¿Algo a cambio de nada?

por Thomas Sowell, 8 de marzo de 2006

Suponga Ud. Que alguien le deja una herencia de un millón de dólares, con la condición de que cada centavo se tenga que gastar en entradas para que Ud. vaya a ver la lucha libre. Si da la coincidencia que Ud. es fan de la lucha libre, se sentirá en la gloria.
 
Pero ¿qué pasaría si no lo fuese? ¿Cuánto valdría ese millón de dólares para Ud.? Seguramente que mucho menos que un millón de dólares.
 
¿Qué pasaría si hubiese una cláusula en el testamento que dijera que Ud. podría renunciar al millón de dólares y que a cambio recibiría la suma de 100.000 dólares en dinero contante y sonante para que lo gastase a placer? Muchos seríamos los que cogeríamos los cien mil sin condiciones, incluso aunque sólo sea 10 centavos por dólar comparado con el millón por mirar lucha libre.
 
En otras palabras, el dinero con condiciones vale menos que el dinero sin condiciones, a veces muchísimo menos.
 
Muchos de los que recibimos dinero de la Seguridad Social o de otros programas gubernamentales estamos aprendiendo por las malas la diferencia entre dinero con condiciones y dinero sin condiciones. Por ejemplo, los que reciben Seguridad Social tienen que ser parte de Medicare, quieran o no. La cobertura “universal” significa cobertura obligatoria, es lo mismo pero con ese toque de distorsión política que lo torna más bonito.
 
Aquellos que se quejan de lo difícil que es entender la nueva cobertura de Medicare parecen no darse cuenta que ningún programa gubernamental que se apruebe como ley por más de 500 miembros del Congreso va a ser sencillo. Todos en el Congreso tienen sus caprichos favoritos o la pequeña pretensión de ser famosos; muchos de esos caprichitos y pretensiones tienen que entrar en la ley para poder conseguir los votos necesarios para aprobar la ley. Las complicaciones y las restricciones son las condiciones endosadas a Medicare.
 
Las personas que creen que les dan algo a cambio de nada sólo por tener al gobierno dándoles lo que de otra forma tendrían que comprar en el mercado privado, no sólo se están engañando a sí mismos al ignorar la cantidad de impuestos que el gobierno tiene que cobrarles para dar la apariencia de recibir algo a cambio de nada. También están ignorando las condiciones impuestas sobre su propio dinero cuando éste regresa a sus manos bajo la forma de subvenciones gubernamentales.
 
Todo esto sin contar siquiera con el hecho que los programas gubernamentales son generalmente menos efectivos que servicios similares prestados por empresas privadas. Compare Ud. el servicio que le dan en Tráfico con el servicio que le da su compañía de seguros. Nadie irá a Tráfico por un servicio que esté disponible a través su seguro.
 
Y sin embargo, la ilusión de recibir algo a cambio de nada ha mantenido al estado del bienestar avanzando y... expandiéndose. Si hay algo a la venta en el mercado por 10 dólares y Ud. no pagaría más de 5 dólares por el artículo, siempre saldrá algún político a ofrecer que se lo dará gratis, como un “derecho básico” recientemente descubierto, o por lo menos a un precio “razonable” o “asequible”.
 
Supongamos que ese precio “razonable” o “asequible” es 3 dólares. ¿Cómo cree que el gobierno pueda producir algo por 3 dólares cuando la industria privada no puede producirlo por menos de 10 dólares? ¿Será por una mayor eficiencia gubernamental? ¡Sí, cómo no!
 
El hecho de que Ud. sólo esté pagando 3 dólares al pasar por caja no significa nada. Si al gobierno le cuesta 12 dólares producir y distribuir lo que Ud. está consiguiendo por 3 dólares, el gobierno simplemente tendrá que conseguir los otros 9 dólares a través de impuestos para cubrir la diferencia. De una u otra forma, Ud. acabará pagando 12 dólares por lo que Ud. no quería pagar 10, ni siquiera 6 dólares. Pero, en la medida que Ud. siga pensando que está recibiendo algo a cambio de nada, el truco de los trileros políticos habrá funcionado y el estado del bienestar seguirá expandiéndose.
 
La generación de los baby boom, que ya empieza a cumplir los 60 años, probablemente no recibirá todo el dinero que contribuyeron a la Seguridad Social, con o sin condiciones. La ilusión de que la Seguridad Social puede pagar pensiones de forma más barata que una renta vitalicia privada o cualquier plan de pensiones es el magnífico triunfo político del “algo a cambio de nada”.
 
La generación de los baby boom va a pagar el precio a lo grande.

 
 
Thomas Sowell  es escritor prolífico de una variedad de temas desde economía clásica a derechos civiles, autor de una docena de libros y cientos de artículos, la mayor parte de sus escritos son considerados pioneros entre los académicos.  Ganador del prestigioso premio Francis Boyer presentado por el American Enterprise Institute, actualmente es especialista decano del Instituto Hoover y de la Fundación Rose and Milton Friedman
 
 
©2005 Creators Syndicate, Inc.
©2005 Traducido por Miryam Lindberg
 
 
GEES agradece al Dr. Thomas Sowell el permiso para publicar este artículo.