que nunca se ha arrepentido de su responsabilidad en el caos y el miedo que condujeron al golpe militar.
 
Sobre la inteligencia política de la familia Frei cabe recordar que el padre del ex presidente, Eduardo Frei Montalvo, llegó a la presidencia de Chile en 1964 con el eslogan Revolución en Libertad, como una tercera vía entre el capitalismo y el socialismo[11]; en 1970 contribuyó a persuadir a la DC de que respaldase la elección en el Parlamento del socialista Salvador Allende; en 1973 aplaudió el golpe de Estado como única vía para evitar una guerra civil lanzada por los marxistas[12]; y en 1980, en el referéndum sobre la Constitución elaborada por el Gobierno militar -y vigente- pidió el no.
 
El acuerdo, que haría que los votantes de la DC llevasen al Parlamento a parlamentarios comunistas, ha causado enfado y preocupación en los democristianos, que temen una huida de parte de su electorado al candidato Piñera.
 
El diputado Jorge Sabag lo enjuició así[13]:
 
Cuando se habla de un gobierno del Bicentenario junto al PC estamos transando nuestros valores más esenciales y Frei Montalva nos enseñó que lo más importante era la coherencia y acá estamos transando nuestros valores por mantenernos en el poder. (…) Con este pacto el más beneficiado es Piñera, lo más probable es que el mundo humanista cristiano se sienta más identificado con él. (…) Si queríamos ampliar la Concertación había que hacerlo con gente de RN y los ex DC del PRI con quienes tenemos mucha más cercanía, pero no con la extrema izquierda.
 
Y Adolfo Zaldívar afirmó[14]:
 
Un pacto de esta naturaleza no es electoral, sino político. Estas y otras cosas han llevado a que la Democracia Cristiana esté desdibujada y desnaturalizada. (…) Están muy equivocados, y por este tipo de cosas siguen perdiendo votos. Los votos que se han ido de la DC no se recuperan con un pacto de esta naturaleza. Dos democratacristianos más dos comunistas suman cero.
 
En conclusión, el voto, comprendido entre la DC y el PC, cuya unidad en la segunda vuelta de las presidenciales había permitido la victoria de Ricardo Lagos y de Bachellet por miedo a la llegada a La Moneda de Joaquín Lavín o Sebastián Piñera, se puede dividir entre varias candidaturas. Sin embargo, esta situación no tiene por qué beneficiar necesariamente al candidato de Alianza por Chile: tanto Enríquez-Ominami como Andrés Zaldívar pueden morder en su bolsa.
 
Como dato curioso merece la pena mencionar el análisis del profesor Rafael Luís Gumucio Rivas sobre los orígenes políticos de los candidatos presidenciales[15]:
 
Si analizamos a fondo los seis candidatos con posibilidad de inscripción, surgen de dos grandes fuentes políticas, que otrora integraron la Concertación: tres que vienen de la Democracia Cristiana. Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Adolfo Zaldívar y Sebastián Piñera -el último de familia demócrata cristiana- y tres del Partido Socialista, Jorge Arrate, Alejandro Navarro y Marco Enríquez-Ominami. Como podrá comprobar el lector, nada nuevo bajo el sol, y más bien la primera vuelta se disputa entre herejes de ambas iglesias o masonerías políticas.
 
¿Regreso al sistema proporcional?
 
De lo que sabemos hasta ahora, lo peor es el compromiso de la Concertación con los comunistas de reformar el sistema electoral mayoritario para la elección del Congreso Nacional[16]. Este sistema, denominado binominal, ha permitido una sobrerrepresentación de los partidos mayoritarios, tanto los de la Concertación, como de los Alianza por Chile. En los primeros años de la democracia, la UDI y RN dispusieron de una minoría de bloqueo para las reformas constitucionales que quería la izquierda gracias a su sobrerrepresentación. La ley electoral heredada del régimen militar desconfiaba de los partidos políticos y de la fragmentación, por lo que primaba la unión de partidos en bloques electorales mediante el mencionado sistema binominal y obligaba a disolverse al partido que no obtuviera un 5% de los votos o perdiera un determinado número de afiliados.
 
La introducción de un sistema proporcional, como el que estuvo vigente hasta el golpe de Estado de 1973, acarrearía la entrada de nuevos partidos en el Parlamento, como el comunista y favorecería la aparición de partidos regionales y personalistas. Los chilenos se están preparando para conmemorar el bicentenario[17] de la independencia de su país. Parece que muchos de ellos no han aprendido nada de las lecciones de la historia  
 
Hasta ahora, la combinación de una Presidencia elegida por mayoría absoluta en una elección mayoritaria a dos vueltas y un Parlamento designado por este sistema mayoritario de prima a las grandes coaliciones ha tenido excelentes resultados. Chile ha mantenido su estabilidad y su prosperidad, frente a las convulsiones de sus vecinos, como Perú, Bolivia y Argentina, donde en los últimos años se han sucedido los derrocamientos de presidentes.  Pese a las quejas de parte de la élite chilena sobre una presidencia que reproduce una especie de despotismo borbónico o virreinal, la mayoría política que desempeña la presidencia y ocupa la bancada más amplia en el Congreso ha tenido que pactar varias veces con la minoría debido a que ésta disponía de la capacidad de bloquear sus propuestas. Sin duda estos acuerdos, algunos de los cuales han sido tan trascendentales como la supresión de los senadores designados y vitalicios, han suavizado la vida política chilena y han contribuido al crecimiento económico.
 
La vuelta a un sistema proporcional agradaría los políticos profesionales, pues les permitiría jugar con escaños y porcentajes para arreglar mayorías y vender sus servicios muy caros. Es el método que padecemos en España, donde el Gobierno de turno paga a peso de oro los votos del Grupo Mixto del Congreso para lograr la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. En Italia ya se libraron del parlamentarismo fragmentado. Sorprende que la izquierda chilena quiera recuperarlo.

 
 
Notas
[1] http://www.gees.org/articulo/6376/55.
[2] Su carta de renuncia al PS se puede leer aquí: http://www.latercera.com/contenido/654_148378_9.shtml
[3]http://www.elpais.com/articulo/internacional/vamos/infierno/gana/Pinera/cielo/gana/Frei/elpepuint/20090614elpepuint_11/Tes
[4] http://www.cepchile.cl/
[5] http://es.wikipedia.org/wiki/Adolfo_Zald%C3%ADvar.
[6] http://www.todopolitica.cl/?fecha=2009-06-21&post=6533.
[7] http://es.wikipedia.org/wiki/Binominalismo.
[8] http://www.cooperativa.cl/frei-y-acuerdo-concertacion-juntos-podemos--estamos-camino-a-terminar-con-la-exclusion-politica-y-social/prontus_nots/2009-06-15/140019.html.
[9] http://www.ppd.cl/content/view/430/1/
[10] http://www.telecinco.es/informativos/nacional/noticia/978495/978495.
[11] http://www.elpais.com/articulo/internacional/FREI/_EDUARDO/CHILE/Frei/revolucion/libertad/Chile/elpepiint/19820126elpepiint_6/Tes/
[12] Entrevista en el diario ABC, 10-X-1973. http://www.archivochile.com/Gobiernos/gob_edo_freim/otros/Gobotrosfreim0011.pdf, http://diario.elmercurio.cl/detalle/index.asp?id={98cbaec7-67df-4571-ad26-aede3f81bd55} y http://www.josepinera.com/pag/pag_tex_hablofrei.htm
[13] http://blogs.elmercurio.com/cronica/2009/06/17/estamos-transando-nuestros-val.asp.
[14] http://www.terra.cl/actualidad/index.cfm?id_cat=1675&id_reg=1200314
[15] http://elpaskin3.lacoctelera.net/post/2009/04/26/candidatos-presidenciales-tres-dem-crata-cristianos-y-tres
[16] «El régimen electoral y de partidos políticos en Chile y sus efectos en el sistema político nacional y regional», González Aguila, Gerardo (dir). Accesible en Internet.
[17] http://www.chilebicentenario.cl/