Al Qaeda aún vive

por Óscar Elía Mañú, 4 de mayo de 2011

 

(Publicado en La Gaceta, 3 de mayo de 2011)
 
Las guerras –y a Occidente se le ha declarado una– están sujetas a sentimientos extremos . Ni en 2001 estaba todo acabado, y Occidente explotaría de la mano de terroristas suicidas, ni la muerte de Bin Laden soluciona nada. La euforia no debe hacer olvidar que seguimos tan amenazados como antes, quizá más. Al Qaeda y Bin Laden son sólo una expresión de un tipo de guerra, a su vez –según la celebérrima fórmula de Clausewitz–, continuación de una ideología totalitaria, la islamista. 
 
Hasta septiembre de 2001, Al Qaeda era una hábil organización que utilizaba los resortes tecnológicos de la globalización y el efecto sorpresa para sus atentados contra países no preparados, ni moral ni materialmente. Era un grupo pequeño pero muy bien preparado, financiado y dirigido por Bin Laden, quien seguía, utilizaba y expandía el totalitarismo islamista.
 
A partir de los atentados de Nueva York y Washington, la guerra contra el terrorismo de Bush golpeó duramente a Bin Laden y a los suyos. Bush, con su doctrina de librar la guerra en todos los frentes y en todos los lugares, rompió el espinazo de la bestia. Desde entonces, con Bin Laden desaparecido y muchos de sus lugartenientes muertos, de Irak a Yemen, Al Qaeda ha retrocedido.
 
Pero la salvaje ideología –la del “vosotros amáis la vida, nosotros la muerte”– permanecía. La Al Qaeda de siempre pasó a ser Al Qaeda Central y, bajo su impulso nacieron grupos y franquicias por todo el mundo, desde el Cáucaso a Indonesia, pasando por la Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) que, presumiblemente, asesinó a los turistas en Marrakech. Con el paso del tiempo, estos grupos han ido adquiriendo creciente independencia, y actúan con práctica independencia de su matriz. En los últimos años, era todo un símbolo, pero sólo un símbolo.
 
Pero más allá del símbolo, Al Qaeda ha cambiado lo suficientemente desde 2001 como para asegurarse la supervivencia. Hoy puede seguir matando como lo hace desde entonces; y lo quiere seguir haciendo. Al Qaeda vive.