Ayuda para Palestina

por Florentino Portero, 18 de diciembre de 2007

La lógica impuesta en la Conferencia de Anápolis lleva a sus protagonistas a dotar a la Autoridad Palestina de los medios necesarios para sobrevivir. Desde hace años los palestinos viven de la ayuda internacional y ahora parece más necesario que nunca el mantenerla. Abbás no manda ni en su propio partido. El Gobierno carece de apoyo parlamentario. La sociedad está rota y los radicales ganan posiciones día a día. Sólo la voluntad internacional de contar con un interlocutor moderado justifica la política seguida.
 
Cuanto más se habla de reconocer la independencia de Palestina más irreal parece. Israel necesita dar una solución al problema árabe en la orilla occidental del Jordán. Europeos y norteamericanos quieren zanjar una cuestión irritante, que escandaliza a la población y bloquea sus estrategias en Oriente Medio. El mundo árabe requiere cerrar una herida que sólo genera malestar en su población y que alimenta las alternativas islamistas. Todos están de acuerdo pero falta lo fundamental: un pueblo unido.
 
Por más operaciones cosméticas que se realicen, Abbás carece del poder para dirigir una negociación con Israel. Las inevitables concesiones que ambas partes tendrían que hacer se convertirían en su caso, con un Hamás como fuerza política hegemónica, en su propia tumba. Se pueden buscar fórmulas provisionales, pero unas fronteras definitivas plenamente aceptadas por unos y otros son hoy un objetivo imposible.
 
Si los palestinos no son más que los árabes de la orilla occidental, la solución de su problema político puede venir de la anexión a estados limítrofes: Gaza a Egipto y Cisjordania a una Jordania federal. No se trata de especulaciones teóricas, sino de tirar por la calle de en medio ante la imposibilidad de negociar con las autoridades palestinas una solución definitiva a un conflicto que se arrastra desde antes de la proclamación de independencia del Estado de Israel.