Antimisiles: contra el mal, la hormiga atómica

por Enrique Navarro, 19 de octubre de 2011

 
El gobierno en funciones, es decir aquel que sólo funciona, valga la paradoja, ha anunciado a bombo y platillo el inicio de discusiones con el gobierno norteamericano para que el Congreso de este país pueda discutir internamente si la base del escudo contra misiles nucleares del Mediterráneo tendrá su base en Rota. Un despliegue que si los lobbies italiano y griego en el Congreso americano no lo impiden, tendrá lugar en el año 2015. Aquí el nuevo gobierno tiene mucho que hacer en Washington en los próximos años para que la medida sea ratificada.

Para entender las razones de esta medida, que el gobierno ha enfocado desde el punto de vista laboral; seguramente serán los 200 puestos de trabajo más caros de Andalucía; hay que retrotraerse a la Guerra de las Galaxias del Presidente Reagan, verdadero impulsor junto a Bush de las medidas que la OTAN adoptó en su cumbre de Lisboa de hace un año, reconociendo la necesidad de crear un escudo antimisiles que proteja a Europa y Norteamérica.

España desde 2004 ha venido oponiéndose al despliegue de una sistema de defensa contra misiles balísticos nucleares en Centro Europa por considerar que constituía una amenaza frente a la necesaria colaboración entre la Alianza Atlántica y Rusia. Semejante posición también la adoptó el Partido Socialista contra el despliegue de los misiles Pershing 2 en Europa a comienzos de los ochenta. Ahora, sin embargo se muestra entusiasta involucrando directamente a España como pilar fundamental de la defensa nuclear, de tal manera que lo que no se apoyó para República Checa y Polonia por considerarse una iniciativa belicista frente a Rusia, es recibido ahora como un importante paso de nuestra política exterior, y sin duda que lo es.

El consejo de la Alianza Atlántica de Lisboa hace casi un año adoptó el Nuevo Concepto Estratégico, que dedica un apartado muy especial a la defensa contra la amenaza nuclear, adoptando tres medidas en este marco:

Aseguraremos que la OTAN tiene todas las capacidades necesarias para prevenir y defendernos contra cualquier amenaza nuclear a la seguridad de nuestras poblaciones. En consecuencia:

La Otan mantendrá un apropiado conjunto de fuerzas nucleares y convencionales.
 
La Otan asegurará la más amplia colaboración posible de todos los miembros en la defensa colectiva planificando el papel nuclear de cada uno soportando las fuerzas nucleares y con los acuerdos necesarios en materia de mando y control.
 
La Otan desarrollará la capacidad para defender nuestras poblaciones y territorios contra un ataque con misiles balísticos como un elemento clave de nuestra defensa colectiva indivisible.”

Por primera vez en nuestra historia, el gobierno español adopta un papel esencial en la defensa contra las armas atómicas, convirtiéndose en un pilar esencial de esta política dentro de la Alianza Atlántica y por ende en la defensa de Estados Unidos, principal impulsor de este escudo avanzado para prevenir ataques directos a su territorio.

El proyecto de defensa contra misiles balísticos ha sido objetado por Rusia, único país que fuera de la Alianza dispone de misiles balísticos en Europa y por tanto destinatario directo del escudo, e Irán ultimando su plan de desarrollo de bombas atómicas y misiles de largo alcance; y además por Turquía que en su deriva hacia Oriente no desea una Europa fuerte en materia de defensa con un papel protagonista en Oriente Medio y el Cáucaso, que hoy considera su área natural de expansión.

El plan, tal como fue aprobado en Lisboa prevé la instalación del escudo antimisiles por fases. Este año terminará la integración de los misiles Standard SM3 antibalísticos en sus cruceros y destructores, todavía se están ultimando los desarrollos, ya que el ultimo ensayo con un misil Standard SM3-1b resultó fallido, aunque en su conjunto el programa desarrollado por el Pentágono ha presentado resultados mas que satisfactorios.

En la segunda fase, que estaría operativa a partir de 2015, se instalarán en Rumania misiles SM-3s (una mejora del SM-3) con base en tierra y se ampliarán los instalados en los medios navales desplegándose unidades navales en el Mediterráneo Oriental Durante la fases posteriores se desarrollaran interceptores mas avanzados basados en aviones o satélites que puedan intervenir en la fase de lanzamiento de los misiles y se complementarán los nuevos radares en Israel y en Europa del Este.

La razón fundamental para situar el mando de esta flota en Rota a mi juicio estriba en que está fuera del alcance de los 3.500 kilómetros de los Shahab 5 iraníes que estarían teóricamente operativos en unos 4 años, que alcanzarían casi todo el territorio europeo incluyendo Reino Unido. La base de Rota en la entrada del Mediterráneo y fuera del alcance nuclear iraní, era la opción natural y lógica; Además ya hay una fuerte presencia norteamericana en la base, donde operan nuestras fragatas con radares similares y con los mismos helicópteros.

En términos operativos, los cuatro cruceros Ticonderoga equipados con los misiles de ataque Tomahawk y los Standard de defensa contra misiles, supondrán una tripulación de 1.200 personas más un apoyo en tierra que será de unas 100 personas. El acuerdo entre ambos países deberá determinar si las tripulaciones tendrán residencia permanente en Rota, lo que parecería lógico para ahorrar costes. Sin embargo, los acuerdos de mantenimiento de los sistemas Aegis firmados entre la Armada norteamericana y las empresas, especialmente Lockheed y Raytheon, impiden que los trabajos sobre los equipos se puedan hacer fuera de Estados Unidos por razones de seguridad, así como los mantenimientos mayores, por lo que los trabajos que se desarrollarán en Rota serán de mantenimiento menor y de aprovisionamiento. Nadie que no sea norteamericano se va a meter en las entrañas de un Ticonderoga.

Para España, adoptar esta capacidad en su territorio abre un nuevo doble reto; por una parte ya no estará al margen de las decisiones y riesgos de la política de seguridad occidental; y obviamente se volverán las presiones rusas y de otros países contra España, como ocurrió en el pasado contra Polonia y Republica Checa por la instalación de las mismas capacidades en sus territorios; España no puede mirar a otro lado cuando le acusen desde posiciones interesadas de tener un papel esencial en la política de disuasión nuclear de la Alianza, porque exactamente este es el elemento clave de la nueva decisión. Por otra, obligará a reforzar nuestras capacidades de inteligencia y seguridad al albergar una de las instalaciones claves de la defensa nuclear de Occidente, convirtiéndose Rota en un objetivo estratégico de primera magnitud, que debiera conducir a un incremento de los medios militares en la zona de Rota, así como de seguridad y por lo tanto inversiones adicionales.

España pasará a ser la hormiga atómica; es decir un país sin presupuesto de Defensa, con unas capacidades militares muy disminuidas, la hormiga de la defensa Occidental que ahora reclama su papel en la Defensa Occidental; y esto necesariamente sólo es posible y factible con un incremento sustancial de la inversión en Defensa, ya que nuestra posición geoestratégica ha cambiado sustancialmente con esta decisión y quedaríamos muy indefensos ante un catálogo de amenazas que ahora se expande.

En cuanto al manido pero muy menor tema del empleo en este tema, el gobierno debería recordar que estos cien puestos de trabajo director no compensan los 500 perdidos en la misma Cumbre de Lisboa por el cierre de Retamares en Madrid; por lo que en estos casos es mejor no traer a colación temas que son muy menores en comparación con lo realmente significativo, que es situar de nuevo al territorio español como alojamiento de capacidades de disuasión nuclear, posición que habíamos perdidos tras el cierre de la base americana de Torrejón y la salida de los F-16 y de los submarinos nucleares de Rota en 1984. O sea que del famoso lema socialista de OTAN no bases fuera hemos pasado al OTAN si y bases por favor, bienvenido el cambio