Argentina. Los K pierden la calle

por GEES, 28 de noviembre de 2012

 Para los peronistas, el poder reside, ante todo, en la calle. Una vez que se controla ésta se puede alcanzar la Casa Rosada o echar a quien la ocupe, como les ocurrió a los presidentes Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa.

Hasta ahora Cristina y la miríada de movimientos, asociaciones, sindicatos y similares que la rodean (el Frente para la Victoria, La Cámpora, el Vatayón Militante, las Madres de la Plaza de Mayo...) controlaban la calle y expulsaban de ella a sus adversarios. Pero ese dominio se ha roto este mes.
 
El día 8 la clase media protestó con una inmensa cacerolada que resonó en las principales ciudades para reclamar el freno a la delincuencia rampante y el final de las campañas brutales del Gobierno contra quienes se oponen a sus decisiones, sean grupos de comunicación, jueces, jubilados o empresarios. El día 20, la Confederación Central del Trabajo (CGT) y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) convocaron la primera huelga general desde diciembre de 2002, cuando el desempleo se situó en el 21%. Los dos sindicatos protestaban por la pérdida de poder adquisitivo de los trabajadores debido a una inflación superior a la reconocida por el Gobierno y exigían una subida del salario mínimo, la eliminación del impuesto sobre los ingresos de los trabajadores y un aumento de las pensiones de jubilación. Ambas protestas refutan el país maravilloso que difunden la presidenta y el oficialismo, donde se reducen las diferencias sociales y la pobreza.
 
La erosión del bloque social que reeligió a la presidenta en octubre de 2011 se comprende cuando sabemos que la CGT, dirigida por el camionero Hugo Moyano, ha pasado de acarrear votos a favor de Néstor y Cristina Kirchner a montar una huelga general, como si laViuda fuese un presidente radical.
 
Frente a la protesta social, la respuesta del Gobierno es propia de Néstor Kichner: el insulto y la conspiración. El ministro de Planificación, Julio de Vido, dijo de los manifestantes del día 8 que sólo querían dólares para irse a Miami. La presidenta afirmó que el éxito de la huelga se debió a la violencia empleada por los sindicalistas. Y sus partidarios han redoblado las declaraciones a favor de la re-reelecciónpara salvar Argentina de los "vendepatrias", término inventado por Juan Domingo Perón.
 
Mientras tanto, la fragata Libertad sigue anclada en un puerto de Ghana, la petrolera YPF propone a llegar a un acuerdo con Repsolpara recuperar el crédito en los mercados internacionales y un juez de EEUU ha ordenado a Buenos Aires que pague a los tenedores de bonos 1.300 millones de dólares antes del 15 de diciembre.
 
Los peronistas, que tienen el olfato entrenado para encontrar el poder y no soltarlo, empiezan a pensar que Cristina se tambalea.