Adivina quién está secuestrando rehenes otra vez

por Mark Steyn, 7 de agosto de 2007

(Publicado en The New York Sun, 23 de julio de 2007)

No, los tipos de allá por los años 70 no, los que están cautivos ahora mismo.
 
¿Qué? ¿No ha oído hablar de ellos?
 
Qué raro, ¿verdad? Pero están allí. Por ejemplo, dos meses ya Haleh Esfandiari lleva detenida en la prisión de Evin, en Teherán. Esfandiari es ciudadana norteamericana y había viajado a Irán a visitar a su madre enferma. Es la directora del programa de estudios de Oriente Medio del Woodrow Wilson Center for International Scholars, lo cual es la clase de adorno que impresionaría a sus invitados en una cena oficial en Washington.
Desafortunadamente, los mulás dicen que es una tapadera obvia para una espía de Bush.
Entre los demás agentes sionistas--neocon encarcelados en prisiones iraníes se encuentran un periodista norteamericano, un sociólogo norteamericano de un grupo de extrema izquierda financiado por Soros, y un activista pacifista norteamericano procedente de Irvine, Alí Shakeri, cuya captura se dio a conocer poco después de que Estados Unidos e Irán celebrasen sus primeras conversaciones directas desde la crisis de los rehenes original.
 
Dos meses en una cárcel iraní no es ninguna diversión. Hace cuatro años, una foto-periodista de Montreal, Zahra Kazemi, era detenida por la policía de Teherán, conducida a la prisión de Evin, e interrogada hasta morir. A su captura, el gobierno canadiense había hecho lo que aparentemente está haciendo el Departamento de Estado - mantener las cosas discretamente, a bajo nivel, cartas cerca del pecho, palabra discreta en los oídos adecuados. Para cuando el hijo de Zahra Kazemi daba a conocer la historia frustrado por la inefable ecuanimidad de su gobierno, era demasiado tarde para su madre.
 
No obstante, al tener noticias de su fallecimiento, el entonces Ministro de Exteriores canadiense Bill Graham expresaba 'su tristeza' y 'pesar', que aparentemente son palabras bastante duras. Pero es que, en palabras de Reuters, este triste y deplorable incidente había 'estropeado las hasta entonces armoniosas relaciones entre Irán y Canadá'. En sus pronunciamientos públicos , Graham tendió a dar la impresión de que él principalmente lamentaba y estaba triste porque una de sus compatriotas hubiera tenido el lamentable gusto de ser torturada y asesinada en las primeras planas de los periódicos.
 
Con una cara aparentemente seria, Graham recitaba a los reporteros el discurso oficial iraní de que su fallecimiento en la cárcel era simplemente 'un accidente'. Al año siguiente , Shahram Azam, la médico que había examinado el cadáver de Kazemi, huía de Irán y decía que le habían roto los dedos, la nariz, aplastado un dedo del pie, fracturado del cráneo, contusiones abdominales masivas, y lesiones internas consistentes con diversas formas de violación. Todo un accidente.
 
Cuanto más tiempo estén secuestrados los presos norteamericanos en Evin, más probable es que se encuentren con un “accidente” similar. Sería agradable pensar que la prensa ha ignorado a estos rehenes a causa de la preocupación por poder empeorar su situación. (Hasta la fecha, solamente el National Review, Bill Bennett en su programa de radio y diversos valientes gurús de Internet han metido algún ruido). O tal vez los medios se imaginan que mostrar a presos norteamericanos en televisión solamente devolverá los niveles de popularidad de Bush a niveles altos desde la tumba pasando por la precaria sanidad de cuidados intensivos. O tal vez simplemente no les importan los rehenes norteamericanos, no en comparación con las verdaderas noticias como las fiestas de pijamas del Senado para bloquear el desbloqueo de una moción para votar a favor de votar contra una moción no vinculante sobre la mejor manera de rendirse en Irak.
 
Pero apuesto a que a los mulás no les importa en absoluto si alguien saca a Haleh Esfandiari en las portadas a cada momento. Solamente han pasado unos cuantos meses desde que secuestraran a un puñado de marinos de la Marina Real y Marines de Su Majestad en aguas internacionales (un acto ilegal) y los mostrasen por toda la televisión iraní (en violación de la Convención de Ginebra) y vistiesen a la marino femenina con atuendo islámico (otra violación).
 
Y Naciones Unidas y la Unión Europea y todos los demás árbitros transnacionales del orden global enviaron un mensaje firme: 'Vaya, realmente necesitáis calmar las cosas, desescalar, desactivar la confrontación'. Pero, por algún motivo, enviaron el mensaje firme al gobierno británico, no a los iraníes. Y, con la humillación de los marineros por todos los medios, el público británico se inclinó a estar de acuerdo. Casi al unísono, se levantaron y dijeron a Tony Blair: 'Todo esto es por tu culpa por meternos en Irak'.
 
¿Pero enfado con Irán? No hubo ninguno.
 
Las ayatolás calculan que así es como salen las cosas con un mundo occidental complaciente y pesado que solamente quiere ser dejado en paz y desea que estos fanáticos dejen de llamar su atención. Oficialmente, Irán está 'negociando' con la Unión Europea por su programa nuclear. Si esto fuera una negociación real, en lugar de una pseudo-negociación transnacional, los iraníes se preocuparían por impedir que cualquier factor de complicación entrase en juego. En lugar, todas las semanas enarbolan alegremente nuevas provocaciones en la jeta de sus panolis de la Unión Europea: en los últimos días, han lapidado a varios colegas por adulterio y homosexualidad, dos actividades en las que los europeos son generalmente muy parciales.
 
¿Pero por qué dejar que unas cuantas lapidaciones descarrilen tus negociaciones? Y, si los americanos están tan ansiosos por tener un sitio en la mesa de negociaciones, ¿por qué no recordarles las reglas del juego? La semana pasada, los iraníes mostraban a sus rehenes norteamericanos por todas las televisiones mientras ellos confesaban estar involucrados en espionaje, señalando por el camino al Woodrow Wilson Center y a George Soros como elementos clave de la conspiración para derrocar a los ayatolás . Van buenos.
 
La semana previa, Irán capturaba a 14 espías cerca de la frontera iraquí, que afirmaba eran agentes de la Inteligencia británica y norteamericana equipados con dispositivos de vigilancia. Los 'espías' en cuestión eran ardillas -- pequeños animales peludos muy protectores de sus frutos secos (muy parecido al Partido Demócrata con respecto a Soros). Estoy dispuesto a creer que un equipo de roedores inteligentes se introdujo en instalaciones claves de Irán e inutilizó a los Guardias Revolucionarios, pero no que los gobiernos norteamericano y británico tuvieran algo que ver con ello. Si tienen algún entrenamiento, en absoluto de la CIA o el MI6, deben ser ardillas sicarias de los días de la Guerra Fría que han sido abandonadas y se han vuelto salvajes.
 
En América, la opinión pública no está de humor para la guerra con Irán. En Washington, el Congreso está centrado en encontrar la manera más ventajosa políticamente de perder en Irak. En Europa, ya han aceptado psicológicamente el paraguas nuclear iraní. En el mundo occidental, donde las conversaciones no son el medio para el fin sino un fin en sí mismo, nos es difícil aceptar que Irán diga una cosa y haga otra a pesar de las pruebas durante 30 años. Una vez que sea nuclear, ¿cree usted que habrá menos fatwas contra escritores, menos lapidaciones de homosexuales, menos secuestros en aguas internacionales, conversiones forzadas de rehenes norteamericanos o financiación sin límite de grupos terroristas de todo el mundo ? Estos últimos rehenes forman parte de un patrón de comportamiento de décadas de antigüedad. Cuanto más tiempo pase sin ser detenido, peor se volverá.


 

 
 
Mark Steyn es periodista canadiense, columnista y crítico literario natural de Toronto. Trabajó para la BBC presentando un programa desde Nueva York y haciendo diversos documentales. Comienza a escribir en 1992, cuando The Spectator le contrata como crítico de cine, Más tarde pasa a ser columnista de The Independent. Actualmente publica en The Daily Telegraph, The Chicago Sun-Times, The New York Sun, The Washington Times y el Orange County Register, además de The Western Standard, The Jerusalem Post o The Australian, entre otros.
 
© Mark Steyn 2007