And NATO not ESDP Will be the Real Winner

por Ignacio Cosidó, 7 de diciembre de 2009

 

(Publicado en Diario Palentino, 5 de diciembre de 2009)
 
La izquierda española continua empeñada en su cruzada laicista. Su objetivo ahora es la eliminación de cualquier signo cristiano de las escuelas. Como en los regimenes totalitarios, el fin último parece ser la eliminación de toda manifestación religiosa del espacio público. La fe sólo podría practicarse en un ámbito privado, dentro de los templos, pero en ningún caso puede consentirse que los simbolos religiosos trasciendan al exterior. Imagino que el siguiente paso será convertir a las catedrales en museos y devolver a los cristianos a las catacumbas.
 
Esta cruzada laicista es por encima de todo una amenaza para nuestra libertad, para la libertad religiosa y de conciencia que consagra nuestra Cosntitución. No es solo un atentado contra la libertad de los cristianos, es una agresión a la libertad de todos los ciudadanos. Tengan por seguro que me opondría con la misma convicción a una Ley que decretara obligatorio cualquier símbolo religioso que a una Ley como la que ahora se impulsa para prohibirlos. Es una muestra más de una deriva autoritaria de este Gobierno empeñado en prohibirnos cada vez más cosas, desde los simbolos religiosos hasta el intercambio de archivos por Internet. Dejemos libertad a las comunidades escolares para decidir.
 
Por otro lado, esta censura contra los crucifijos responde a un profundo sentimiento antireligioso y especialmente anticristiano de la izquierda más radical de nuestro país a la que parece inclinarse el socialismo gobernante. Hay un intento de borrar las profundas raices cristianas de nuestra Nación como parte de un pasado del que debamos arrepentirnos. Es más, desde el Gobierno hay una especial senibilidad para proteger otras religiones, el último ejemplo es esa proposición para rehabilitar a los moriscos expulsados hace cuatro siglos, mientras se mantiene una posición en muchos casos de abierta hostilidad con la jerarquía católica. El Gobierno desconoce así que los españoles se siguen definiendo de forma muy mayoritaria como católicos y que nuestra Constitución exige a los poderes públicos una especial protección a esta religión mayoritaria.
 
La Transición democrática española había solucionado felizmente la cuestión religiosa. No cabe mayor irresponsabilidad política que provocar ahora un conflicto en una cuestión que estaba superada por la propia sociedad. Bastantes problemas tiene hoy España como para crearle uno tan grave como innecesario.