Afganistán. La guerra no es virtual

por Florentino Portero, 27 de agosto de 2010

 

Cuando un país renuncia al sentido común cualquier disparate es posible. Los españoles nos sorprendemos de que en una guerra haya muertos, de la misma manera que nos indigna que los inversores internacionales degraden nuestra posición porque gastamos más de lo que ingresamos. De la mano de ese peculiar flautista de Hamelin que es nuestro presidente de Gobierno, hemos entrado con decisión en los terrenos de la realidad virtual, donde lo único que parece contar es nuestra santa voluntad. Y así, si nosotros decidimos que nuestra misión en Afganistán es ayudar a la reconstrucción, los miles de guerrilleros que por aquellas tierras pululan deben aceptarlo y punto. 
 
Pues no, parece que las dulces melodías que salen de la flauta de nuestro presidente no tienen efectos más allá de nuestras fronteras. Las milicias talibán tienen claro que allí no pintamos nada y que, además, tenemos media bofetada y a la mínima echamos a correr. No andan muy desencaminados y a la vista está el excelente trabajo "diplomático" por el que nuestro Gobierno se ha puesto todo tipo de medallas al cumplir las condiciones que le impuso la franquicia de Al Qaeda en el Magreb Islámico, y al tiempo repartir parné a diestro y siniestro entre cuantos mediadores se pusieran a tiro ¡Eso sí que es oficio! 
 
Con toda la razón del mundo nuestro presidente se quita de en medio ¿Cómo explicar qué hacemos en Afganistán si ni él lo sabe? Si hubiéramos querido ser útiles en la reconstrucción del país nos habríamos apresurado a garantizar la seguridad de los territorios que nos habían asignado, buscando y eliminando los núcleos de fuerza talibán. Pero ese no era el caso. Se trataba de demostrar a la Alianza que a pesar de la "espantá" de Irak éramos un socio fiable, un Estado con el que se debía contar. Cuando se expone la vida de españoles de uniforme hay que tener muy claro que se está defendiendo el interés nacional, nuestra seguridad. Si el Gobierno de la "Alianza de las Civilizaciones" no entiende, o no quiere entender, lo que está en juego en Afganistán, en qué medida depende de su resolución la estabilidad de Pakistán, el efecto que tendrá un resultado u otro en el conjunto del islam... lo mejor que puede hacer es retirar las tropas. Si de verdad comprende todo lo que está en juego debería renunciar a la humillante "Alianza de las Civilizaciones" y asumir plenamente el compromiso de derrotar al islamismo radical, en el caso de que ya no sea demasiado tarde. 
 
Nuestros oficiales se sintieron sorprendidos por la reacción de la población afgana tras lo ocurrido. No tienen por qué. Muchos de sus alumnos se incorporarán en breve a las fuerzas talibán, por la sencilla razón de que nosotros estamos de paso mientras que los talibán tienen voluntad de victoria y están ganando la guerra. Si con el dinero que el contribuyente aporta se financia a Al Qaeda en Malí, ¿por qué no vamos a emplear otra respetable cantidad en formar los cuadros de la policía o del ejército talibán? Ésta es la España de Zapatero donde todo disparate tiene cabida.