Bolivia. Evo Morales, nuevo gobernante por tiempo indefinido

por GEES, 21 de mayo de 2013

 Después de Hugo Chávez y Daniel Ortega, un tercer mandatario americano ha conseguido reinterpretar las cláusulas de su Constitución para presentarse a la reelección y alargar su gobierno republicano hasta convertirlo en un reinado.

La Cámara de Diputados de Bolivia aprobó la semana pasada la ley que permitirá al presidente Evo Morales y al vicepresidente, el exguerrillero Álvaro García Linera, presentarse para un nuevo mandato en las elecciones de 2014.
 
La oposición considera inconstitucional una nueva candidatura, pese a que el Tribunal Constitucional respaldó el mes pasado la legalidad de una nueva postulación, que sería la tercera. La Constitución de 2009 sólo autoriza dos mandatos seguidos de cinco años cada uno, pero los socialistas bolivianos recurrieron a las mismas argucias lingüísticas y jurídicas que Alberto Fujimori y Chávez: el primer mandato de Morales y Linera, que se extendió entre 2006 y 2009, no fue un período constitucional completo, por lo que no cuenta.
 
Si Morales ganase las elecciones de diciembre de 2014, podría convertirse en el presidente que más tiempo gobernase Bolivia: de 2006 a 2020.
En estos deseos de perpetuarse se ven las diferencias entre los presidentes socialistas y los de centro-derecha. Los presidentes interinos de Honduras y Paraguay, Roberto Micheletti (2009-2010) y Federico Franco (2012-2013), sustituyeron a presidentes que amagaron con subversiones institucionales para violar la prohibición constitucional de reelección, cumplieron el tiempo que faltaba de los mandatos legales y renunciaron al poder, pese a que fueron acusados de golpistas por la izquierda y la derecha acomplejada.
 
El primer gobernante latinoamericano que implantó de nuevo la reelección indefinida fue el venezolano Chávez. En 2007, el militar anunció que permanecería en el poder hasta 2020. Sin embargo, todos sabemos que falleció este mismo año. Una cosa son los planes de los hombres y otra las realidades. Otro tanto le puede ocurrir a Morales, cuya popularidad empieza a hundirse.