Ayuda exterior a África

por Walter Williams, 10 de julio de 2006

El Primer Ministro británico Tony Blair, junto con otros líderes del G-8, han hecho un llamamiento a doblar la ayuda exterior a las naciones africanas hacia el 2010. La idea de que la ayuda exterior es el camino de salida de la pobreza y la inestabilidad política no sólo está en bancarrota, sino que es un timo cruel y perverso también.
 
Casi todas las naciones del África sub-sahariana son más pobres hoy que cuando se independizaron a lo largo de los años 60 y 70. Desde aquel tiempo, la producción alimentaria ha caído alrededor del 20%. Desde 1975, el PIB per cápita ha caído a un ritmo de medio punto porcentual anual. El Presidente nigeriano Olusegun Obasanjo estimaba, 'Los corruptos líderes africanos han robado al menos 140.000 millones de dólares a sus pueblos a lo largo de las cuatro décadas desde la independencia'. El llamamiento a más ayuda exterior por parte de George Bush, Tony Blair y otros líderes del G-8 no producirá sino más de lo mismo.
 
Zimbawe brinda un ejemplo excelente de porqué la ayuda exterior, como medio de salir de la pobreza, es un camino infructuoso. El profesor de la Universidad Winston-Salem de Carolina del Norte Craig Richardson explora esto en profundidad en 'Aprendiendo del fracaso: derechos de la propiedad, reformas agrarias, y la arquitectura oculta del capitalismo', un documento redactado para la serie de política de desarrollo (2006) del American Enterprise Institute. No hace mucho, Zimbabwe era uno de los países africanos más prósperos. El profesor Richardson escribe, 'Pocos países han fracasado de manera tan espectacular, o tan trágicamente, como lo ha hecho Zimbabwe durante la última media década. Zimbabwe se ha transformado de una de las poco frecuentes historias de éxito de África, en uno de sus peores desastres económicos y humanitarios'. Tiene la tasa de inflación más elevada del mundo, actualmente por encima del 1000%. Para poner esto en perspectiva, en 1995, un dólar americano se cambiaba por 8 dólares de Zimbawe; un dólar americano se cambia hoy por 100.000 dólares de Zimbawe. La tasa de paro oscila en torno al 80%. Sus instituciones financieras están colapsando. El fantasma de la hambruna en masa pende sobre un país que una vez exportaba comida.
 
¿Cuál es la causa? El Presidente Robert Mugabe culpa a enemigos nacionales y extranjeros, particularmente Inglaterra y Estados Unidos, de intentar provocar su caída. Por supuesto, según Mugabe y parte de la élite académica del mundo, está esa vieja excusa válida para todo, el legado del colonialismo y las firmas multinacionales que explotan el Tercer Mundo. La sequía es utilizada para 'explicar' la caída en picado de la producción agrícola. Después está el sida.
 
Examinemos la sequía y el sida. El vecino colindante de Zimbawe es Botswana. Botswana tiene el segundo ritmo de contagio del sida más elevado del mundo, y si hay sequía en Zimbawe, es probable que haya sequía en Botswana, cuya característica geográfica más relevante es el Desierto del Kalahari, que cubre el 70% de su espacio bruto. Sin embargo, Botswana posee uno de los ritmos de crecimiento del PIB per cápita más elevados del mundo. Moody's y Standard & Poor's conceden a Botswana una calificación crediticia 'A', el menor riesgo de crédito del continente, un riesgo que rivaliza con países de Europa Central y Asia Oriental.
 
Comparado con sus restantes vecinos africanos, Botswana no progresa gracias a la ayuda exterior. Hay ley y orden, respeto a los contratos, y en el 2004, Transparency International calificaba a Botswana como el país menos corrupto de África, por delante de muchos países europeos y asiáticos. El World Forum califica a Botswana como una de las naciones más competitivas económicamente de África, y una de las mejores oportunidades de inversión del mundo en desarrollo.
 
Botswana comparte herencia con Zimbabwe, porque también fue colonia británica. Lo que no comparte con Zimbawe es lo que explica su éxito: ley y orden, corrupción mínima y, por encima de todo, respeto a los derechos de la propiedad privada. Ninguna cifra de ayuda exterior occidental puede provocar el clima político y socioeconómico necesario para el crecimiento económico. En lugar de eso, la ayuda exterior permite que dictadores virulentos permanezcan en el poder. Les permite comprar la fidelidad de colegas criminales y el equipamiento militar [necesario] para oprimir a su propio pueblo, por no mencionar ser capaces de crear cuentas 'de jubilación' en bancos suizos. Lo mejor que los occidentales pueden hacer por África es conservar su dinero y sus 'expertos' en desarrollo económico.